La operación que hace más de un año era un rumor a nivel financiero internacional finalmente se corporizó en un acuerdo entre las multinacionales del alimento Bunge y Viterra. Juntas pasarán a ser una de las mayores empresas de venta de commodities en la Argentina y a nivel mundial. La fusión, que se da en un contexto de caída en el precio de las exportaciones agrícolas y una guerra comercial entre Estados Unidos y China, ya alertó a las comisiones de defensa de la competencia en Brasil y Canadá.
Juntas, Bunge y Viterra pasarían a exportar el 18 por ciento de los cereales del país, el 34 por ciento de los subproductos y el 61 por ciento del aceite de girasol. Uno de cada tres dólares que ingresen por las ventas de harina de soja van a provenir de este gigante. Van a ser los principales exportadores de porotos y subproductos de soja, cebada y trigo (junto a Cofco), y los segundos en maíz (luego de ADM Agro).
Dos popes
En Argentina, Bunge fue fundada en 1884 por Ernest Bunge (nieto de Johan, fundador de la empresa multinacional en Amsterdam en 1818) y su cuñado Jorge Born. El nombre Bunge y Born está vinculado a la historia reciente del país. Los hermanos Jorge y Juan Born fueron secuestrados por Montoneros en 1974; durante la dictadura que asaltó el poder en 1976, la compañía llegó a ser dueña de más de 40 empresas alimenticias (como Matarazzo, Nobleza Gaucha, Tres Cruces, Fanacoa o Granja del Sol). Con el regreso de la democracia, fue parte de la nacionalización de la deuda privada de Domingo Cavallo luego del fracaso de la “tablita cambiaria” y la “plata dulce” de Martínez de Hoz; al inicio de la década de 1990 logró la designación de un hombre de la corporación como el primer ministro de Economía del gobierno de Carlos Menem, Miguel Roig.
Luego de la crisis de 2001, Bunge y Born disolvió su filial nacional para incorporarse plenamente al grupo internacional. Actualmente cuenta con acopios en todo el país y centrales portuarias, como Terminal 6, en Puerto San Martín, provincia de Santa Fe, junto a Aceitera General Deheza (AGD). Una sociedad que se replica en la fábrica de bioetanol Promaíz.
Surgida de Oleaginosa Moreno, Viterra fue adquirida por la multinacional Glencore, otrora socia de Vicentin en la creación de la empresa Renova, productora de bioetanol, aceite y pellets de soja. En el polémico proceso de quiebra de Vicentin (que incluyó un importante desfalco al Banco Nación y a miles de pequeños productores), Viterra, junto a Bunge y ACA (una asociación de federaciones cooperativas vinculadas a Coninagro y a la Mesa de Enlace) se quedó con la operatoria de Renova, lo que le permitió transformarse en la principal exportadora de productos de soja con valor agregado del país.
A nivel internacional, Bunge posee 23.000 empleados en 40 países, mientras que Viterra cuenta con 17.500 empleados en 37 países.
Cuestiones de competencia
En Argentina, ocho (ahora siete) empresas concentran el 84 por ciento de la venta de cereales al exterior, ventas que a su vez representan el 40 por ciento del total de las exportaciones. Solo dos de estas empresas son argentinas. Las extranjeras representan el 67 por ciento de las exportaciones totales de granos y subproductos, uno de cada tres dólares que entran al país.
La fusión de Bunge y Viterra aumentará esta concentración y pondrá un coto el crecimiento de la empresa estatal China National Cereals, Oils and Foodstuffs Corporation (Cofco), que desde hace diez años tomó relevancia en el mercado nacional luego de la compra de las locales Nidera y Noble.
El año pasado la Comisión Nacional de Defensa de la Competencia advirtió al juez Fabián Lorenzini, que lleva adelante el concurso de acreedores de Vicentin, que la adquisición de Renova por parte de Viterra podría implicar una concentración excesiva del mercado. Ahora a Viterra se le suma Bunge, otra de las patas del acuerdo. De todas maneras, la política de no intervención en el mercado del actual gobierno no augura que este proceso sea monitoreado.
En Canadá, la Oficina de la Competencia ya objetó la fusión por “efectos anticompetitivos sustanciales”. En particular se observa la importante participación del fondo financiero Blackrock en Viterra. La fusión afecta la competencia en la producción y exportación de colsa (utilizado en la producción de aceites vegetales).
La decisión de China de interrumpir la importación de colsa en represalia a medidas arancelarias de Canadá sobre vehículos electrónicos aumentaría la demanda de importación de soja de este país. Sin embargo, no podrá aprovechar la oportunidad debido a las malas relaciones comerciales con el gigante asiático, producto de la política exterior del actual gobierno. Seguramente será Brasil quien saque provecho, que ya viene superando ampliamente a Argentina en exportaciones mundiales de soja y cuya comisión de la competencia también analiza la fusión de Bunge y Viterra. En conjunto, las empresas representaron alrededor del 23,7 por ciento de las exportaciones brasileñas de maíz y el 20,9 por ciento de las de soja.
Malas perspectivas
La decisión de Estados Unidos de reducir el precio de la soja en su guerra comercial con China ha traído la curiosa novedad de que Argentina está importando soja del país del norte. Un informe elaborado por el Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL), parte de la Fundación Mediterránea, estimó que, en función de las previsiones de precios internacionales, el valor estimado para 2024 de exportaciones de granos caería un 1,5 por ciento.
Para la Bolsa de Comercio de Rosario las perspectivas tampoco son buenas para el maíz. Pero hay un dato más alarmante: el 70 por ciento de las exportaciones de Argentina de este grano se concentra en solo dos países: Brasil e Indonesia, siendo que Brasil ha manifestado su intención de ir hacia el autoabastecimiento durante esta década.
Los datos se contradicen con el presupuesto presentado por el presidente Javier Milei en el Congreso y que hizo sospechar al sector agroexportador que este gobierno no solo no bajará las retenciones, sino que hasta es posible que las aumente. La nueva fusión podría cambiar la ecuación de influencia de este sector en las políticas nacionales o incluso provinciales. Por ejemplo, el proyecto del gobierno de Axel Kicillof de estatizar una parte del puerto cerealero de Quequén, donde funciona Viterra.
* Licenciado en Economía de la Universidad Torcuato Di Tella y master en Periodismo de la Universidad del País Vasco.