El helicóptero giró en el aire y se alejó ante la mirada cansada de esa fila de desharrapados sudorosos, bomberos con la cara tiznada, las manos quemadas, los cascos en el suelo y los trajes antiflama manchados de ceniza contra el fuego. En un gesto neroniano Javier Milei se vistió de fajina pero no se dignó ni a pisar el suelo hirviente de una Córdoba que le dio sus votos y nunca se bajó aunque más no fuera para darles aliento.
El hombre que no quiso ensuciar su disfraz con los bomberos
Incendios
Milei fue consecuente y ni saludó a los bomberos. Coherente, el oficialismo no quiso votar el Estado de emergencia. Contradictorios fueron los senadores cordobeses que llamaron a votar a este gobierno y ahora claman de indignación.
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