Los salarios en la economía argentina avanzaron un 7,5 por ciento en julio pasado, informó el Indec, lo cual está por arriba de la inflación del período, que fue del 4 por ciento. En siete meses, de acuerdo a los números oficiales, el índice de salarios avanzó un 98,1 por ciento, también por delante de la inflación acumulada, del 87 por ciento. En tanto, la comparación interanual arroja un avance nominal de los salarios del orden del 206 por ciento, lo cual está bien por debajo de la inflación de 263 por ciento.
Según el informe oficial, los salarios del sector privado registrado anotaron en julio una suba del 6,3 por ciento, mientras que los empleados públicos habrían obtenido un avance del 6,7 por ciento, lo cual llama la atención en un contexto de fuerte ajuste del gasto público. Todavía más llamativo es el dato de suba del salario de los no registrados, que habrían conseguido una fabulosa mejora del 15,1 por ciento.
En los siete primeros meses del año, los registrados del sector privado registran una suba nominal de salarios del 105,8 por ciento, bien por encima de los empleados públicos (84,9 por ciento) y de los no registrados (95,4 por ciento).
Si bien son datos que muestran una pelea pareja entre los precios y los ingresos, la película de los últimos doce meses no deja lugar a dudas. En el interanual, los registrados acumulan una suba de salarios del 235 por ciento; los empleados públicos, del 170 por ciento y los no registrados, del 178,9 por ciento.
La visión interanual muestra que en todos los casos los salarios están por detrás de la inflación. Esto se condice con el pobrísimo desempeño del consumo en general, incluso de los alimentos y de otros bienes esenciales, y con el deterioro de la producción industrial y del empleo, variables que históricamente persiguen la marcha de las ventas en el mercado interno.