Cuando Sergio Maldonado responde cómo está, dice que cansado de tener que salir cada día ante los medios por las incesantes operaciones, que incluso le impiden retomar su vida laboral. “Estamos como si fuera el 2 de agosto, retrocedimos porque no pasa nada en la causa, no avanza. Nos rechazan los expertos internacionales y a los locales tampoco los quieren, entonces no quieren saber la verdad de lo que pasó”, dice sobre la actuación de la justicia federal de Esquel, con una mezcla de bronca y hartazgo, apenas llegado a su casa en Bariloche. En diálogo con PáginaI12, ratifica que la expectativa puesta en la audiencia del próximo viernes 24, cuando los peritos de las partes se junten con el Cuerpo Médico Forense para comenzar a elaborar el informe final de la autopsia del cuerpo de Santiago, no debe ser entendida como la clausura del caso sino como el inicio de una nueva etapa en la investigación, la cual, según dice, tampoco dará comienzo sin la intervención de especialistas ajenos a las fuerzas de seguridad del Estado. Y repasa los detalles del operativo en el que fue encontrado el cuerpo sin vida de su hermano, el 17 de octubre a las 12.25. “Es mucha casualidad que el buzo que va filmando con la GoPro en el gomón que lo encuentra estaba de espaldas, le hacen señas, le avisan y no se da vuelta. ¿Cómo no se dio vuelta a mirar si además tenía la cámara en la cabeza? Es una locura, ahí te das cuenta que no querían filmar nada de ese momento. No podemos andar mostrando los videos, y siempre se filtra todo, pero justo esto no se filtra”, cuestiona el mayor de los hermanos Maldonado.
–¿El camarógrafo de la Policía Federal recién llegó a las 16?
–Hay tres filmaciones: la policial, la de los buzos y la que hizo el secretario del juez, así como registros fotográficos pero ninguno da cuenta de ese momento, cuando tampoco estaba la familia, la abogada ni nadie de la comunidad mapuche. Todo esto se lo planteamos al juez pero no te dan bola.
–El juez federal Gustavo Lleral no accedió a varios de sus pedidos ¿Es así?
–Presentamos un escrito con el nombre de todos los testigos, que los citen porque parece que no quieren averiguar qué es lo que pasó. Necesitamos ir al lugar para que se verifiquen varias cuestiones, ellos dicen ‘vamos a ver’ y no hacen nada, así que haremos todo por escrito. Ahora apareció un chileno que salió en los medios allá y dice que estuvo el 1 de agosto con Santiago. Ya figuraba su DNI en la causa, es Nicasio Luna, a quien (el ex juez del caso Guido) Otranto le devolvió sus cosas y se fue, como si nada. Queremos que lo vuelvan a llamar, y a Otranto también para que explique por qué dijo en una entrevista que Santiago se había ahogado. Volvimos a pedir que nos digan dónde están las cosas que se llevaron de su casa el día del allanamiento, ni siquiera sabemos qué se llevaron. La mochila que tenía el día que desapareció tampoco apareció. La recusación contra la fiscal federal Silvina Ávila presentada por la APDH es otro de los rechazos del juez.
–Anteayer volvieron a pedir respeto y prudencia porque trascendieron detalles de los informes periciales y del acta del 20 de octubre, firmada cuando culminó la identificación del cuerpo. ¿A qué lo atribuye?
–Fue violada la confidencialidad del acuerdo que los peritos firmaron ante el juez por parte de la abogada de Gendarmería, porque la información que publicaron está en un sobre en el tribunal y ella estuvo esta semana sacando fotos. Nosotros no accedimos al informe, el 24 se sabrán los resultados, lo que digan ahora no lo puedo contrarrestar. Es complejo decir que no tiene signos de arrastre, eso lo evaluarán con todos los elementos a la vista, que todavía no están. El problema es que Gendarmería haya tenido acceso a la causa a través de la defensora del gendarme Emmanuel Echazu, supuestamente imputado.
–Sin entrar en el detalle de la autopsia, ¿a simple vista la ropa estaba intacta?
–Sí, las zapatillas, las huellas digitales, la plata en el bolsillo estaba en buen estado, el documento estaba suelto y no en una bolsa.
–¿El día del hallazgo usted iba en el mismo bote que Matías Santana pero se bajó poco antes de que se diera vuelta?
–Sí, por eso ni él ni yo vimos el momento cuando lo encuentran, yo vi el cuerpo después pero desde la costa.
–¿Luego de encontrado el cuerpo ustedes plantearon al juez sus sospechas?
–A mí lo único que me importaba era mirar el cuerpo. Cuando dijeron vamos a sacarlo dije que no, que nadie tocara nada, la abogada fue a llamar al perito, yo salí a 20 kilómetros para llamar a mi vieja.
–¿Hubo alguna otra medida judicial luego del hallazgo?
–Al día siguiente fuimos a pedirlas pero nos dijo que no. Le pedimos que dejara entrar a los expertos de universidades de La Plata y Esquel, que tienen una ecosonda. pero también lo rechazó. Dijo que lo hará cuando sea “oportuno”. ¿Cuándo será oportuno? Era oportuno al día siguiente, el 18 de octubre.
–¿Cómo estaba el cuerpo?
–Apoyado sobre una ramita de un centímetro, como si fuera un gajo, si el agua subía o bajaba el cuerpo se hubiera movido. Estuvo quieto porque ahí el agua estaba estancada.
–¿No tenía una rama entre el cuerpo y el cinturón?
–Eso dicen los buzos pero está en manos de los peritos, no lo sé. Se sabrá el 24, por eso todo lo que salió publicado es fruta, no sabemos.
–¿Qué era la cinta negra que tenía?
–Nuestro perito nos dijo que es un cinturón como el que se usa para karate.
–Si el cuerpo no estuvo allí ¿cómo fue puesto?
–Estoy seguro que el cuerpo no estaba ahí, ahora cómo lo metieron no sé. Si estuvo todo el tiempo ahí voy a decir qué buena es la tinta de los documentos, la de los billetes, qué bien que está conservado el cuerpo durante tantos días, lo dice el propio protocolo de Minnesota, la buena conservación de la ropa. En esa zona hay bichos carroñeros, no tiene ni siquiera una mordedura de algo. Todo eso me hace pensar que los 78 días no estuvo ahí. La vegetación que hay es sauce, no es un alga. Cuando me muestren las pruebas de que no lo movieron, veremos. Para eso se están haciendo los peritajes. No estuve al lado del cuerpo para decir lo trajeron a las tres de la mañana, fue un buzo con anteojos negros, no puedo inventar.
–Entonces ¿en qué se basa para decir que fue plantado?
–En que no lo vieron en los siete rastrillajes anteriores, nosotros no vimos nada, nuestra abogada estuvo tres días antes ahí mismo y no había nada. Los mapuches van a buscar agua ahí al lado y nunca vieron nada. ¿Estuvo escondido o sumergido ahí cuando al principio había 30 centímetros de agua? Después fue subiendo el agua, así que es al revés, tendría que haber aparecido si el agua hubiera bajado. Ese es el análisis que hago, no tengo las pruebas sobre cómo fueron y lo pusieron ahí. Lo que puedo decir es que yo ahí no lo vi. Si todo el peritaje da que sí estuvo ahí, ¿por qué el juez no fue a hacer las medidas en el lugar que le pedimos al día siguiente? Sos el juez, cómo vas a tener miedo de ir a un lugar. No me quiero poner en contra del juez, pero me parece que no es así, encontraste el cuerpo y ya está. Hay más cosas qué hacer. No se hizo nada posterior. Estamos diciendo que vayan veedores, no quieren a los de la ONU, tampoco quieren a los expertos locales. Entonces no querés saber la verdad de lo que pasó.
–Desde la estancia Leleque hay acceso directo al río. ¿Ve alguna relación?
–No lo sé, quienes ingresaron al territorio fueron los de Gendarmería. Ahora si los gendarmes tienen vínculo con Benetton no puedo saberlo. No tengo pruebas.
–Sin embargo, Lleral pensaba allanar la estancia y finalmente no lo hizo.
–Porque aparece el cuerpo antes, el primer día iban a hacer el perímetro del territorio mapuche, y al día siguiente iban a ir 60 kilómetros río abajo. Y bueno, como lo encontraron al otro día no hicieron nada.
–¿No es hora de que hablen los gendarmes?
–Totalmente. Los tendrían que haber llamado a todos, en un avión a Buenos Aires y que declaren todos, los que estuvieron y los que no. El día 2 o el mismo día 1. Y el día 4 (el comandante Fabián) Méndez tendría que haber quedado preso.
–¿Por qué cree que el médico policial Werther Aguiar hizo circular las fotos del cuerpo? ¿Eso no daría alguna pista?
–Ya no sé qué pensar. No sé si lo hizo por miserable, morboso, dinero, alcahuetería o qué categoría ponerle. Sí podés decir que él y Ricardo Bustos, el periodista, son empleados de Benetton en una minera, que no tiene movimiento.
–¿Qué fue lo que más lo conmovió de las imágenes encontradas en el celular de Santiago?
–Aún no lo pude ver, me contaron que filmó artistas callejeros, música y alegría. También había de una reunión de pescadores en Chile. Como era él, solidario y lleno de vida.