Las ventas en los supermercados de la provincia de Santa Fe se desplomaron en julio un 23,3% en relación al mismo mes del año anterior, según un informe elaborado por el Centro de Estudios Económicos y Sociales Scalabrini Ortiz (Ceso). A pesar de la desaceleración de la inflación, que la misma entidad advierte a partir de agosto, “los ingresos de las familias no se recomponen” y el poder adquisitivo “no termina de volver a los niveles anteriores” a la llegada de Javier Milei a la Casa Rosada, lo que para la economista Celina Calore explica que la facturación de las grandes superficies comerciales continúe a la baja.

A la vez, la pérdida de la capacidad de compra de quienes perciben ingresos fijos –asalariados privados y públicos, jubilados- devino en “cambios de hábitos” de los consumidores. 

A la adquisición de segundas y terceras marcas que ya se apreciaba en 2023 al ritmo de una inflación altísima, Calore agregó que este año se sumó el uso de la tarjeta de crédito ya no para la adquisición de “bienes durables” -por ejemplo, cambiar un electrodoméstico-, sino para el consumo más inmediato.

Y, también, el escalonamiento de las compras en los supermercados a lo largo del mes, como deseando conjurar la inelasticidad de los ingresos. “Este año lo que notamos es que en vez de hacer una compra grande apenas se cobra el sueldo, se hacen dos o tres compras al mes, un poco más modestas para ver hasta dónde se llega con el presupuesto familiar”, dijo a Rosario/12 la economista del Ceso. “Eso cambió mucho y se ve en la facturación. Hay tickets más chicos”, añadió.

Caída libre

De acuerdo a la medición que realiza el Ceso sobre la venta en supermercados de la provincia de Santa Fe, en mayo la caída interanual fue del 18%, en junio pasado se redujo dos puntos, al 16, y en julio –último mes informado por el Indec- volvió a desplomarse 23 puntos en relación al mismo mes del año anterior.

La medición que realiza el Centro toma los datos de facturación de supermercados que realiza en Indec, con dos meses de rezago. Por eso, este informe del Ceso exhibe los datos de julio pasado. Además, el trabajo toma la facturación de los súper de la provincia y le deflacta no la inflación, sino el Índice de Precios de Supermercados, que elabora la misma entidad.

“El IPS lo llevamos a cabo hace cinco años. La evolución se va condiciendo con los datos oficiales, pero nosotros medimos la inflación de súper y no la total. Le quitamos lo que tiene que ver con servicios u otros rubros”, explicó Calore sobre el IPS.

De acuerdo al índice, la caída de venta en supermercados santafesinos se registró ya por octavo mes consecutivo. “Desde el mes de diciembre empieza la caída brusca que está vinculado a cómo evolucionan los precios”, dijo la economista.

La inflación de los supermercados fue, entre julio último y el del año pasado, del 356%, mientras que las ventas nominales en esas superficies crecieron un 250%. Al restarle la inflación, muestra la caída antes mencionada.

“Los rubros que más cayeron fueron bebidas; artículos electrónicos e Indumentaria, calzado y textiles”, sostiene el trabajo de Ceso.

Inflación y salario

“Lo que vemos a partir de agosto es que nuestro indicador de precios se desacelera mucho respecto de los meses anteriores”, explicó Calore, para agregar que “es un poco lo que se vio en la actividad en general: el primer semestre fue el más duro y a partir de agosto vemos desaceleración de los precios en el supermercado”.

Incluso, la economista sostuvo que cree que “se va a apaciguar mucho la caída o tal vez no caiga” en los próximos meses.

Pero el freno o amesetamiento de la suba de precios, no le correponde una mejora en el bolsillo. “Si bien desacelera la inflación, los ingresos de las familias no se recomponen. Si bien uno va al supermercado y es cierto que las cosas aumentan mucho menos, el poder adquisitivo no termina de volver a los niveles anteriores y se sigue comprando menos que antes”, abundó la especialista.

Puntualmente, Calore señaló la caída real de los salarios del sector público que “están muy pisados” y el ajuste que el gobierno de Javier Milei aplica sobre los haberes de los jubilados.

“En los jubilados incide mucho, porque gastan una buena parte de sus haberes en el súper, y eso se resintió muchísimo”, sostuvo la economista del Ceso.

En relación a los salarios del sector privado, indicó que su evolución es despareja, con algunas ramas de actividad formales que “han tenido mejores paritarias y le empatan o ganan a la inflación”, pero “el grueso de los trabajadores sigue con caída del salario real”.

A pesar de los signos que puedan considerarse positivos, la especialista no cree que el modelo económico del gobierno nacional apunte a un equilibrio de las variables.

“En tanto no se recompongan los ingresos generales de las familias, no va a haber una recuperación económica. No se ven motivos para que eso suceda”, dijo.

“Es cierto –agregó- que la desaceleración de los precios y una estabilidad cambiaria (dólar planchado) da cierto desahogo y lo que hace es mejorar las expectativas. Pero para que esas expectativas se cumplan, se requiere que haya plata en el hogar, que mejore el poder adquisitivo, y eso me parece que no está en la agenda del gobierno”.