“En solo cinco días, la Policía de la Ciudad de Buenos Aires detuvo a 54 menores de edad involucrados en robos y otros ilícitos” tituló recientemente Infobae.

¿Qué significa este número? Prácticamente nada, solo la búsqueda de mostrar un número impactante frente a una sociedad atemorizada.

El dato concreto es que la policía detuvo, probablemente en varios casos arbitrariamente, a niños y adolescentes en situación de pobreza que presuntamente cometieron un delito. La nota no cita el testimonio de los adolescentes, ni sus familiares, ni organizaciones que velen por sus derechos. Sí toma “curiosamente” el testimonio del Jefe de Gobierno porteño y del ministro de Seguridad justificando la baja de edad de punibilidad.

Esta nota es una más, entre tantas, que nos sirve para ilustrar una narrativa. La construcción de desinformación a partir de un dato parcial y descontextualizado.

El monitoreo de noticias sobre infancia y adolescencia desarrollado por la Defensoría del Público concluye que “en medios de Argentina se pudo establecer que las enunciaciones más recurrentes en relación con las infancias y adolescencias tuvieron que ver con hechos de inseguridad y de violencia. El corpus de noticias permitió identificar que niñas, niños y adolescentes se representan, en primera medida, como generadores de diferentes tipos de violencias”. Por otro lado, se identificó que las voces de niñas, niños y adolescentes prácticamente no aparecen. Solo un 6,6 % de las noticias en portales tiene en cuenta el testimonio de chicas y chicos. Y, en el discurso televisivo, el porcentaje disminuye a un 0,7%.

Paralelamente distintos grupos especializados como el CEPOC, señalan que en nuestro país la cantidad de delitos violentos cometidos por adolescentes es ínfima. Asimismo, el Informe del Observatorio de Políticas de Seguridad destaca que los datos del Ministerio Público de la provincia de Buenos Aires de los últimos 14 años muestra “el descenso del total de causas en que se investigan los delitos imputados a personas menores de 18 años”. Se trata de una reducción del 11 % en términos absolutos y del 21 % al considerar las tasas cada 100.000 habitantes.

Mientras los datos son difíciles de visualizar, la desinformación nos atraviesa. Contenidos que apelan a la emoción y al miedo. Posteos impactantes con mentiras o información verdadera descontextualizada que también termina siendo desinformación.

En un contexto donde la violencia de la pobreza avanza una vez más los niños y adolescentes en situación de vulnerabilidad son presentados como el chivo expiatorio sobre el cual pretenden que canalicemos nuestras angustias colectivas. Recordemos que un estudio realizado por UNICEF reveló que en Argentina 1,5 millón de niños y niñas se saltean alguna comida durante el día porque sus padres y madres no tienen para comprar.

Problematizar las miradas que nos proponen/imponen y fortalecer las miradas inclusivas es imprescindible para construir una salida colectiva.

* Licenciado en Comunicación Social UNLZ. Especialista en Comunicación y Culturas UNCOma. Profesor de la UNRN