IOMA dio de baja el segundo de los diez convenios por región, que la unen todavía a la Federación Médica de la Provincia de Buenos Aires (Femeba), a la que acusa de incumplimiento sistemático. Avanza en una nueva estrategia de atención, que incluye convenios con nuevos prestadores, policonsultorios propios y contratación directa de profesionales. El conflicto entre ambas instituciones escala cada semana y nadie en el sector cree que esta rescisión sea la última.

Por considerar abusiva la conducta de Femeba, su socio histórico, exactamente un mes atrás había dado de baja el convenio con la regional que comprende las localidades de Chacabuco, Junín,  Colón, General Arenales, Leandro N. Alem, Chacabuco, Viamonte, General Pinto, Florentino Ameghino, Alberti y Bragado. La misma situación ahora se extiende a Olavarría, Azul, Tapalqué, Alvear, Lamadrid, Daireaux, Laprida y Lincoln.

Cuando se dio de baja el primero de estos convenios, el 1 de septiembre, luego de reiteradas quejas por parte del instituto y sus afiliados, por cobros indebidos, falta de turnos y resistencia a ser auditados, Femeba decidió escalar el conflicto y realizó dos lock outs patronales de dos días cada uno, pero no logró que IOMA diera marcha atrás con la medida. 

Luego solicitó audiencia con el gobernador, con la expectativa de que este se involucrara. Fuentes del instituto no creen que ese pedido sea respondido porque, evalúan, "se juega el futuro de la relación entre ambas instituciones". A la vez, no descartan que la ruptura se siga extendiendo en términos geográficos.

Finanzas y presiones

A lo largo de todo el mes, según comprobó el instituto, las autoridades de Femeba de la regional que abarca  Junín y Chacabuco presionaron a sus médicos para que no aceptasen la contratación directa que ofrece IOMA y a los de la localidad vecina de Lincoln para que no atendieran a pacientes de la obra provincial o lo hicieran con coseguros de 20 a 30 mil pesos.  

Ambos conflictos, en Junín y Chacabuco, y en Azul y Olavarría, comenzaron porque el  instituto recibió reiteradas quejas de los afiliados residentes en esa zona, por falta de turnos de atención primaria, en especial en medicina clínica, pediatría y ginecología, y copagos que llegaban a los ocho mil pesos. El otro punto eran las herramientas digitales de control de gestión, que Femeba se negó a implementar en esos distritos.

"Las herramientas digitales tienen una doble función: por un lado, auditar el gasto médico y por otro obtener datos estadísticos relevantes para planificar", explican desde IOMA. "Todos los sistemas de salud las usan y ellos lo aceptan, pero por alguna razón con nosotros se quieren seguir manejando en papel", agregan. 

En consecuencia, IOMA, que en abril pasado rompió la cautividad que la unía a Femeba desde su creación en 1959, avanzó en una estrategia de atención basada en policonsultorios propios y exploró convenios con otros prestadores. Desde entonces, la tensión fue escalando. Femeba respondió con un lock out de dos días. IOMA descontó de la facturación los días correspondientes a la medida de fuerza patronal.

Ante la certeza de que IOMA evaluaba otras opciones, lo que le permitiría un mejor conocimiento de la cadena de valor y la estructura de costos, que podría exponer los verdaderos márgenes de la federación, sus autoridades reaccionaron solicitando una audiencia al gobernador, con la expectativa de que este retrotraiga las medidas tomadas por unanimidad dentro del directorio del instituto, que preside Homero Giles.

IOMA anunciará en breve un contrato, en teoría más beneficioso para sus afiliados, con el Consorcio del Centro de la Provincia de Buenos Aires (Coceba), que ya presta servicios en la zona al PAMI y a algunas obras sociales sindicales. Integrado por los efectores de salud de los municipios de Olavarría, Laprida, Azul y Daireaux, con un directorio compuesto por los cuatro secretarios de salud, el Coceba fue formado en el año 2000. Cuenta con sus propios sanatorios para internación, médicos de cabecera, especialistas y oficinas administrativas.

Una vez firmados este convenio y otros similares, en el corto plazo, IOMA podrá comparar datos entre los municipios cubiertos por Femeba y otros prestadores. Además de los valores por prestación, podrá observar tendencias, incidencias y porcentajes de distintas prácticas médicas por cantidad de población y detectar, si existieran, casos de sobrefacturación. 

Más allá del capítulo actual, que abarca ya a dos decenas de municipios del centro de la provincia, el momento crítico del conflicto ocurrió en abril pasado, cuando IOMA expuso que la federación retenía, de manera unilateral e indebida, los fondos que el instituto le giraba para actualizar los honorarios profesionales. El monto entonces superaba los 5 mil millones de pesos.

Además de quedarse con dinero, la federación también demora los pagos. Desde La Plata, explican que "IOMA le paga a Femeba treinta días después de presentada la facturación, porque tiene que chequear lo que paga; podría pagar a los médicos diez o quince días después, con lo que el plazo sería de cuarenta o cuarenta y cinco días. Sin embargo, Femeba demora sesenta días más y el profesional termina cobrando a noventa días. La explicación está en las colocaciones financieras que hacen con el dinero de sus bases, algo muy habitual en tiempos de alta inflación". 

La revelación generó un conflicto entre las autoridades de Femeba y los médicos que constituyen sus bases. Los médicos expresaron su enojo en los círculos, que son sus entidades directas y los círculos, que son los que adhieren a Femeba, llevaron ese malestar a la federación. En simultáneo, IOMA abrió la posibilidad de contratar de manera directa a los profesionales que así lo quisieran, previo empadronamiento.

Al respecto, Giles señaló recientemente en declaraciones periodísticas que "la Federación es una sociedad sin fines de lucro pero parece una sociedad anónima que tiene una rentabilidad excesiva y abusiva. Solo en el primer semestre del año tuvo ganancias por 8 mil millones de pesos". 

Luego, agregó que "deberemos resolver la situación a través de los Círculos Médicos como sucede en La Plata, donde funciona correctamente, lo que demuestra que el problema es Femeba. IOMA paga lo mismo por la atención médica en La Plata o en Olavarría pero el recurso no llega del mismo modo".

Lo que ocurre es un clásico del sistema de salud. Con cada crisis económica, la torta se achica y las relaciones entre los distintos eslabones de la cadena se tensionan y envilecen. El fenómeno abarca por igual a institutos provinciales, obras sociales sindicales y empresas de medicina prepaga. 

A lo largo de estos meses de conflicto, la oposición política, tanto del PRO como la UCR, se solidarizó con Femeba. En marzo, la senadora radical Flavia Belmonte, solicitó la interpelación, tanto de Giles como del ministro Nicolás Kreplak. Pero esa medida no prosperó. En cambio, se articuló una mesa de trabajo con los jefes de los bloques. A pesar de que los balances de IOMA son públicos, ninguno de los presentes en aquella reunión los había analizado.

Más recientemente, cuando algunas clínicas marplatenses realizaron un lock out, en demanda de mayores honorarios, los senadores por la Quinta sección Alejandro Rabinovich (PRO) y Alejandro Celillo (UCR), quienes apuntaron directamente sobre Kicillof y lo responsabilizaron por la situación de la obra social.