Desde Roma

Tres temas importantes, para los católicos y el mundo, cerraron este domingo el viaje número 46 al exterior de Papa Francisco, a Luxemburgo y Bélgica, que comenzó el 26 de setiembre. En la misa y el Angelus que celebró en el Estadio Rey Balduino de Bruselas antes de volver a Roma, Francisco insistió una vez más en su ”dolor y preocupación” por la “intensificación y ampliación del conflicto en Líbano” pidiendo que cese el fuego. Pero también condenó de nuevo los abusos sexuales en la Iglesia, pidiendo que los abusadores “sean procesados y no cubiertos” y recordó que los pobres del mundo siguen existiendo y su grito “no puede ignorarse”. Durante los encuentros en Luxemburgo había hecho referencia a la acogida de los migrantes, no siempre bienvenidos en Europa.

“Sigo con dolor y mucha preocupación la ampliación y la intensificación del conflicto en Líbano”, dijo Francisco recordando que “esta guerra tiene efectos tremendos para la población. Tantas, demasiadas, personas siguen muriendo día a día en Medio Oriente”. “Pido a todas las partes que se cese inmediatamente el fuego en Líbano, en Gaza, en el resto de Palestina, en Israel. Que se liberen los secuestrados y se permitan las ayudas humanitarias. No olvidemos tampoco la martirizada Ucrania, Sudán, Myanmar y todos los países en guerra”, concluyó Francisco en el Angelus que normalmente reza después de la misa. En la rueda de prensa que hizo durante el vuelo de retorno a Roma, volvió sobre el tema calificando las bombas lanzadas por Israel contra el Líbano como una “defensa desproporcionada e inmoral”.

Fuera del programa oficial de estos días, Francisco se encontró en Bruselas con un grupo de víctimas de abusos sexuales de parte de miembros de la Iglesia y en la homilía de la misa de hoy dijo haber escuchado sus sufrimientos. “Invito a los fieles a pensar en los niños ofendidos, heridos, abusados”. “En la Iglesia hay lugar para todos” pero “no hay lugar para los abusos ni la cobertura de esos abusos”, dijo el Papa que recibió un gran aplauso de los 40.000 fieles presentes en el estadio. “Pido a los obispos que no cubran los abusos. El mal no se esconde, debe ser descubierto con coraje”, añadió, pidiendo además que los abusadores sean procesados, ya sean laicos, curas u obispos.

Y sobre los pobres agregó que “el grito de los pobres” no puede ignorarse ni borrarse como si fuera “una nota discordante en el perfecto concierto del mundo del bienestar". Los pobres "nos recuerdan quiénes somos -todos somos pobres pecadores- y nos llaman a convertirnos", sostuvo el Pontífice concluyendo que "si queremos sembrar semillas para el futuro, también a nivel social y económico, sería bueno que volviéramos a poner el Evangelio de la misericordia en la base de nuestras decisiones”.

Durante la misa, un pequeño grupo de mujeres vestidas de blanco, manifestaron silenciosamente pidiendo el sacerdocio para las mujeres, un tema que el último sínodo de obispos ha discutido pero no ha llegado a ningún acuerdo.

Rueda de prensa en el avión

Temas muy delicados salieron a relucir también en la conferencia de prensa que el Papa normalmente realiza en el vuelo de retorno a Roma con los periodistas que lo acompañan.

Uno de estos temas fueron las palabras que Francisco dijo sobre la mujer hablando en la Universidad de Lovaina, que visitó el 27 y 28 de setiembre, y donde puso al mismo nivel el feminismo y el machismo, por lo cual fue muy criticado. “Un feminismo exagerado, con una mujer machista, no funciona. El machismo no funciona, el feminismo no funciona”, dijo. “Lo que funciona es la Iglesia mujer que es más grande que el ministerio sacerdotal”, añadió, luego que había indicado que el sacerdocio no era el camino para la mujer en la Iglesia.

Francisco también reiteró su condena del aborto al que calificó de “homicidio” y a los médicos que lo practica como “sicarios” o asesinos a sueldo. En este sentido destacó el rol del Rey Balduino de Bélgica que renunció a su cargo por pocos días porque se negó a firmar una ley a favor del aborto en 1990. Balduino, católico ferviente, murió en 1993, y está en proceso de ser beatificado por el Vaticano.

Interrogado sobre los abusos sexuales, Francisco se dijo a favor de ayudar a las víctimas con una indemnización para sostener la psicoterapia necesaria. “Algunos dicen que las estadísticas aseguran que el 42-46% de los casos de abusos de menores son en la familia o en el barrio. El 3% sería en la Iglesia. A mí no me importan esas cifras. Tenemos la responsabilidad de ayudar a los abusados y castigar a los abusadores. No se puede dejar a un abusador libre en una vida normal, con responsabilidades en parroquias o escuelas”.

Y sobre los bombardeos en Beirut de parte de Israel, que costaron la vida a cientos de personas incluido el jefe de Hezbolá, Bergoglio habló de un “uso desproporcionado de la defensa”. “Un país, cualquier país, que con la fuerza hace estas cosas, está cometiendo actos inmorales (…) Todos los días llamo a la parroquia de Gaza donde hay alojadas unas 600 personas y me cuentan cosas terribles”, contó Francisco

Los encuentros en Luxemburgo

Francisco estuvo menos de 24 horas en Luxemburgo, el país más pequeño de Europa que limita con Alemania, Francia y Bélgica. Llegó en torno a las 10,30 del 26 de setiembre y partió ese día a las 18,15 hacia Bruselas, capital de Bélgica y donde tienen sede importantes instituciones de la Unión Europea como la Comisión Europea, el Consejo Europeo y el Parlamento Europeo.

Luxemburgo o Gran Ducado de Luxemburgo, tiene poco más de 670.000 habitantes, y está gobernada por el gran duque Enrique de Luxemburgo, quien con su esposa, la Gran Duquesa María Teresa de Luxemburgo, y el primer ministro Luc Frieden, recibieron a Francisco en el aeropuerto y luego en el Palacio Gran ducado. Después de este encuentro, el Papa se dirigió en auto al Cercle Cité para encontrarse con las autoridades civiles y el cuerpo diplomático.

En este encuentro, el Papa argentino destacó las cualidades de Luxemburgo a nivel de la multietnicidad y la “sólida estructura democrática que vela por la dignidad de la persona humana y la defensa de las libertades fundamentales”. “Luxemburgo -añadió- puede indicar a todos las ventajas de la paz en contraste con los horrores de la guerra, las ventajas de la integración y promoción de los migrantes frente a su segregación, los beneficios de la cooperación entre las naciones frente a las nefastas consecuencias del endurecimiento de posiciones y la búsqueda egoísta, o incluso violenta, de los propios intereses”.

Francisco luego se encontró con la comunidad católica de Luxemburgo en la Catedral de Notre Dame, a la que invitó a reflexionar sobre algunos temas como el “recibir”, una tradición secular en Luxemburgo. “Los animo a permanecer fieles a esta herencia y a seguir haciendo de vuestro país una casa acogedora para todo el que llame a vuestra puerta pidiendo ayuda y hospitalidad”, dijo Francisco aludiendo a los migrantes que no siempre son bienvenidos a Europa.

Los encuentros en Bélgica

En Bruselas Francisco se encontró con el rey Felipe de Bélgica y su esposa, la reina Mathilde además de representantes de la sociedad civil y el cuerpo diplomático al que dirigió un mensaje en el Castillo de Laeken. “Europa tiene necesidad de Bélgica para llevar adelante el camino de la paz y de la fraternidad entre los pueblos que la componen”, dijo Francisco aludiendo a Bélgica como “el corazón de Europa” porque aloja entidades importante de la Unión Europea. “En este momento histórico Bélgica tiene un rol muy importante. Estamos cerca de una guerra casi mundial” dijo Francisco. “La concordia y la paz son una tarea y una misión, una misión incesante por cultivar”, añadió citando además “dos calamidades” presentes en Europa: “el infierno de la guerra que estamos viendo y que puede transformarse en una guerra mundial, y el invierno demográfico para lo cual tenemos que ser prácticos y tener hijos”.

Y sobre los abusos sexuales que también habían mencionado el rey y el primer ministro en sus discursos, el Papa dijo “es una plaga que la Iglesia está afrontando con decisión y firmeza, escuchado y acompañando a las personas heridas y actuando en todo el mundo un programa de prevención”. “Esto es una vergüenza que hoy todos nosotros debemos tomar en mano, pedir perdón y resolver el problema”, indicó. Francisco que también mencionó las llamadas “adopciones forzosas”, un hecho que se produjo en Bélgica entre los años 1950 y 1970 porque si una mujer soltera se quedaba embarazada era condenable y era obligada a abandonar su bebé para darlo en adopción. Por último Francisco pidió a los gobernantes que se “asuman la responsabilidad, el riesgo y el honor de la paz” alejando la guerra, y recordó como algo dramático, que en algunos países, una de las inversiones que más ganancias dan son las fábricas de armas.

En la Universidad de Lovaina, el discurso de bienvenida del rector Luc Sela, explicó al Papa las actividades que hace la universidad para ayudar a integrar a los refugiados porque “necesitamos, una cultura que ensanche las fronteras, que no sea sectaria ni se ponga por encima de los demás, sino que, por el contrario, se meta en la masa del mundo, aportándole la levadura buena, que contribuye al bien de la humanidad (…) Como comunidad académica nos oponemos a la globalización de la indiferencia, a las ideologías que destruyen la diversidad”, concluyó.

El sábado 28 el Papa saludó brevemente a varios representantes de la Unión Europea y de organismos de Naciones Unidas y se encontró con obispos y sacerdotes de Bélgica y también con miembros de la Compañía de Jesús. Francisco llegó a Roma este domingo en torno a las 15 horas locales.