Si “escribir es una manera de vivir”, como dijo alguna vez Gustave Flaubert, en ocasiones hacerlo es una manera de intentar atenazar un pasado que se rehusa a perderse. Dejar sentado en historias de puño y letra aquello que alguna vez fue pero que perdura en el hoy puede ser entonces un camino posible para seguir andando sin olvidar la identidad y los orígenes. Esa idea es la que parece cruzar cadEl final de esta historia