El viernes a la noche, en las Sierras de Córdoba, seguían apagando los últimos focos de incendio brotando desde las raíces encendidas y de las cenizas en rojo que, sopladas por los fuertes vientos, podrían avivar cualquier brasa. Y el sábado todos siguieron en alerta: las altas temperaturas y los vientos son las combinación ideal para romper la tensa calma. Y algunos focos se reavivaron en CapillaPágina/12