No es verdad comprobada que haya sido Frank Zappa quien dijo por vez primera la famosa frase “escribir sobre música es como bailar arquitectura”. Pudo ser Miles Davis. O pudo ser Charles Mingus. O pudo ser, también, Laurie Anderson. Pudo ser quien sea, según la fuente a la que se acuda. Pero lo que sí es cierto es que fue Zappa quien mejor llevó a la práctica el oxímoron. Viene al caso el caso, porque acaba de ver la luz una edición especial Apostrophe, a 50 años de su publicación, y en ella, pese a que se trata del disco más “comercial” del músico estadounidense, se cumple otra vez la máxima.

No solo la reedición -remasterizada por Bernie Grundman- de los nueve temas que pueblan originalmente el disco, sino también todo lo extra que constituye el flamante material -5 CDs con descartes y versiones inéditas, más dos conciertos de 1974, y un vinilo pintón, color oro- no escapan a la ilógica lógica musical de Zappa. Cómo bailar la arquitectura de Apostrophe sería entonces la pregunta. Primero –en general- entrando y permaneciendo un rato en la cosmovisión musical de un tipo que hizo una regla de los mundos paralelos. Después -en particular-, ingresando a lo específico de un disco que justamente si de algo carece es de especificidades. Algo de jazz, voces raras, enmarañados arreglos, cambios permanentes de velocidad, algo de funk, doo-wop o rock progresivo, sátira, experimentación… todo mezclado en un mundo inasible.

Así y todo, algo se puede desentrañar. La data madre de Apostrophe, para nada menor, por cierto, es que se trata de un disco “comercial”, siempre medido con los parámetros Zappa, con todo lo que ello implica. Los números del '74 hablan por sí mismos. No solo trepó al top 10 sino le dio el primer disco de oro en Estados Unidos, y contiene temas de los más emblemáticos, casos “Don’t Eat the Yellow Snow” o “Cosmik Debris”, que cualquier freak de sus seguidores detecta al toque y suele ofrecer como puerta de ingreso flexible al mundo Zappa.

El primero, por breve, y porque encierra en sí mismo las estrategias que solía utilizar el guitarrista cuando intentaba seducir a un público más amplio que el suyo: el humor (que reengancha en el entrecortado “St Alfonzo's Pancake Breakfast”), la utilización lúdica del funk y esas voces exóticas predichas para cantar algo así cómo “Soñé que era esquimal / El viento helado comenzó a soplar / Debajo de mis botas y alrededor de mis dedos”. El segundo, en tanto, porque posee uno de los estribillos más reconocibles en el muy prolífico trayecto de Zappa.

Con ambos temas alcanza para corroborar el perfil amigable de Apostrophe para con oídos menos "acostumbrados" que los de los fans a los designios del cantante y guitarrista. Pero hay más. Posar la atención, hoy, en “Nanook Rubs It” implica también morder el anzuelo, porque es donde la guitarra zappiana gobierna el clima en que se desarrolla la aventura del cazador de pieles (Nanook) con comodidad. Al igual que su perfil áspero –de esos que alteran psiquis cómodas- en la extraordinaria y electriquísima “Excentrifugal Forz”. Las bluseras –siempre bajo la particular mirada del autor, claro- “Uncle Remus” y “Stink-Foot”, más el tremendo tema epónimo, que porta el bajo del ex Cream Jack Bruce y uno de los solos de guitarra más inolvidables del freak Frank, engloban la maestría de este disco sobre el que bien vale volver.

Con un elenco poblado, entre otros, por Ian Underwood en saxo, Tom Fowler al bajo, Tony Duran en guitarra, George Duke en teclados y Jean-Luc Ponty en violín, la edición especial contiene además un show del que participan Fowler y Duke realizado en el Auditorio Cívico de Colorado Springs el 21 de marzo de 1974, un día antes de que el disco viera la luz. Por su parte, el concierto que suena en los CDs 2 y 3 de la colección, es parte de la gira “Mothers' Spring '74”, que se transformaría en el disco Roxy & Elsewhere. Contiene, por tanto, temas como “Pygmy Twylyte” y “Cheepins”, además de piezas sueltas de discos emblemáticos, casos Hot Rats (1969) y Overnite Sensation, predecesor inmediato de Apostrophe. Los restantes CDs de la edición aniversario contienen piezas en vivo ejecutadas por Zappa y The Mothers el 18 de marzo del '74 en el Inca Roads, de Utah, y especialmente en el Hara Arena de Ohio, el 20 de noviembre del '74, con Apostrophe ya entre las nubes.

Material apto, entonces, para constatar cómo pasaron al vivo canciones que brillaron en el estudio. Entre ellas, “Don’t Eat The Yellow Snow”, “Nanook Rubs It” y “St. Alfonso’s Pancake Breakfast”, que se sumaron al florido repertorio que Zappa hizo explotar durante un año agitado en cuanto a giras por Europa y Estados Unidos.