“Militante político, activista por los derechos humanos, profesor universitario, escritor, periodista”. Con esas palabras resumió su trayectoria hace una década, al repasar su vida en un testimonio para el archivo oral de la Biblioteca Nacional. Su extensa biografía, que no cabrá en ningún artículo periodístico, incluyó la militancia gremial, ocho años preso en las cárceles de la dictadura, el exilio, cargos legislativos y como funcionario público pero, sobre todo, detrás de cada lugar formal, un profundo compromiso con su tiempo y con su país, que lo llevó a militar por la unidad del campo popular hasta el final de sus días. Eduardo Jozami, de él se trata, murió ayer a los 84 años. Organismos de derechos humanos y dirigentes políticos destacaron su trayectoria y legado. Sus restos serán velados hoy desde las 9 hasta las 14 en la Legislatura porteña.
Hijo de inmigrantes libaneses, Eduardo Yasbec Jozami hizo la primaria en el Colegio Francés de Buenos Aires, el secundario en el Liceo Militar General San Martín, y se recibió de abogado la Universidad de Buenos Aires en 1961, con apenas 21 años. Por esos años empezó a militar en el Partido Comunista, del que se distanciaría tres años después. Fue secretario general del Sindicato de Prensa de Buenos Aires entre 1964 y 1966, cuando lo intervino la dictadura de Juan Carlos Onganía, e integró la conducción de la Federación Argentina de Trabajadores de Prensa entre 1963 y 1965. A fines de esa década escribió en el Diario de la CGT de los Argentinos. Entre 1973 y 1974 dirigió la revista Confluencia. Desde hace décadas fue un colaborador habitual de Página/12, dejando en este diario profundos análisis sobre temas políticos, sociales y culturales.
En abril de 1972 fue secuestrado y permaneció desaparecido por pocos días. A fines de 1975, cuando ya era inminente el golpe de Estado, fue detenido y comenzó un raid por las cárceles de la dictadura: Villa Devoto, La Plata, Sierra Chica y Caseros, hasta la liberación en septiembre de 1983. Sobre esa larga noche escribiría el libro 2922 días. Memorias de un preso de la dictadura. Durante su exilio en México, que se prolongó hasta abril de 1985, hizo una maestría en economía en la UNAM y otra en ciencias sociales en FLACSO. Ese año publicó el primero de sus diez libros: Crisis de la dictadura argentina. Política económica y cambio social (1976-1983), que publicó Siglo XXI.
Ya en Buenos Aires, retomó la militancia en prensa e integró el Movimiento de Renovación Peronista. El vuelco hacia la escritura que gestó en la cárcel lo llevaría a asumir la dirección de varias revistas de política y cultura: Crisis (1987-1989), Informe de Situación (1990), Señales (1991-1993), El Caminante (1995/99) y La Trama (2005). En la década del ’90, cuando integraba las filas del Frente Grande, del que fue uno de sus fundadores y que a su vez sería la base del Frente País Solidario (FREPASO), asumió cargos legislativos: fue concejal porteño, diputado nacional, convencional constituyente de la ciudad, y en agosto de 2000 asumió como subsecretario de vivienda de la gestión de Aníbal Ibarra en la ciudad.
Durante los gobiernos kirchneristas, además de declarar como testigo en tres juicios por delitos de lesa humanidad, dirigió (desde 2008) el Centro Cultural de la Memoria Haroldo Conti, que funciona en el predio de la ex ESMA. En 2020, con el gobierno del Frente para la Victoria, fue designado al frente de la Dirección de Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario del Ministerio de Defensa, donde estuvo al frente del equipo de profesionales que analizó los archivos militares y aportó pruebas a las causas por los crímenes de la dictadura.
Publicó, entre otros libros, Ya nada será igual. Argentina después del menemismo (2000), Final sin gloria. Balance del FREPASO y la Alianza (2004), Rodolfo Walsh y su época (2006), Dilemas del peronismo (2009), Rodolfo Walsh, la palabra y la acción (2013) y El futuro del kirchnerismo (2015). A principios de este año concluyó el libro en el que recorre los últimos cuarenta años de democracia, titulado De Alfonsín a Milei, una parábola inquietante (1983-2023), y también prologó Perón y el gremio de prensa.
Fue profesor titular consulto de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA y profesor del Posgrado en Historia de la Universidad de Tres de Febrero. Estaba casado con la periodista Lila Pastoriza, sobreviviente de la ESMA.
Hasta siempre
Las Abuelas de Plaza de Mayo despidieron con "enorme tristeza a un amigo, un compañero que desde la cultura, la educación y la militancia luchó por la vigencia de los derechos humanos cada minuto de su vida". El organismo señaló que lo van a extrañar, pero que su legado quedará "en las futuras generaciones y en todos sus compañeros y compañeras". "Hasta siempre, querido Eduardo", expresó Abuelas en un comunicado.
El instituto Patria, que conduce Cristina Fernández de Kirchner, también expresó su dolor por el fallecimiento: "Despedimos con profunda tristeza a un gran compañero: Eduardo Jozami, un Intelectual, militante y defensor incansable de los derechos humanos. Eduardo ha sido también un referente imprescindible de nuestra cultura".
En el mismo sentido, referentes políticos, sociales y culturales inundaron las redes sociales de mensajes para recordar a un militante inclaudicable.