Una marica encuentra frente a la casa de Carlos Jáuregui, en La Plata, una cerámica con la cara del activista rota y vandalizada tirada en la calle. Esa marica la lleva consigo a la segunda asamblea organizadora del Día de la Visibilidad Marika, donde otras 30 maricas mariconas hablan, piensan, proponen, planean encuentros, fiestas, garches. Complotan por otro mundo posible.

El día, entonces, 22 de septiembre: nacimiento de Carlos Jáuregui, marica primaveral. "Jáuregui fue la excusa”, dice Pedro Fiordo, comunicador social, activista, hijo de desaparecidos y una de las referentes más “rosqueras” de esta movida que convocó a centenas de personas en tan sólo meses. “Él era una marica visible y vihsible, que vio que no era la única, que era inteligente, que apostaba a la construcción colectiva”, dice. Pedro piensa en su figura y cómo dialoga con esta grupalidad, planteada desde el vamos de manera transversal y colectiva: “Los personalismos que a veces están son nocivos para los activismos. Esta movida puede que tenga referencias respecto a alguna cosa puntual, a algún conocimiento o capacidad, pero sólo se trata de aunar voluntades".

La idea surgió, como la envidia que te hace pedir un gajito de una planta hermosa, al ver la fuerza con la que se llevaban a cabo el Día de la Visibilidad Lésbica y Trans. “Buscamos qué día podía ser, y el nacimiento de Jáuregui pareció buena idea", dice Rover quien junto a su marido Leandro Ariel gestionan COSMIKO Galería Club, un espacio vital para las movidas mostris de la ciudad, que combina activismo y arte, donde funciona un FINes pensado para compañeras travestis-trans y que es apadrinado por figuras como la escritora Rosario Bléfari o el grafitero Dardo Malatesta. 

Fue allí donde ocurrió la primera reunión organizadora, con unas 15 personas, que luego fueron 30, y luego 70 que se convirtieron en más de 300 el mencionado día.

Antes del evento se mandaron una fiesta. El 7 de septiembre, con el objetivo de recaudar los fondos para organizar lo que sucedería dos semanas después, estas maricas exageradas pero que no dan puntada sin hilo gestionaron la primera fiesta Maricoteka que convocó a casi 600 personas. El evento en la fábrica C.I:T.A contó con intervenciones artísticas, performance en vivo, archivo fotográfico, darkroom y otras maravillas de la noche; además de un line up de lujo platense.

"La fiesta fue un ejemplo para generarse un espacio con características muy específicas —dice Pedro— donde estábamos todas mostreadas, algo de nosotras para nosotras". Fue pensada con algunos criterios básicos: que fuera desde las maricas y que fuera abierto. También el criterio de que nadie se quede afuera, la entrada era muy barata ($4000) pero si no la podías pagar pasabas igual. No era el rédito económico el objetivo. “La fiesta tenía que servir para encontrarnos entre nosotras, nada más".

Es que desde el primer momento, la diversidad de intereses de los participantes convergieron en un abanico de grupos de trabajo que incluían no sólo la fiesta o el evento del 22, sino otras valiosas propuestas como una comisión Histórica que mapee y recopile la historia del yire y la fiesta en la ciudad, otra de Producción artística, una charla por meet con Gustavo Pecoraro (activista, escritor y quien supo ser amigo de Jáuregui), una juntada presencial con Checha Ribero (cantante, artista y referenta trans), otra donde se leyó y analizó el manifiesto fundacional del Frente de Liberación Homosexual (FLH).

Sobre el último, Christian Torno, integrante de Arte al Ataque, un espacio de cultura que reúne a artivistas transfeministas y anticapitalistas de la ciudad de La Plata, dice: “Dentro de los colectivos, lo gay (varón homosexual) ha tenido más peso que otras identidades y lo que queremos reivindicar es lo marica, no como una identidad sino como una praxis política, como una forma de habitar el mundo, las relaciones, los tejes y que no necesariamene tiene que ver con lo gay”.


En este sentido, estos espacios de encuentro toman una potencia creadora no sólo de accionar político sino también de conocimiento sobre cómo hacer política que es disonante con los métodos verticalistas y de lógicas partidarias o de campaña. 

Christian habla de tejes y roscas, historia y futuro a una cuadra del escenario: la música de las perfos tapa su voz para la entrevista. El evento ya comenzó en La Plaza Noche de los Lápices en este domingo que amagaba con lluvias y tormentas pero arrugó. Las maricas organizadas te corren hasta las nubes. 

Teje, rosca y alianzas

Este despelote marica, como dice Chris, no salió de un repollo. “La ciudad de La Plata tiene experiencias que deben ser nombradas como parte de la genealogía de este despelote marica, como la Marcha Mostridisidente, el Arde Clóset o el Día de la Visibilidad Lésbica. Son referencias históricas las cuales tienen una radicalidad que no tienen otras marchas del país. Acá se escracha la iglesia o la Comisaría 9a que es donde cagan a palos a las travestis, el estadio...eso no ocurre en la marcha de Buenos Aires y acá es una práctica política. También hay otros colectivos, como Putos Mal, experiencias de organización real de las maricas en otros contextos y otros diálogos. Festival Anormales, Festival Jauría Mutante, son antecedentes importantes", explica.

El hecho de que en pocos meses, con aún menos capital y a fuerza de rosca, tantos proyectos florezcan se explica en parte por la gran red tácita de organizaciones y espacios que conviven en la ciudad y que son ejemplos claros de la capacidad política y de gestión que las disidencias formaron en su devenir histórico. 

Tal vez un aglutinante sea el deseo. "Muchas de las personas que estamos en la movida nos conocemos porque nos cruzamos en las apps, en el yire, en las marchas y las fiestas después”, relata Pedro. “Hay algo que nos agrupa que no tiene que ver con lo académico, o lo artístico o lo erótico, pero no deja de haber de las tres cosas —dice— eso permite una circulación de energía que se corre de un eje único". "El deseo nos constituye", remata. 

"Reivindicar la figura de Carlos es entender su rol en que haya existido propuestas como la Comunidad Argentina Homosexual (CHA) —desarrolla Torno— porque su figura es clave para alianzas como con Lohana Berkins, o los organismos de derechos humanos o los feminismos de los años 80. La alianza y la interseccionalidad no debe pensarse como disputa, sino como alianza real".

Un montón de pedacitos

Una cerámica entonces, dijimos, estaba rota y una marica se la mostró a otras. Y entre ellas hablaron y pensaron y se contaron cosas. Hablaron de la ciudad y de dónde venían y se preguntaron por los pueblos y que hacían cuando regresaban, si regresaban, si tenían ganas de volver. Hablaron de la fragilidad marica y de todos los pedacitos del que están hechas y se pensaron pedacitos de algo más grande y vieron que a la cerámica le falta una punta. Vieron que había un pedazo que nunca va a volver y pensaron, quizás, en la Chicho, una trava asesinada por un chongo al que le dijo 'qué lindo sos'. “La imagen de Carlos rota, nos hace pensar en cómo nos unimos y nos encastramos y en la pregunta sobre cómo sostenemos la vida las maricas. Esa pregunta no se la hacen los feminismos, por ejemplo, pero existimos gracias a importantes redes de sociabilidad ", dice Christian.

Pasaron unos meses de esa reunión. Ahora la tarde avanza y el clima es perfecto. El sol acompañó hasta donde pudo y ahora los cuerpos de las mostras en la calle del escenario son los que dan calor. Y en esa calle son muchas y gritan haciendo perfos y cantan canciones de amor y leen poemas de desamor y beben y comen y un proyector ilumina el edificio de enfrente con las palabras “puto el que lee” y debajo son muchas y ahí están y se abrazan y se besan y quieren que las vean celebrando que hace un tiempo, ese día, como las flores en primavera, nacía un maricón.