El fotógrafo Enrique Shore, conocido como el fotógrafo de la Conadep, presenta la reedición de Evidencias, una muestra fotógrafica a 40 años de la entrega del informe elaborado por la Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas sobre los centros de detención, torturas y exterminio de la última dictadura militar.
En la exhibición se pueden ver las imágenes que Shore tomó en 43 centros, en ocasiones junto a sobrevivientes, que ilustraron la documentación cristalizada en el Nunca Más. "Quería que evidencie esto es irrefutable, sucedió", explicó Shore en diálogo con la 750.
La muestra incluye además fotografías de movilizaciones populares, de Madres de Plaza de Mayo y otros organismos, personalidades y exhumaciones que den contexto a lo sucedido en los centros clandestinos. Para contrastar, también agregó imágenes de la naturaleza que forman parte de su trabajo actual, todas bajo el mismo parámetro de evidencias e incluso fotos inéditas a título personal de miembros de la Conadep, como el presidente de la comisión, Ernesto Sábato, con el manuscrito en sus manos u otros que participaron como parte del equipo de trabajo.
"Se fue armando una foto de cómo todo no fue ni casualidad ni aislado. Pasaba lo mismo en Tucumán, que en Entre Ríos, que en Buenos Aires. Había un plan perfectamente orquestado de represión que funcionaba de manera similar, obviamente con características particulares", relató el reportero gráfico.
Su acercamiento cuatro décadas atrás al trabajo de la Conadep fue a través del secretario de procedimiento de la Comisión, Raúl Aragón, representante de derechos humanos, quien había sido su docente y conocía la relación de pareja que Shore tuvo con Franca Jarach, militante estudiantil del Nacional Buenos Aires y detenida-desaparecida en la exEsma.
"Eso obviamente signó mi compromiso personal con el tema muy fuerte y él lo sabía perfectamente", contó el fotógrafo, quien además explicó que Aragón, a pocos días de empezar a trabajar en la Conadep, se dio cuenta de la necesidad de una inspección ocular a los centros para producir un documento visual que ratificara los testimonios que se habían hecho.
La experiencia de fotografiar a sobrevivientes en las distintas dependencias fue "difícil" y "muy tensa", en especial porque algunos apenas habían recuperado la libertad y hacía pocos meses que habían estado detenidos ilegalmente por el gobierno de facto. Pero también porque los distintos centros aún estaban en manos de las fuerzas de seguridad y esto generaba situaciones de mucha hostilidad.
"No nos recibían con un cariño ni mucho menos. Pero nosotros teníamos un mandato del Gobierno que nos permitía entrar donde fuera necesario y así fue", subrayó Shore en Escuchá Página|12.
Inicialmente, desde Conadep se estimaba una cantidad de 100 centros clandestinos de detención, pero cuando terminó, algunos meses después, se había identificado y comprobado que existían 350. Hoy son más de 1000. "Fue un proceso gradual, tenía gente muy cercana que había desaparecido o que la habían matado y tenía mucha idea de lo que estaba sucediendo en ese sentido, pero no tenía remota idea de la dimensión que tenía", reveló.
La imagen que presenta Evidencias es una fotografía tomada a un sobreviviente en una cárcel de 1 metro de ancho por 2 de largo del Pozo de Quilmes, la comisaría que funcionaba como centro clandestino. Se trata de la foto más impresionante que hizo en su vida, en palabras de su autor.
"En plena oscuridad este señor que fue a reconocer ese lugar con mucha emoción, estaba muy nervioso, prendió un cigarrillo y acercó el encendedor a la pared y descubrió que todavía, increíblemente, muchos años después, estaba una inscripción que había hecho mientras estuvo detenido ahí, con una piedrita había raspado la pared y decía: 'Dios mio, ayúdame'. Eso fue muy impresionante, estábamos todos llorando. Yo me emociono 40 años después".
La muestra Evidencias. Fotografías de Enrique Shore está organizada por AMIA, en conmemoración de la entrega del Nunca Más al expresidente Raúl Alfonsín, está emplazada en la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires. La entrada es libre y gratuita y se puede asistir de lunes a viernes, en los horarios de funcionamiento de la Legislatura porteña.