Con dos goles de Braian Romero, Vélez se consolidó como firme líder de la Liga Profesional con una justa victoria 2-0 sobre Estudiantes, en un duelo en el que mostró las diferentes facetas que lo llevaron a la cima: jugó muy bien cuando pudo, tuvo individualidades en alto nivel, aguantó con firmeza cuando lo atacaron y, con el oportunismo de su goleador, liquidó el partido en cuanto tuvo la oportunidad. Así justificó un triunfo que le dio seis puntos de ventaja sobre sus tres escoltas, Huracán, Talleres y Unión.
De entrada quedaron claras las ambiciones de Vélez, que salió dispuesto a llevarse por delante a un Estudiantes que pareció esperar que el juego transcurriera. Y esa diferencia de actitud quedó plasmada rápido en el marcador, luego de que Braian Romero presionara a Mansilla y le robara la pelota en la puerta del área chica.
Ni siquiera el gol modificó la intensiones, que siguieron mostrando a un Vélez ambicioso frente a un Estudiantes pasivo y sorprendido. Así se sucedieron las chances para los locales, pero el palo derecho evitó dos veces el gol, primero ante un taco de Pizzini y luego ante un tiro libre de Aquino.
Superado en todos los sectores del campo, lo mejor para Estudiantes era que la diferencia era de apenas un gol. E Incluso pudo hacer un mejor negocio en el final del primer tiempo, cuando dos veces pudo empatar: primero ante un cabezazo de Carrillo que atrapó Marchiori y luego ante una definición lujosa de Piatti que Valentín Gómez sacó sobre la línea.
Ese buen final de Estudiantes se prolongó en la segunda mitad, con mayor actitud de los mediocampistas y una defensa que se paró más adelante. Así, asumió más riesgos en el fondo, pero equiparó la lucha en el medio y preocupó más a la zaga velezana. Entonces el duelo se tornó más interesante, porque mantuvo la intensidad, pero se hizo de ida y vuelta, con ocasiones frente ambos arcos.
Con el correr de los minutos, Vélez se fue retrasando y dejó que la pelota la manejara Estudiantes, a la espera de aprovechar espacios de contragolpe. Y si bien pasó algunos sobresaltos y se sostuvo en la firmeza de Marchiori, cuando tuvo la chance no la desaprovechó: Lollo entregó mal y Pizzini robó para asistir a Romero, que definió con tranquilidad para sellar el 2-0 y desatar la fiesta en Liniers, que se ilusiona cada vez más con una vuelta olímpica que parece acercarse partido a partido.