En su editorial, el periodista y conductor de La Mañana, Víctor Hugo Morales, cuestionó el gesto “cruel” del Presidente Javier Milei y el montaje del saludo en el balcón de la Casa Rosada con Susana Giménez al mismo tiempo que el país conocía que más de la mitad de sus ciudadanos está bajo la línea de pobreza. “Cruel en el balcón de la Rosada, insensible al número de la pobreza espantosa que saltó del 27% en el peor momento de CFK al 53% con Milei”, afirmó.

El editorial de Víctor Hugo Morales

Cruel en el balcón, allí está Milei. La misma capacidad mental de la diva, el mismo desprecio por los pobres que son los que más la miran, y muchos de los que lo votaron.

Cruel en el balcón de la Rosada, insensible al número de la pobreza espantosa que saltó del 27% en el peor momento de CFK al 53% con Milei.

Cruel en el balcón, a las risas, un muñeco de torta allí arriba que saluda a nadie, como hacía Macri cuando bajaba de un avión y no había personas, mucho menos multitud.

El pésimo gusto de la sofisticación, lo artificial, lo mundano, como la tapa de una revista tipo "Hola", pero teatralizado en la Casa de Gobierno.

A la misma hora en que los argentinos tenían una medida más precisa de la violencia social y política de un personaje de opereta, un títere allí arriba, en el balcón. Solo que no era un teatro de barrio, sino el balcón más conocido del país, y la platea, la plaza del pueblo.

Ahí estaba Milei, a nombre de las corporaciones y de los medios mafiosos que querían devaluación y desregulación, aniquiló años de la vida de los que estaban más o menos, y condenó a muerte a muchos de los más vulnerables.

Les hicieron creer a los argentinos que eso es lo que se merecen. Que Smart TV no y medicamentos tampoco. Que eso es lo que está bien, no tener nada. Les hicieron creer que no tienen derecho a comer cuatro veces al día, a tener zapatillas.

Parece mentira que los que les ofrecían una vida vivible eran corruptos. Y los argentinos creyeron, y votaron a ese monigote que saluda con el brazo en alto, al lado de una mujer de lentes que cree que el sol de la tarde es la luz de un estudio de televisión.

Todo penoso y rechazante. El drama es que no es solo la pobreza lo peor, sino el hombre cruel en el balcón, saludando a las risas, a la nada misma.

Es espantoso que no haya aportado nada en los incendios, pero peor es ni siquiera saludar a los bomberos que se juegan la vida, pasarles por arriba con un helicóptero con la simple y banal curiosidad de un niño que juega a los bomberos con un helicóptero, creyendo que los va a salvar a todos, porque él es Capitán América.

Estamos mal. Estamos Milei.