Los gremios de la Corriente Federal y las dos CTA avanzan en la coordinación de una marcha contra la reforma laboral y esta tarde anunciarán su frente común contra la iniciativa del Gobierno. De las conversaciones también viene participando Pablo Moyano. La fecha de la movilización al Congreso podría ser puesta hoy, aunque depende de cuándo sea tratado el proyecto que el Ejecutivo ingresó al Senado durante la madrugada del sábado.
Los dirigentes de la franja sindical que rechaza la reforma vienen hablando desde la semana pasada; las conversaciones incluyen al titular de Corriente Federal, Sergio Palazzo, al gráfico Héctor Amichetti y Walter Correa, de Curtidores –todos de la Corriente Federal–, a Hugo Yasky y Roberto Baradel –CTA de los Trabajadores– y Pablo Micheli –CTA Autónoma–. El dirigente de camioneros Pablo Moyano encabezó el jueves un encuentro con la Confederación Nacional de Cooperativas de Trabajo en la CGT, donde ratificó sus oposición al proyecto, a pesar de las modificaciones que acordó el triunvirato que conduce la central.
“Estamos conversando con Pablo Moyano. Lo vemos en una posición similar a la nuestra”, comentó luego del acto Palazzo.
El escenario para el anuncio de hoy es, justamente, un encuentro de la Corriente Federal en la localidad de Luján, donde los gremios que la integran van a debatir la reforma laboral (y sus patas previsional y tributaria) para definir medidas. A este encuentro van a sumarse, por la tarde, Yasky, Baradel y Micheli; en ese marco, es esperada también la presencia del hijo mayor de Hugo Moyano. En el cierre se leerá un documento y se darán a conocer las medidas contra la reforma.
“Vamos a tratar de articular con todos los afectados: con las organizaciones sindicales y los movimientos sociales, también con la oposición parlamentaria”, señaló ayer uno de los organizadores de la movida.
En este sentido, la marcha al Congreso –que se descuenta será antes del 10 de diciembre– es pensada como parte de un plan de lucha que incluirá otras medidas, como el pedido de reunión a los bloques parlamentarios para exponer los cuestionamientos al proyecto.
Ayer, a horas del encuentro de los gremios, el ministro de Trabajo, Jorge Triaca, minimizó las críticas a la reforma laboral y advirtió que “Hugo Moyano ha acompañado el proyecto”. “Su hijo, Hugo Antonio, participó en la redacción”, remarcó, aludiendo al hijo abogado del dirigente sindical.
En el camino de instalar que el proyecto quedó legitimado por el apoyo de la CGT, Triaca insistió en el que el Gobierno redactó el proyecto escuchando a los representantes de los trabajadores. “Lo hemos hecho de manera distinta, pusimos una propuesta sobre la mesa, dijimos que todos opinen y buscamos el mayor nivel de consenso posible. Eso fue lo que presentamos en el Congreso”.
En este marco, consideró que mientras que “en los años del gobierno anterior el conflicto primaba sobre el acuerdo”, lo que está haciendo ahora el gobierno nacional es “generar un ámbito donde, protegiendo los derechos de los trabajadores, prevalezca el acuerdo sobre el conflicto”. Esto –añadió– dará “previsibilidad” al empleado y al empleador, que sabe “cuál es la contribución que le corresponde”, lo que va a desarmar “el gran negocio que hay montado alrededor, con la industria del juicio”.
Las principales críticas al proyecto enviado al Congreso se centran en que implicará el abaratamiento de las indemnizaciones por despido –incluso tras las modificaciones que acordó la CGT–, licuando así su poder disuasorio. La reforma también habilita una mayor precarización del empleo joven, a través de las pasantías presentadas bajo el eufemismo de “prácticas formativas”, y limita el principio de irrenunciabilidad de los derechos adquiridos. En algunas actividades –como gastronomía, seguridad, limpieza, mantenimiento y transporte de personas– establece que, si hay tercerización, la empresa principal ya no tendrá responsabilidad solidaria, es decir que no deberá responder en caso de incumplimientos de los derechos laborales de los empleados tercerizados.