Estéfano Barrios tenía 28 años cuando murió el 26 de abril de 2021 en circunstancias poco claras en manos de dos policías que lo persiguieron sin motivos en la localidad de Salvador Mazza y después dijeron que se suicidó. Los efectivos están siendo juzgados desde este miércoles en Tartagal por homicidio "culposo" pero los familiares de la víctima cuestionan esa calificación legal.
"Fue un asesinato con alevosía, le cortaron el cuello a mi hijo", afirmó Jorge Barrios, padre de Estéfano, quien no pudo entrar a la primera audiencia porque se espera que declare en la segunda jornada. Con carteles de "no se suicidó, lo mataron" el papá reclama justicia fuera de la ciudad judicial de Tartagal y consideró la actual calificación legal de la causa como injusta.
Lo acompaña Jorge Farfán, otro papá que integra la Comisión de Familiares de Víctimas de Gatillo Fácil, que se trasladó desde la ciudad de Salta. También se acercaron a solidarizarse con la familia otras personas de la zona que conocían a Estéfano.
En la causa hay dos querellantes que declararon este miércoles. Por un lado, Gabriel Barrios, hermano de Estéfano, y por otro lado, la mamá, Julia Verdún.
Los policías acusados son Gabriel Alejandro Pereira y Ariel Miranda, quienes llegaron al juicio en libertad e imputados como coautores del delito de homicidio culposo. El fiscal es Gonzalo Ariel Vega. La audiencia está siendo presidida por la jueza Sandra Sánchez y se prevé que este debate se desarrolle hasta el 27 de septiembre.
La versión oficial del suicidio
El Ministerio Público Fiscal informó que la intervención de Vega se produjo tras las actuaciones de "prevención" de la Comisaría 40 de Salvador Mazza, donde consta que el lunes 26 de abril de 2021, cerca de las 5.15, Estéfano caminaba por la avenida 9 de Julio, a la altura de la plaza del barrio Pueblo Nuevo, cuando fue visto por el oficial subayudante Pereira, a cargo del control preventivo, y el sargento ayudante Miranda.
El MPF asegura que Pereira descendió del móvil y se acercó a Barrios, éste se asustó y corrió en dirección al norte por la avenida 9 de Julio. Pereira lo siguió. "El joven, atento al temor experimentado por la persecución, se produjo una herida cortante en el cuello con el filo de una botella rota", sostiene el Ministerio Público fiscal, a tono con la versión de los policías, que no convence a los familiares de la víctima ni a los peritos de parte.
"El oficial Pereira le colocó al joven herido las esposas, aun cuando ya no representaba peligro alguno, mientras que Miranda se dirigió al móvil policial a buscar una franela para taparle la herida y pedir una ambulancia, sin dar correctamente la dirección donde estaban. Al constatar que Barrios todavía estaba con vida, lo trasladaron y murió camino al hospital", sostiene el MPF.
Vega considera que los policías incumplieron los reglamentos y deberes propios de su cargo, al realizar el procedimiento policial que derivó en la muerte Estéfano.
El fiscal se basó en el informe de la autopsia, cuyo resultado fue analizado por una junta médica del Cuerpo de Investigaciones Fiscales (CIF) y de la que participó un perito de parte de la familia Barrios, el análisis de las imágenes de videos que fueron aportados por la Gendarmería Nacional, la reconstrucción, la declaración de testigos y la denuncia radicada por familiares del joven fallecido.
Peritos de parte difieren
El perito de la familia de Estéfano es el médico Benito Mena, cuyas conclusiones difieren de las oficiales. Se espera que el profesional declare hoy.
Los familiares también cuentan con una perita psicóloga cuya conclusión también difiere de la versión del suicidio que sostienen los policías acusados y el propio Ministerio Público Fiscal.
Además, la familia reconstruye los hechos de forma muy distinta a la oficial, en base a las grabaciones de cámaras que les aportaron vecinos, a los testimonios de gendarmes que vieron al joven correr gritando "auxilio" y caer después cuando era perseguido por los policías, y al testimonio de una mujer que dijo haber escuchado cuando un policía le preguntaba al otro que había hecho con "la navaja".
Jorge Barrios señaló que en el lapso de una hora los policías demoraron dos veces a su hijo en la vía pública antes de iniciar la persecución que terminó en su muerte. El padre dijo que no se explica el ensañamiento de los efectivos.
"El médico (de parte) no encontró ningún vestigio de vidro. Estéfano tenía dos o tres puntos punzantes en la mano. Él estaba esposado, con las manos hacia arriba. Lo esposaron y después lo asesinaron", acusó el padre.
También dijo que Estéfano estaba entusiasmado por celebrar su cumpleaños y venía ahorrando para traer a sus dos hijos pequeños que estaban en Buenos Aires con la mamá para compartir esa fecha. Por otro lado, recordó que la riñonera y el teléfono celular de su hijo se perdieron aquella noche de su muerte. El joven trabajaba vendiendo pescado en las mañanas en el centro de la ciudad y por la tarde vendía pochoclos.