En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, aseguró que mientras el país se incendia de manera literal, el Gobierno de Javier Milei avanza con un canje de deuda perjudicial para el Estado, con la privatización de empresas estratégicas del sector público y monta un show delirante en Nueva York.

El editorial de Víctor Hugo Morales

El país se incendia desde el Mediterráneo, y no es una metáfora. Caputo se autorregula como si fuera Luis XIV y decide un canje totalmente inconveniente para Argentina. Pero que además no pasa por el Congreso. Milei habla en la ONU, y el ridículo parece ir de la mano con él. Todo esto sucede en la misma semana.

En la misma semana quieren acabar con Aerolíneas Argentinas, destruyen las universidades, se preparan para la golpiza de los miércoles a los jubilados, no entregan los alimentos, y la emergencia sanitaria ya ronda por algunos lugares del país, como Tres Arroyos.

¿Cómo se anima Caputo a hacer lo que ya le costó un proceso a Sturzenegger? Justamente porque vio que a Sturzenegger no le pasó nada al final, todo lo contrario. Volvió a ser funcionario.

Volvió, como volvió el propio Caputo, denunciado por Milei como un ladrón fugador y ahora dueño del país, mientras Milei toca campanas que llaman a la misa del dios capitalismo.

Lo hace como cuando golpeaba la piñata en televisión, mostrando cómo iba a destruir el Banco Central, que por supuesto es una de las tantas pavadas que dijo, cosa que no pudo hacer, ya que, como el cepo, sigue.

Pero lo justifica la mafia de Clarín hoy, dice que para el 2025 ya vamos a ver mientras La Nación se lamenta que no sea hoy mismo.

Sin embargo, no nos basta con reírnos en la cara de estos farsantes de opereta, personajes cómicos de los circos de antaño. Algo habría que hacer, ¿no? Y ahí está la trampa.

El juego democrático exige que solo podamos denunciar y esperar, aunque el fuego avance, aunque Caputo robe otra vez al país, aunque Milei se cuelgue de la campana como un monaguillo en la torre y luego vaya a hablar ante la ONU, una organización que resume la perversión del mundo.