Desde Paraná
Castelli es una calle que nace y muere en 100 metros, en lo alto de una barranca del Parque Urquiza de Paraná. Allí tiene su casa el médico Miguel Torrealday, procesado por su participación en la apropiación de bebés durante la dictadura. El barrio, uno de los más exclusivos de esta ciudad, recostado sobre el río, se llenó ayer a la tarde de cientos de militantes de la agrupación Hijos de todo el país que renovaron la metodología del escrache para denunciar la inacción del Poder Judicial y exigirle a Torrealday que rompa el pacto de silencio y brinde información sobre el paradero de un hijo de desaparecidos al que atendió en marzo de 1978.
La acción fue en el marco del congreso nacional de Hijos e Hijas por la Identidad y la Justicia contra el Olvido y el Silencio, que sesiona desde el sábado y hasta hoy en la capital entrerriana, y donde se debate el rol de la agrupación en la coyuntura actual de retrocesos en materia de derechos humanos, negacionismo, políticas de represión y encarcelamiento de opositores políticos. Invitada especial, la referente de Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Taty Almeida, valoró: “Hace tiempo que no hacíamos escraches, pero son necesarios porque son cada vez más los palos en la rueda de la Justicia”.
La actividad finalizó frente a la sede local de Gendarmería Nacional, donde señalaron la responsabilidad de la fuerza y del Gobierno en la desaparición forzada seguida de muerte de Santiago Maldonado. Allí se leyó un saludo enviado por Sergio Maldonado.
El melli
“Estamos acá para que tus vecinos y vecinas te reconozcan como lo que sos: ¡un ladrón de bebés que sólo sabe callar!”. La frase leída megáfono en mano resonó en las puertas de la casa del médico y buscó interpelar tanto a él como a los residentes del barrio de clase alta. Fue parte de un documento en el que explicaron que, en marzo de 1978, Torrealday recibió en su clínica, el Instituto Privado de Pediatría (IPP), a dos mellizos –un varón y una nena– nacidos en el Hospital Militar de esta ciudad, hijos de los detenidos desaparecidos Raquel Negro y Tulio Valenzuela. Varios días después les dio el alta. La beba fue abandonada en un convento de Rosario y entregada en adopción, hasta que en 2008 conoció su verdadero origen. Sabrina Gullino Valenzuela Negro es militante de Hijos y ayer estuvo presente. El destino de su hermano continúa siendo incierto.
En la fachada de la casa quedaron los carteles; uno sobre todo: el que mostraba una foto gigante de Raquel Negro y la frase que se convirtió en consigna: “Torrealday: ¿a quién le entregaste el melli?”. La misma pregunta se podía leer en un pasacalle de 30 metros de largo que colocaron en el Islote Municipal, frente a la costanera paranaense.
“Esta es una herramienta que tiene Hijos porque si no hay justicia hay escrache. No estamos de acuerdo con las dilaciones y trabas que está poniendo la Justicia y además necesitamos saber, como familia, dónde está el melli”, dijo Sabrina a PáginaI12. “Consideramos que el escrache en este momento tiene lugar por muchas razones: porque no están definiendo la fecha del juicio y porque quieren conformar un tribunal unipersonal y así bajar la responsabilidad de los médicos del IPP”, sostuvo.
Son varios los testimonios de las enfermeras que afirman que los propietarios del IPP no podían desconocer que había mellizos internados como NN y que se comentaba que eran hijos de una “subversiva”. Sabrina recordó que se entrevistó en 2013 con los médicos y fue el propio Torrealday quien, leyendo el libro de ingresos y egresos de la clínica, le confirmó que su hermano “salió vivito y coleando de acá”.
“Hoy es un día muy importante que vamos a recordar históricamente. Es muy contundente y valioso que los compañeros se congreguen en este lugar; hace visible el manto de impunidad que se sostiene hasta hoy con los responsables civiles que también hicieron posible el genocidio”, reflexionó.
Torrealday y sus socios David Vainstub y Jorge Rossi están procesados como partícipes secundarios, aunque la querella les imputa una participación primaria, por la retención, sustracción y ocultamiento de dos menores de edad y la desaparición forzada del mellizo varón”. Aunque la causa está elevada a juicio, se encuentra empantanada en el Tribunal Oral Federal de Paraná.
“Por una herramienta que da el Código Procesal Penal y el tipo de requisitoria de elevación a juicio y la imputación que hizo el Ministerio Público Fiscal, los imputados ejercieron el derecho a que sea un tribunal unipersonal el que lleve a cabo el juicio. Esto lo hemos apelado y sostendremos el recurso en casación”, dijo la abogada Sofía Uranga, querellante en la causa. Sucede que desde el año pasado los acusados tienen derecho a que los juzgue un solo juez cuando la pena en abstracto no supere los 15 años de prisión. Pero la querella sostiene que podría caberle una pena mayor por desaparición forzada.