Donald Trump quema sus últimos cartuchos. A pocos menos de un mes para la votación presidencial, el candidato republicano y su equipo de campaña diseñan las últimas estrategias para torcer la elección que definirá al sucesor de Joe Biden. Y si bien los ojos están puestos en los swing states (en especial, Pensilvania) el expresidente apuesta por generar un encanto especial con los varones jóvenes como la carta bajo la manga para la victoria. Y para ello trabaja su hijo Barron, de apenas 18 años, y el mejor amigo de este adolescente: Bo Loudon, quien por suerte no conoce el significado de la suma de nombre y apellido por estas tierras.
Ambos niños (Bo tiene solo 17 años) trabajan, casi exclusivamente, para captar el voto incel. Es la denominación de aquellos hombres jóvenes que participan de foros caracterizados por contener mensajes misóginos, fomentar la violencia, difundir opiniones extremistas y radicalizar a sus miembros, como espacio de expresión de una violencia que luego deviene en acción concreta. El término deriva de un acrónimo de la expresión inglesa “involuntary celibate” (celibato involuntario).
Entre sus proyectos más recientes, Barron y Bo recientemente organizaron una entrevista de 90 minutos entre Trump y Adin Ross. Ocurrió poco antes de la cumbre de Trump con Elon Musk. En el primer caso, la transmisión fue vista por aproximadamente 500.000 personas en vivo y alcanzó a 100 millones de espectadores, según cifras compartidas en la cuenta de Truth Social de Trump. La segunda superó esas marcas por amplio margen.
Bo Loudon, quien ha acumulado una considerable cantidad de seguidores en redes sociales, es hijo de la personalidad televisiva Gina Loudon y del exsenador estatal republicano John William Loudon. A pesar de su edad, Bo ya se ha hecho un nombre en los círculos conservadores, codeándose con figuras prominentes como Donald Trump Jr. y Marjorie Taylor Greene.
"Trump valora a los chicos y ve su aporte como un activo", comentó una fuente cercana a Trump en diálogo con el portal británico DailyMail, destacando cómo Barron y Bo presionaron al expresidente para que establezca relaciones con otros creadores de contenido influyentes como el youtuber Jake Paul y el empresario Patrick Bet-David.