Una vez más, Victoria Villarruel pegó el faltazo a un evento de La Libertad Avanza. Pero en esta ocasión no era cualquier evento, sino que se trataba del rimbombante lanzamiento del partido libertario a nivel nacional en Parque Lezama, lugar donde ocurrieron las primeras apariciones públicas de Javier Milei cuando decidió volcarse de lleno a la discusión política. A último momento, la vicepresidenta optó por bajarse del simbólico acto y desde su entorno justificaron que su ausencia obedece a que "todavía está afiliada al Partido Demócrata y que está en un proceso de salida".

Es sabido que Milei y Villarruel atraviesan una feroz interna, pero los chispazos no comenzaron hace poco, sino que el conflicto entre el presidente y la vice data de hace casi un año, incluso cuando la fórmula se encontraba en campaña rumbo a la Casa Rosada.

La primera curiosidad se dio en noviembre del año pasado, previo a la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. A días del balotaje, la por entonces candidata a vicepresidenta organizó una convocatoria con sello propio y banderas con la letra “V”, en la esquina de Callao y Santa Fe, en Recoleta. En ese mismo momento, Milei brindaba un discurso en la ciudad de Rosario.

Ya en el poder, el conflicto se agudizó luego de que el mandatario confirmara que no le iba a dar a Villarruel el control de los ministerios de Defensa y Seguridad, tal como habían prometido durante la campaña. En marzo de este año, apareció el calificativo “Jamoncito”, en una recordada entrevista televisiva, para que la titular del Senado grafique en qué lugar se encontraba Milei por el vínculo entre ella, el jefe de Estado y su hermana Karina Milei, la Secretaría General de la Presidencia.

A partir de allí, las ausencias de Villarruel en eventos destacados del Gobierno se volvieron moneda corriente, la mayoría aduciendo "cuestiones de salud". El primer faltazo que hizo ruido fue en el denominado Pacto de Mayo, que tuvo lugar en la medianoche del 8 de julio en Tucumán. Distintas fuentes oficiales confirmaron que no viajó a la provincia norteña debido a un cuadro gripal que la tuvo en cama. Curiosamente, al día siguiente, sí estuvo presente en el desfile militar sobre la avenida Libertador con el recuerdo de las postales de ambos subidos a un tanque de guerra.

En julio -con el especial condimento de las declaraciones de Villarruel contra el colonialismo que ejerció Francia y su respaldo a cánticos xenófobos expresados en la Selección argentina- volvió a participar de dos actos: el del 30° aniversario del atentado a la AMIA y otro en La Rural. En ambos eventos, los saludos entre ambos fueron tan fríos como aquella noche del Pacto de Mayo en Tucumán.

Agosto marcó una nueva etapa de confrontación y distanciamiento porque Villarruel no participó de dos acontecimientos claves el 16 y 17: el acto de entrega de los despachos y sables en el Ministerio de Defensa y la ceremonia en Mendoza por el aniversario de la muerte de José de San Martín, respectivamente. En el primero, su ausencia fue inesperada, ya que se esperaba que esté presente pero nunca recibió una invitación formal. En el segundo, que ocurrió al día siguiente, la vice suspendió su viaje a la capital mendocina por sufrir un problema de “baja presión”.

Este sábado, Villarruel volvió a evitar mostrarse en público con Milei en Parque Lezama, y sumó un nuevo faltazo, otro más que refleja esa enemistad interna entre el presidente y la vice, en un contexto socioeconómico complicado y políticamente más que disputado.

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