“Osvaldo rescató la verdad histórica. Los pobladores rescatan la memoria. Nos falta la justicia” define desde Alemania Esteban Bayer --hijo del reconocido investigador de las huelgas patagonicas-- tras declarar en forma virtual ante el Fiscal federal de Caleta Olivia, Lucas Colla, durante las audiencias que impulsan un Juicio por la Verdad por la masacre de 1500 obreros rurales fusilados y desaparecidos por el Ejército argentino entre 1920 y 1922, en tierra santacruceña.

Un hecho silenciado durante 103 años por los poderes institucionales que hoy puede ser iluminado en un juicio que dignifique “no solo a los ciudadanos santacruceños sino a toda la sociedad”, afirma la abogada María José Román, quien sigue el caso desde 2020. Al año siguiente se presentó un proyecto de ley para declararlo delito de lesa humanidad. No se había sustanciado todavía el Juicio por la Verdad sobre la masacre de 1928, en Napalpí, que hoy integra los antecedentes de este proceso.

Sobre esa base, más “las investigaciones de Osvaldo” –reunidas en sus cuatro tomos de La Patagonia rebelde-, hoy, familiares de las víctimas representados por Román llevan adelante la querella que pide esclarecer el asesinato de los obreros de las estancias, empleados de los hoteles o transportistas que se plegaron a la huelga de los peones rurales que paralizó en ese entonces la esquila de hacienda lanar. Y fueron asesinados por ese reclamo, por orden del Estado nacional.

Ocurrió que los estancieros no cumplían con el convenio que garantizaba para sus trabajadores un lugar digno donde dormir, una hora de descanso en la jornada de 12 o 16 horas, un paquete de velas ¡por mes!, o un botiquín con instrucciones en castellano. Para aplacar la huelga se decidió una campaña “del Ejército, Gendarmería y Policía enviada por el gobierno del radical Hipólito Yrigoyen y el saldo fue esta masacre” repasa Bayer hijo, periodista e investigador, como su padre, en diálogo con Página/12.

Los hechos develados por Osvaldo hoy permiten que el caso puede llegar a juicio, explica Román quien representa a los familiares de Alejo López, Albino Argüelles y José Rogelio Ramírez: “tres de los líderes más relevantes de las luchas por las huelgas. Se suman documentos como los aportados por Esteban Bayer: “Hay cartas manuscritas que mandaron a mi padre testigos de los hechos, o telegramas que mandaban al Ministerio del Interior el Ejército o la policía narrando su versión del desarrollo de la huelga y de la represión. Estos telegramas… no sé de dónde los sacó Osvaldo, pero están en su archivo", observa Bayer, custodio del acervo familiar. 

Los familiares de las víctimas

Isabel Soto también declaró en forma virtual, desde Chile. Es hija de Antonio “el Gallego” Soto, Secretario general de la Federación Obrera Regional Argentina (FORA) que logra huir junto a doce sobrevivientes y se exilia en Chile. Isabel aportó datos sobre la vida de su padre, su vida de perseguido político tanto en Argentina como en Chile.

“Ya no viven ni los ejecutores ni las víctimas, pero los que promueven la querella y dan paso a esta denuncia judicial, por primera vez, son nietos y bisnietos que pueden probar el vínculo por documentos y actas de nacimiento que algunos guardaban como parte del legado de esos familiares fusilados en la marco de las huelgas” describe la abogada.

Sus representados son emblemáticos: Tomás Ruggiero, bisnieto de José Rogelio Ramírez y de Purificación Fernández. Su bisabuela “Pura” es una de las mujeres expatriadas tras las huelgas. En el vapor El Argentino “la deportan a España junto con sus cinco hijitos, una vez que fusilan a su marido -refiere Román- y desde España inicia los trámites para recuperar el cuerpo de su marido y los documentos de sus hijos nacidos en Argentina”. Tomás vuelve a la Argentina y hoy es parte de la querella.

Amalia Carrizo tiene 89 y es otra de las querellantes. Su mamá, Aurora López, era hija de Alejo López, líder sindical fusilado. Y ambas fueron muy activas pidiendo saber dónde está el cuerpo de López. Se presume que fue asesinado junto a José Font -“Facón Grande”-, ya que estaba en su columna cuando es ejecutado por orden del teniente Benigno Varela. Amalia busca justicia “por la memoria de estas luchas y para que se esclarezcan estos crímenes” sostiene su abogada.

Néstor Dafinotti también integra la querella junto con su hermano Antonio. Son nietos de Albino Argüelles. “El único líder de aquellos muchachos que era porteño” recuerda Dafinotti sobre su abuelo Albino, herrero, cuadro político del socialismo. “Cuando lo matan tiene 25 años, era diciembre, mi madre había nacido en enero, tenía un año. No lo conoció” lamenta.

La reparación histórica

Fueron asesinados y enterrados en fosas comunes. Desaparecidos en la inmensidad de la Patagonia. Pero la memoria social reivindica el reclamo y hay mesas de la memoria que han podido señalizar varios lugares de entierro. “Por el trabajo de Osvaldo”, coinciden los entrevistados, “familiares de los fusilados que quieren que la justicia establezca que allí se cometió un crimen y que hay responsables”, apunta Esteban Bayer.

Declararlo crimen de lesa humanidad señalaría la responsabilidad del Estado. “Y no solo a través del Ejecutivo y del Ministerio del Interior, ya que hay corresponsabilidad de todos los que ejecutaron ordenes emanadas del Ejecutivo –se refiere a las fuerzas de represión activa- pero también hay responsabilidad civil: la Sociedad Rural Argentina con sus socios miembros, estancieros que fueron marcando a los cabecillas que había que fusilar, o la Liga Patriótica” enumera.

También señala “la desidia o la falta de interés político que es una complicidad, por el silencio de un siglo del Congreso de la Nación, ya que a pesar del pedido de una Comisión investigadora; a los pocos meses de los fusilamientos; la mayoría radical se impone y declina, se hace cómplice. También la iglesia que nunca dijo nada sobre esta atrocidad. Y la justicia que no operó a pesar de tener la información disponible”.

“No hay un interés económico” en la intención de la querella, sostienen los involucrados, sino un interés en establecer la verdad. Así “podríamos mirar hacia adelante, rescatando nuestra historia para aprender” propone Bayer. Tras ese fin continuarán las audiencias aportando “documental probatorio” para una querella “que continúa abierta” añade Román, e invita a sumarse “a los descendientes de las víctimas que puedan probar su vínculo familiar”, para dotar a la fiscalía de mayor cantidad de pruebas y se logre llevar el caso a un Juicio por la Verdad. 

"Esto no es un cuento de Osvaldo Bayer"

“En los sucesos de los años ‘20, '21 y ‘22 del siglo pasado, que no fueron un conflicto armado sino un justo reclamo laboral, el único líder de aquellos muchachos que era porteño, era mi abuelo Albino Argüelles” explica Néstor Dafinotti. Médico con residencia en el barrio porteño de Palermo, Dafinotti declaró en Caleta Olivia por la querella que busca llevar el caso a un Juicio por la Verdad. Y habla de su abuelo herrero vinculado a la huelga de los metalúrgicos en los talleres Vasena. Allí en el ‘19 hay una huelga: “Entra la policía y a palo limpio mata a dos trabajadores. Como mi abuelo había sido dirigente es perseguido. Y empieza su migración en busca de trabajo en Patagonia donde abundaba la demanda de herreros. Mi abuela estaba embarazada y mi madre no lo conoció”.

Albino Argüelles, formado en el socialismo, llegó al sitio cuando estalla el reclamo “por las condiciones de vida semejantes a la esclavitud”. Esto produce la huelga “que las corporaciones que ya existían y son apellidos conocidos, como Braun y Menéndez Behety, logran aplacar porque el gobierno central entiende que debía terminar y lo termina con el fusilamiento de 1500 trabajadores".

“Los liderazgos fueron ‘Facón Grande’; Albino mi abuelo herrero, fundador y jugador del club Huracán; Ramón Ourterello; y “el Gallego” Soto el único que no acepta el mandato de la asamblea de quedarse, y se va. Con su hija Isabel nos vinculamos por este reclamo que no es económico. Nos mueve poner en su lugar quién es un héroe y quién un asesino, quién reclama un derecho y quién es un fusilador empedernido”.

“Esto se hace conocido por la pluma de Osvaldo Bayer y su rigor absoluto. Hoy tenemos monumentos, avenidas, recordatorios en Santa Cruz. Incluso Osvaldo en una de sus últimas nota que titula ‘Perfidia y poesía’, cuenta que se encuentra con la hija del fusilador y con mi madre”.

A las cenizas de su madre y de su abuela, Néstor las depositó en el lugar donde se presume está enterrado su abuelo, en Santa Cruz. “Hicimos el reencuentro familiar en la nada patagónica”, relata. “Y llegado el caso vamos a entregar a la justicia el dato genético familiar para dejen de decir que esto es un cuento de Osvaldo Bayer”.

“A esta altura lo que reclamamos los familiares es justicia. Porque la verdad la conocemos, memoria tenemos, nos falta la bandera de la justicia, y que esto sea considerado un crimen de lesa humanidad. Tiene todos los elementos jurídicos para que el fiscal siga adelante y se llegue al Juicio por la Verdad".