Continúa sin pausa la caída en la imagen de Javier Milei. Llegó a tener el 61 por ciento de opiniones positivas en diciembre, cuando asumió, y ahora cayó al 40 por ciento, cuatro puntos por debajo de agosto (fue 44 por ciento) y 24 puntos menos que hace 10 meses. La evaluación de su gestión cayó en la misma magnitud, pero ahora está en 38,5 por ciento, atravesando hacia abajo la línea crítica de los 40 puntos. El descenso es sistemático desde mediados de abril, pero ahora pegó un salto, seguramente por el veto a la fórmula jubilatoria, el asado posterior para celebrar el veto y, en especial, la llegada de facturas impagables de los servicios. Nada menos que el 85 por ciento afirma que tiene dificultades para llegar a fin de mes o que directamente no llega. En la semana que arranca este lunes volverá a tener papel preponderante el conflicto universitario, un tema en que dos de cada tres personas están del lado de enfrente del presidente.
Caída desde abril y núcleo duro
Las conclusiones surgen de la encuesta, especial para Página/12, del Centro de Estudios de Opinión Pública (CEOP), que lidera Roberto Bacman. En total se entrevistaron 1.250 personas, a partir de ciudadanos seleccionados en los sitios más utilizados de la web, respetando las proporciones por edad, sexo, nivel socio-económico. El sondeo se terminó de procesar el viernes.
En el último mes, la totalidad de los encuestadores registró una fuerte baja en la imagen de Milei. Los trabajos de Bacman, publicados mes a mes por Página/12, vienen advirtiendo el deterioro de la imagen de Milei desde mediados de abril, pero el consultor percibe un salto entre las dos últimas mediciones, la de agosto y la actual. Se terminó el mantra que repetían en la Casa Rosada: que Milei tiene un respaldo mayoritario. Trataron de difundirlo a nivel internacional y hoy en día hasta los medios del mundo reflejan la caída. Hay, de todas maneras, un dato de importancia: el núcleo duro libertario, alrededor de un 35 por ciento, fuertemente antiperonista, aprueba casi cualquier cosa que haga Milei: por ejemplo, se manifiestan de acuerdo con el asado en Olivos para celebrar el veto que perjudicó a los jubilados.
Mal septiembre para Milei: un cambio social
“A lo largo de este último mes se produjeron cambios importantes -señala Bacman-. La caída venía siendo por goteo, pero en septiembre hubo un quiebre: la realidad ha comenzado a matar al relato. Los que se consideraban oficialistas, pasaron del 39,1 por ciento al 35,7 por ciento. Es consecuencia de una transformación en los más jóvenes, sexo masculino y de clase humilde, provenientes de hogares peronistas que votaron y apoyaron a Milei. Se fueron desilusionando. No se vuelven al peronismo, pasan a definirse como independientes, algo así como ‘no soy de nadie’. En esa situación, el núcleo duro de Milei se transforma en un electorado más de derecha, de más edad. La Libertad Avanza (LLA) penetra el electorado típico del PRO”.
La esperanza no es lo último que se pierde
Un golpe duro para Milei es el descenso de la esperanza, que siempre favorece a los oficialismos.
- La idea de que las cosas van a mejorar sufre un fuerte deterioro: del 41,3 por ciento al 35,9 por ciento.
- Las preocupaciones cambiaron. La inflación dejó de ser el tema central y ahora la prioridad son los sueldos que no alcanzan y el crecimiento de la pobreza. Ranquea alto también el temor a perder el empleo. Los números juegan ferozmente en contra de la Casa Rosada. El 53 por ciento de pobreza, con un crecimiento dramático respecto de 2023, el aumento en la desocupación, la recesión.
- El 55 por ciento dice que tiene dificultades para llegar a fin de mes y un 29,6 que no le alcanza para llegar a fin de mes. Es un altísimo 85,1 por ciento.
- Casi la mitad de los consultados (48,5%) dice que no soporta más el ajuste, que no puede esperar más. A esto hay que agregarle un 12,7 que dice que sólo puede esperar entre uno y tres meses más. Sumada esa franja, un 60 por ciento afirma que está contra las cuerdas y no tiene margen para aguantar.
Un núcleo duro, duro
“Es cierto que el núcleo duro de Milei está, en esta última encuesta, en un 36 por ciento -analiza Bacman-. Pero también es cierto que es el valor más bajo desde que asumió. Es difícil diagnosticar si es mucho o poco. Por ejemplo, en su peor momento, con la crisis del campo, la imagen de Cristina Kirchner cayó al 35 por ciento y poco después ganó en primera vuelta con el 54 por ciento. Mauricio Macri empezó a construir un núcleo antiperonista y tuvo su punto alto en 2015, cuando terminó quedándose con la derecha del radicalismo. Después entró en crisis y el PRO hoy tiene menos simpatizantes que LLA. La realidad es que el núcleo duro de Milei viene bajando, pero no se puede decir que seguirá en caída. Las cosas cambian”.
Hoy por hoy, los incondicionales del mandatario no cuestionan casi nada:
- El 33, 6 por ciento está de acuerdo “con la realización del asado en Olivos para festejar la aprobación del veto por parte de los diputados nacionales”.
- El 42 por ciento aprueba el protocolo antipiquetes.
- Casi el 30 por ciento está dispuesto a soportar este ajuste de sueldos bajos un año más o lo que sea necesario.
- El 42 por ciento opina que el país va en la dirección correcta.
El voto y el futuro
"El mes de septiembre deja al descubierto un nuevo ritmo en la caída -señala el titular del CEOP-. Sin embargo, el descenso de los oficialistas no va a los opositores, va a un neutro que podríamos llamar independientes. Estos son los que crecen. La oposición tiene una oportunidad porque el escenario es cada vez más adverso al oficialismo". En este terreno impacta ferozmente el aumento de tarifas, la ofensiva contra los universitarios y jubilados, ciertos gastos inexplicables, las feroces internas en LLA y la privatización de Aerolíneas Argentinas. A lo largo de los años, las encuestas eran favorables a la privatización de algunos servicios públicos, pero nunca se respaldo la privatización ni de YPF ni de Aerolíneas. Son tomados como un símbolo de soberanía.
"La sociedad votó dejando al descubierto la necesidad de algo nuevo -concluye Bacman-. Milei los sedujo con el concepto de casta, donde englobó a la política tradicional, ubicándose en un lugar disruptivo que llegaba para transformar y crecer. Tal promesa hoy está en tela de juicio y empezó a hacer agua. La oposición, incluyendo al peronismo, tiene una oportunidad. Sin embargo, la sociedad sigue esperando un proyecto alternativo que construya una perspectiva, una esperanza. Algo nuevo que sorprenda y que rompa la inercia del ajuste".