"Los espacios culturales están desapareciendo por culpa de las políticas de ajuste que lleva adelante el presidente Javier Milei, así como ocurre con los comercios de todos los rubros, que son víctimas de la desaparición de los ingresos. La Libertad Avanza practica la política de la crueldad, de la cual sólo nos salvará la organización colectiva y la construcción comunitaria."
Quien habla con BuenosAires/12 es Melina Pérez, la coordinadora general de Colibrí Arte y Cultura, un espacio cultural, social, político, inclusivo y autogestivo, que se desarrolla como una asociación civil sin fines de lucro, y que ya sufre las consecuencias de las medidas económicas del Gobierno nacional.
Cualquiera que camina por diagonal 77 entre 5 y 6, en La Plata, puede impresionarse fácilmente al primer golpe de vista. A la altura 444, la imagen de un colibrí gigante invade con sus colores a toda la cuadra, y rodeado de flores y arcoíris, el mural está acompañado por una declaración de principios: una bandera argentina y la palabra "lealtad" sobre el balcón. El centro cultural está asediado por los aumentos, pero viene de una pérdida muy grande. Una de sus impulsoras, Ana Herrán de Castagneto, murió meses atrás.
Además de ser Subsecretaría de Políticas Poblacionales de la provincia de Buenos Aires hasta el último día, Ana Herrán fue la que empujó la creación del espacio cultural, cuando Melina Pérez y sus compañeros de Kolina quedaron "con la cabeza revolucionada" después de escuchar en 2016 al entonces vicepresidente de Bolivia, Álvaro García Linera, "que decía a la juventud que había que 'meter un poco más de Gramsci', porque si bien los pueblos y los gobiernos populares latinoamericanos se habían dedicado a elevar el piso de derecho en términos de calidad de vida material, faltó darle un empuje dentro de la batalla cultural desde las bases, cosa que acá había pasado con Néstor y Cristina", según cuenta Pérez a este diario.
Pérez asegura que de Ana Herrán se destacaba "la coherencia", cosa que "en política no abunda y explica la falta de representación". El centro cultural es inmenso, tiene un salón principal que cuenta con un escenario, un patio al aire libre, terraza, biblioteca, sala de reuniones y más salones. Por dentro es colorido, y está lleno de fotos de todos los presidentes que "gobernaron para sus pueblos".
Las paredes están colmadas de imágenes de cantantes que forjaron la cultura nacional, pero en el aire hay algo que no cierra, y Melina acusa a la actualidad. La coordinadora general de Colibrí Arte y Cultura se refiere a ello cuando, emocionada, asegura que "por Ana y por la militancia que nos hizo conocer, debemos honrarla, hablar con los vecinos, y estar donde más se necesita, porque el pueblo la está pasando muy mal".
El caldo de cultivo que generó la creación de Colibrí fue la victoria de Cambiemos en 2015, que en el caso de La Plata abarcó Municipio, Nación y Provincia. Sin embargo, resulta risueño el paso de Mauricio Macri por el Poder si se lo compara con la actualidad libertaria. Dice Pérez: "Acá reina la preocupación, porque entendemos que además de lo que fueron los cuatro años del macrismo, donde hubo una gran cantidad de pérdida de derechos, el Gobierno de Milei tras nueve meses de gestión avanzó de manera muy estrepitosa en función de barrer las conquistas del pueblo y la clase trabajadora".
La coordinadora de Colibrí, sólo citando los acontecimientos más recientes, menciona el veto a la ley de movilidad jubilatoria, la cancelación del boleto integrado, y el aumento de las tarifas. "Ya no estamos pudiendo sostener los espacios, estamos en comunicación con compañeros y compañeras de otros espacios y la situación es realmente alarmante, porque están cerrando o haciendo colectas para contar con el apoyo de la comunidad, que es lo que nos rescata y nos sostiene", describe Pérez, que subraya que "estamos asistiendo a la política de la crueldad".
Ella asegura que las medidas que sufre la clase trabajadora vienen de la mano del Estado, "pero están orquestadas por los mismos grupos del poder real de siempre, que se benefician a costa de un 30 por ciento de la pérdida de la capacidad adquisitiva de los ingresos de los jubilados", según destaca. El proyecto asociativo Colibrí es un espacio que se sostiene por los aportes de sus asociados, que pagan una cuota mensual, además de aportar en cada una de las actividades culturales, donde se suman las colectas y las donaciones. Dentro de la complejidad del panorama, Melina advierte: "Para el Gobierno nacional vale más tener un pueblo sin memoria, sin educación y sin conciencia del sentir nacional y de todo lo que costaron los derechos que tenemos hoy. Vienen a destruir esta matriz nacional, cultural y comunitaria, solamente para poder hacer pasar su política de ajuste y de represión".
El centro cultural agrupa no sólo a compañeros y compañeras de Colibrí, sino también a otros proyectos comunitarios que funcionan allí adentro. La casa, multifuncional, cuenta con una cotidianeidad muy asidua, ya que todas las semanas tiene actividades de uno u otro tipo en su interior. Puede ser una reunión, pero también talleres y muestras de distintos colectivos que integran espacio cultural, como Madres Cultivadoras Argentinas, que utilizan el espacio para difundir su proyecto de salud comunitaria mediante la planta de cannabis.
También acoge al dispositivo clínico artístico del hospital provincial Alejandro Korn, llamado el "El cisne del arte", que forma parte del proceso de externación de usuarios y usuarias del servicio de salud mental. Semanas atrás, el hospital y el centro cultural firmaron el convenio que los une. "Nos pone muy felices que el Estado de la provincia de Buenos Aires reconozca la labor y el rol de los espacios comunitarios", dice Melina, que cuenta que semana tras semana, Colibrí programa fechas con arte escénico, música en vivo, muestras, teatro y cine. Allí también se realizan talleres de capoeira, artes audiovisuales, stretching, miniaturas y estatuillas, entrenamiento corporal, guitarra, danzas bolivianas, y más, pero Melina advierte que "son lo que más está costando por el tema de los ingresos, porque las personas que comienzan a tomar un taller, luego no pueden sostenerlo por lo cara que es la vida y lo difícil que es el contexto actual".
Un espacio, como trinchera
Según las partes del colectivo que lo componen, Colibrí es, entre muchas cosas, un espacio de encuentro. En tiempos donde imperan la virtualidad y el individualismo, el centro cultural platense busca recuperar esa esencia, y por eso incluso salen a recorres los barrios de diferentes localidades de la provincia de Buenos Aires. Pérez cuenta que, entre compañeros, discuten a diario porque algunos sostienen que "hay nuevas formas de hacer política", pero ella indica: "Yo lo discuto, porque para mí hay que volver a lo de antes. Visitar a un amigo, tomarse un tiempo de volver a hablar con los vecinos que tienen sus comercios acá en la cuadra, y entre todos empezar a recoger los pedazos, barajar y dar de vuelta".
Ella nació en La Plata y vivió parte de su vida en Florencio Varela. Cuenta que trabajó desde muy chica y que gracias a la universidad pública es licenciada en Sociología. Trabaja como empleada administrativa, pero Colibrí es su "trinchera".
"Milei apunta contra los espacios culturales porque la base de la construcción y el desarrollo de los pueblos es la memoria y la cultura. Nosotros entendemos que en nuestro país una hay gran diversidad de culturas, pero quieren homogeneizarnos y llevarnos a una idea que nada tiene que ver con las creencias de nuestros territorios", reflexiona Pérez en BuenosAires/12.
La socióloga asegura que "hay una emergencia habitacional increíble", que también golpea a los espacios culturales. Ella dice que muchas veces "cuesta levantar la cabeza y ver cómo organizarse", pero saca fuerzas de adentro cuando asegura que "hay que unirse con una idea en común, trabajar, hacerle frente y denunciar cada uno de los intentos que hace el Gobierno nacional por quitarnos derechos".
Pérez, que reitera que "los golpes vienen de todos lados", explica la función que, a su entender, debe cumplir el centro cultural que ella coordina junto a todos los compañeros que lo integran. Y lo hace con una leyenda: "Mientras el bosque se prendía fuego todos los animales huían, pero el colibrí iba a contramano. El león se lo cruzó y le advirtió que se quemaría, pero el colibrí le contestó que estaba yendo a apagar el fuego. '¿Con tu piquito chiquito?', preguntó el león. 'Sí, porque yo voy a hacer mi parte', contestó el colibrí".