El 30 de septiembre de 1974, una bomba accionada a distancia mató en Buenos Aires al general chileno Carlos Prats y a su esposa Sofía Cuthbert. Ambos habían recibido asilo político en Argentina a partir del golpe de Augusto Pinochet. Prats, que se había mantenido leal a la constitución de su país, era un blanco de la Dirección de Inteligencia Nacional chilena (DINA), que por entonces todavía no tenía ese nombre; por eso, el crimen fue considerado como uno de los primeros coordinados regionalmente como parte del Plan Cóndor. Este lunes, a 50 años de su asesinato, Prats recibió un sentido homenaje en la Legislatura porteña a cargo de los organismos de derechos humanos.

Del encuentro participaron el embajador chileno en Argentina, José Antonio Viera Gallo junto a una comitiva de la embajada; las tres hijas del general, Sofía, María Angélica e Hilda Cecilia Prats; además de la legisladora porteña Victoria Montenegro y referentes de los organismos de DDHH. “Este recuerdo es imprescindible para establecer un puente con las nuevas generaciones, para no dejar de luchar, por difíciles que sean los momentos que se vivan. Con el deseo decidido de que no se repita la historia”, dijo Montenegro.

“Me consta personalmente de la colaboración real en favor de la democracia y del presidente (Salvador) Allende por parte del General Prats”, dijo por su parte el embajador.

El acto tuvo se inició en la biblioteca de la Legislatura porteña, a la que Sofia Prats donó el libro de memorias de su padre, como “legado de su pensamiento y compromiso con la democracia”. “Mi padre llegó con la idea de escribir la historia epica del ejército de chile. Pero cuando lo amenazan decide escribir sobre la persecución que empieza a vivir. En ese libro está su pensamiento y todas las acciones que hizo para evitar el golpe militar”, contó.

“Anoche, a las 00.40, justo a la misma hora y lugar donde explotó la bomba, nos reunimos la familia para rezar con mucho orgullo”, relató Rosa, otra de las hijas del general. “Estos 50 años no fueron fáciles. En 1975 nos dijeron que el juicio se había cerrado. Muchos años después logramos juzgar a Enrique Arancibia (autor del crimen) acá en Argentina, y en Chile obtener declaraciones del ejército. Finalmente conseguimos justicia en los tribunales”, agregó. “El general Prats murió por el respeto de la democracia. Cuando hablamos de él, hablamos de derechos humanos, y de la necesidad de justicia”, cerró.