La pobreza y la indigencia tuvieron un tremendo salto en el primer semestre del año, hasta alcanzar al 52,9 por ciento y 18,1 por ciento de las personas, respectivamente, informó este jueves el Indec. Se trata no solamente de números abrumadores sino que además implican un deterioro muy profundo respecto de los valores del 2023.

En este cuadro social, el presidente de la Nación, Javier Milei, no tuvo mejor idea que salir al balcón de la Casa Rosada junto a Susana Giménez, una imagen que pinta el grado de insensibilidad del mandatario. Un ratito antes, en el mismo momento en que el Indec daba a conocer las nuevas cifras, la Secretaria General de la Presidencia, Karina Milei, posteó en X (ex Twitter) una foto junto a la conductora de televisión.

La pobreza saltó del primer semestre del 2023 al mismo período de este año desde el 40,1 por ciento de las personas hasta el 52,9 por ciento actual. Esto representa un incremento del 30 por ciento en el universo de personas bajo esa condición. En el caso de la indigencia, el salto es incluso más dramático: el primer semestre del 2023 impactaba sobre el 9,3 por ciento de las personas y ahora afecta al 18,1 por ciento, lo cual implica que prácticamente se duplicó el porcentaje de indigentes.

En la Argentina del año 2024, casi el 20 por ciento de la población no tiene el dinero suficiente para alimentarse correctamente. Además, hay más personas pobres que no pobres. Esto también implica un grave retroceso social respecto del segundo semestre del año pasado, cuando la pobreza terminó en el 41,7 por ciento de las personas y la indigencia, en el 11,9 por ciento, números ya de por sí escandalosos.

Por la mañana, el vocero Manuel Adorni se atajó diciendo que si no hubiera ganado Milei las elecciones, la pobreza sería del 95 por ciento, lo cual no tiene ni pies ni cabeza, y luego planteó que "la mejor lucha contra la pobreza es luchar contra la inflación".

Si se utiliza la misma metodología que la actual, la tasa de pobreza en 2024 es similar a la de inicios de 2005. En 2002, a la salida de la convertibilidad, superó el 65 por ciento y entre 2011 y 2015, las estimaciones indican que la tasa de pobreza osciló en torno al 25 por ciento y por debajo del 30 por ciento.

Los números

De acuerdo a las estimaciones del Centro Cifra, que depende de la CTA, si se proyectan las tasas que arroja la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) del Indec, a nivel nacional hay 24,8 millones de personas en situación de pobreza, un aumento de más de 5 millones respecto al semestre previo. Además, hay 6,8 millones en situación de indigencia, una suba de 2,8 millones frente al semestre anterior.

La desagregación por edad muestra un panorama desolador en la niñez: a nivel nacional, la pobreza afecta al 66 por ciento de los niños, niñas y adolescentes (NNyA). Entre 2019 y 2023, la pobreza entre este grupo etario había oscilado en torno al 52-58 por ciento. En el caso de la indigencia, el porcentaje de NNyA es del 27 por ciento.

Otro dato interesante para analizar es que no sólo hay más pobreza sino que los pobres, en promedio, son más pobres que antes. Esto se observa en la brecha de pobreza, que es la distancia entre el ingreso promedio de los hogares pobres en relación a la línea de pobreza. En el primer semestre, el ingreso promedio fue un 42 por ciento más bajo que la línea de pobreza que mide el Indec, lo cual está íntimamente asociado al fogonazo de la inflación en alimentos del verano, luego de la megadevaluación de Milei y Caputo.

A nivel geográfico, en los seis aglomerados urbanos ubicados total o parcialmente en la Provincia de Buenos Aires, la tasa de pobreza pasó de 44,9 por ciento en el segundo semestre de 2023 a 58,7 por ciento en el primer semestre de 2024, es decir, 13,3 puntos más, mientras que en el promedio de los aglomerados ubicados en el resto del país pasó de 38,3 por ciento a 47,4 por ciento, 9 puntos más.

Mientras que en la segunda mitad de 2023 la tasa de pobreza era 6,5 puntos más alta en los aglomerados urbanos bonaerenses, en la primera mitad de 2024 la diferencia se amplió a 10,8 puntos. Esto da cuenta de cómo la PBA, y en especial el Conurbano (donde la pobreza creció 14,2 puntos entre ambos semestres y alcanzó al 59,7 por ciento), está siendo particularmente afectado por la política económica de Milei.

"Tremendo pero previsible"

"Este aumento de la pobreza y la indigencia es tremendo pero previsible de acuerdo a los indicadores que se fueron conociendo en estos meses, desde la caída de salarios, en especial en el sector público, jubilaciones y programas sociales, en particular del Potenciar Trabajo", explica Mariana González, economista del Centro CIFRA-CTA.

En relación a las declaraciones de Adorni acerca del rol de la inflación en la pobreza, González explica que la clave no es en sí la inflación sino el aumento de los ingresos en términos reales, algo para lo cual actualmente "no hay condiciones para una recuperación sostenida en el tiempo".

"Las políticas en las que se apoya esta menor inflación relativa frente al pico del verano no se puede decir que sean permanentes, porque se basan por un lado en la apreciación del tipo de cambio real, que pone en jaque, tarde o temprano, a las cuentas externas; y por el otro en una brutal recesión, que afecta al empleo y los ingresos. Esta situación difiere de la que se presentaba sobre el final del gobierno anterior, cuando la alta inflación sí era una causa directa del deterioro de las condiciones sociales", agrega.

Hernán Letcher, el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) indica que "se trata del dato más ilustrativo del modelo Milei. La política de Milei promueve mecanismos de transferencia de ingresos de trabajadores activos y pasivos hacia los sectores concentrados del capital pero además con una lógica claramente regresiva, dada por el impulso recurrente de quitarle ingresos a los sectores de menores ingresos en beneficio de los de mayores ingresos".

"Lecciones de la convertibilidad"

"El incremento de 11 puntos en la pobreza representa el fracaso del Gobierno en términos de resultados económicos y sociales. Los números de pobreza marcan la urgencia social y productiva que vive Argentina, mientras el gobierno se pavonea en Wall Street. La crueldad tiene sostén teórico: como lo declaró en varias ocasiones, según el presidente nadie se muere de hambre, la gente llega a fin de mes, todo se resuelve por una cuestión de elección al estilo de los manuales de microeconomía", considera Martín Burgos, economista del Centro Cultural de la Cooperación.

"Lo peor es que numerosos economistas, ortodoxos y heterodoxos, piensan que esto solo puede empeorar, ya que este modelo no genera divisas, no tiene reservas, la suba de los depósitos en dólares del blanqueo no se puede aprovechar y todo parece que termina en una devaluación tarde o temprano que va a empeorar aun más el panorama social. Están entrampados como durante la Convertibilidad: el modelo entra en crisis si devalúa, pero también si no devalúa. Debemos constatar que aun sin inflación en alza, la pobreza sube, una lección que ya conocíamos de la Convertibilidad", agrega Burgos.