El conjunto liderado por Gabriel Milito dominó las acciones desde el comienzo del espectáculo. Cuando el cronómetro de Wilmar Alexander Roldán Pérez recién marcaba el octavo minuto de la etapa inicial, el local tuvo la ocasión más clara para emparejar la llave. Fue a través de un penal que ejecutó Hulk; pero el delantero cruzó su remate y le entregó la pelota a las manos de Fábio.

El experimentado delantero no estuvo fino y la paridad se explicaba por su falta de precisión. Los ataques de Gustavo Scarpa y Paulinho eran otras razones por las que se preocupaba el combinado a cargo de Luiz Menezes. 

Para Milito, en cambio, la bronca pasaba por no concretar las ocasiones generadas y su mayor dolor de cabeza se produjo cuando Bernard pidió el cambio antes del descanso a causa de una lesión. 

El ex central del Barcelona envió a la cancha a Deyverson para que le solucionara los inconvenientes en la ofensiva. Y el goleador que pasó por el Getafe, Alavés y Levante de España convirtió con un cabezazo cuando se reanudó el choque en el inicio del complemento.

No conforme con la mínima ventaja, el elenco de Belo Horizonte continuó lastimando a su rival para intentar evitar los penales. La mayoría del pleito se disputó en el área del Fluminense, y las notables intervenciones de Fábio fueron determinantes para mantener al equipo carioca con chances de clasificar. 

Cerca del final, Paulinho tuvo un claro pie a mano en el punto del penal, con la pelota picando en sus pies, pero el delantero resolvió con displicencia y llenó de suspenso el desenlace.

Una vez más, como sucedió en su noche soñada, tuvo que aparecer Deyverson para sellar el 2-0 con un toque suave que le dio justicia al desarrollo de la jornada brasileña. El Atlético Mineiro no quería llegar a los penales, y su actitud agresiva completó una fiesta para eliminar al último campeón y soñar con la conquista internacional.