El despido de Víctor Hugo Morales de C5N por su mirada “irreconciliable con la nueva línea del canal”, como le explicó el empleado que le informó la decisión empresarial, generó infinitas muestras de solidaridad de dirigentes políticos y gremiales, artistas y trabajadores de prensa, seguidos de mensajes de preocupación por el silenciamiento de voces críticas al oficialismo. En Cambiemos la norma fue el silencio, con la excepción del titular del Sistema Federal de Medios Públicos, Hernán Lombardi: “esta buenísimo que todo el mundo se pueda expresar. No es una buena noticia que Víctor Hugo no esté más en el aire”, escribió.
“Se consolida el apagón informativo en Argentina. Mi solidaridad con VHM y sus televidentes, que tendrán una voz menos para escuchar”, advirtió la ex presidenta Cristina Kirchner, una de las primeras en pronunciarse. El bloque de diputados kirchneristas que encabeza Héctor Recalde calificó el despido de “arbitrario”, recordó que desde que asumió Mauricio Macri se perdieron más de 2000 puestos de trabajo en el gremio de prensa y alertó que “la pluralidad de voces, la libertad de expresión y el derecho a la información están en grave peligro”.
“Preocupación por el futuro de lxs trabajadorxs de prensa. La política de medios de este gobierno tiende a acallar y estigmatizar las voces críticas”, resumió Jorge Taiana. “Otra voz apagada en tiempos donde la libertad de expresión se debilita cada día”, señaló Agustín Rossi. Lo despidieron “por pensar diferente al Gobierno, por contar lo que los medios hegemónicos no te cuentan”, afirmó Jorge Capitanich. El radical Leopoldo Moreau recordó que “no es la primera vez que nos toca luchar contra la censura y en favor de las libertades públicas” y destacó que “la víctima no es sólo Víctor Hugo, también lo es la democracia”.
Desde los partidos de izquierda, el diputado Nicolás del Caño (FIT) expresó su solidaridad y denunció el “silenciamiento de voces y una cobertura mediática cada vez mayor para este gobierno de CEOs que viene por todo”. La legisladora Myriam Bregman alertó sobre “un sistema que no resiste críticas”. Néstor Pitrola, dirigente del FIT, lo calificó como “un golpe más a cualquier palabra opositora”.
Desde el gremialismo, Hugo Yasky, de la CTA de los Trabajadores, advirtió sobre la estrategia de “silenciar al periodismo como herramienta para ocultar los estragos de este gobierno”. Sergio Palazzo, secretario general de La Bancaria, calificó a Morales como “una de las voces más calificadas y honestas de la pantalla” y a su despido como “una vergüenza: quieren acallar a los que con razón critican”. Beto Pianelli, secretario del sindicato de Metrodelegados, resaltó que “podrán sacarnos de los medios” pero “nunca nos sacarán de las calles, no podrán callarnos”.
Entre los artistas, Pablo Echarri consideró que “con el despido de VHM seguimos yendo en un camino recto hacia el apagón informativo” y pidió “que Dios nos ayude”. “Víctor Hugo querido. Mi cariño de siempre, mi solidaridad. No han hecho más que reconocer que tenías razón”, lo saludó el actor Darío Grandinetti.
“Basta de despidos. Basta de censura. Sin trabajo no hay libertad de expresión”, señaló el Sindicato de Trabajadores de Prensa (Sipreba). “Lamentable decisión. Una voz legendaria y sobre todo un compañero siempre solidario. Se sigue restringiendo el debate democrático argentino”, consideró Alejandro Bercovich, columnista en C5N. “VHM bancó desde el primer día la lucha de Tiempo Argentino y visibilizó cada conflicto de prensa, cada despido de esta purga que varios ‘colegas’ impulsan y celebran. Abrazo solidario y grieta eterna con los que festejan despidos”, escribió Adrián Murano, de la cooperativa Tiempo Argentino. “La eliminación de voces críticas afecta a todos, no sólo a los que coinciden con esas voces críticas”, recordó Gabriel Sued, de La Nación. “En medio del Mundial del 2006, Víctor Hugo dejó de escribir sus columnas en solidaridad con nuestros reclamos en Perfil”, recordaron sus trabajadores. “Estuvo firme con los trabajadores de Radio América cuando más apoyo necesitábamos. Siempre agradecidos”, apuntó Matías Colombatti.
“El Estado debe propiciar un mapa de medios democrático y equilibrado. Eso implica que contenga pluralidad de voces, pluralidad de medios, pluralidad de actores. El gobierno de turno debe tolerar las opiniones más críticas”, señaló Reynaldo Sietecase. “No me corran con la libertad de mercado. La libertad de expresión no debe regirse por el mercado. Eso es poner al lobo a cuidar las gallinas. En todo el mundo occidental hay regulación estatal para evitar la concentración y el monólogo”, concluyó.