Fedra era una mujer de vida apacible hasta que fue atravesada por la desmesura del amor hacia el hijo de su marido. Teseo se va a la guerra y llega Hipólito, el hijo que Teseo tuvo con otra mujer (una amazona si nos remitimos al mito) y su presencia ya parece implicar la voluntad de ocupar el lugar del padre. Hay en esta tragedia francesa que está basada en la tragedia de Eurípides llamada Hipólito, ciertas reminiscencias de Edipo. El hijo realiza un acto destituyente al despertar los deseos de la esposa de su padre y Fedra, que disfrutaba de una existencia feliz pero monótona, no puede evitar sentirse atraída por la juventud de Hipólito.

En esta versión de la tragedia realizada por Analía Fedra García, el personaje a cargo de Ingrid Pelicori se parece a Madame Bovary. Es una mujer que tiene todo lo que podría aspirar (o lo que el entorno social considera como el paradigma de la felicidad femenina) pero cuando logra vivir una pasión amorosa prohibida y desatada, se da cuenta que el aburrimiento había provocado en ella un efecto similar a la calma.

Yo, Fedra es un testimonio, una especie de diálogo confidencial que el personaje establece con el público. George Steiner en La muerte de la tragedia, señala que en Fedra todo ocurre en el lenguaje y por esa razón, podríamos agregar abre la posibilidad de crear una rescritura de los hechos entendida como pura ficción. El escenario despojado le sirve a la actriz para desplegar la imaginación. No vemos las situaciones que desencadenan la tragedia, solo somos testigos del relato de su historia. En un recurso muy utilizado en el teatro griego, el personaje está en escena para contar, no para vivir la peripecia. Todo sucede fuera de escena o directamente ya ocurrió y solo nos queda escucharlo

Esto no impide el desarrollo dramático. El presente de la escena está marcado por la emocionalidad de la actriz que intenta ordenar los hechos y pensarlos. Sus descripciones son precisas y sus palabras están guiadas por la desmesura de ese amor que dura hasta el regreso de Teseo.

En la tragedia de Jean Racine, Hipólito rechaza a Fedra y este desprecio es el que desencadena una serie de mentiras que llevan a Teseo a creer que Hipólito y Fedra son amantes. En la versión de Analía Fedra García la situación es más ambigua. En su relato, Fedra habla de una serie de poemas de amor y sugiere la consumación de ese deseo. Como sólo conocemos la palabra de Fedra, claramente puede tratarse de una fantasía. Cuando Fedra le confiesa a Teseo que Hipólito y ella son amantes, la enunciación de la escena deja a Hipólito en el más completo silencio. Lo único que hace el hijo es abandonar la casa y estrellarse con su auto en el camino. Estamos ante una versión actualizada donde los roles son un poco más difusos. No podemos saber, en realidad, qué le pasaba a Hipólito, los demás personajes son un enigma para nosotros

Fedra recuerda por momentos a esa canción de Chabuca Granda, Cardo o ceniza inspirada en el amor que Violeta Parra sentía hacia un compañero de estudios de su hijo. Una lectura contemporánea de esta tragedia, tanto de la versión francesa del siglo XVII como en la versión griega del siglo V antes de Cristo, el lugar de la mujer madura como un ser que desea a un hombre joven queda totalmente descalificado. No sólo porque Hipólito la rechaza sino porque ella se erige como una figura vengativa que lleva a la muerte al joven. Pero también es posible otra lectura ligada más a la tradición griega donde se establecen distintos mecanismos que llevan a la muerte de las nuevas generaciones. Los padres que eliminan a la generación de los hijos es una constante en el drama griego clásico porque esos hijos están destinados a ocupar su lugar, a reemplazarlos.

La propuesta de Analía Fedra García no es grandilocuente. La situación parece mucho más acotada al dolor de esta mujer, a ese deseo y a la ruptura de esa idea de familia. De algún modo cuando Fedra ama a Hipólito está estableciendo una crítica sobre los roles y también sobre el funcionamiento familiar. El espacio doméstico se convierte en una continuación de la guerra. Teseo sobrevive a la contienda bélica pero la verdadera masacre va a ocurrir cuando regrese al hogar.

Yo, Fedra se presenta los viernes a las 20:15 en el Centro Cultural de la Cooperación.