En 1976 se organizó en Berisso la primera Fiesta del Inmigrante, un esfuerzo de las colectividades para trabajar unidos. Dos años después, el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires declaró a Berisso “Capital Provincial del Inmigrante” y el municipio la dictaminó como fiesta de Interés Municipal. “La fiesta, para los berissenses, significa un sentido de pertenencia muy grande. El arraigo, el sentir que estamos honrando a nuestros abuelos, a nuestros bisabuelos. El sentido de diversidad en la ciudad es muy grande y todas las colectividades trabajan armoniosamente unas con otras. Esto es notable, en otros lugares las comunidades se han instalado por barrios. En Berisso, las culturas están integradas. Nosotros decimos que es un mosaico cultural” dice Martín Vechiatti, encargado de comunicación.
Berisso atraía inmigrantes ya que ofrecía tierras que pudieran trabajarse, además de que sobre el puerto estaban los frigoríficos Swift y Armour, que ofrecían trabajo. Fueron esos mismos trabajadores que venían escapando de la hambruna y las guerras europeas quienes vieron en la localidad tierra santa. Los mismos se movilizaron en octubre de 1945 y salieron a pie y en camiones desde la calle Nueva York y Marsella para exigir la liberación de Juan Domingo Perón. Por eso la ciudad es conocida como el “kilómetro cero del peronismo”.
“La fiesta es el reconocimiento histórico a quienes decidieron poblar nuestra tierra dejando todo en lugares totalmente lejanos y eligieron a Argentina para su porvenir, para desarrollarse, para crear sus familias, para poder trabajar y hacer una vida diferente. Es el caso de mis abuelos. Todos los conflictos que pudieron suscitarse del otro lado del océano en esta tierra pasaban en un segundo plano porque había que salir adelante. Yo recuerdo una anécdota de mi abuela, que era hija de sirios, llegan acá perseguidos por los turcos y cuando se instalan, se dan cuenta de que los vecinos son turcos, pero deciden no destratarse. Compartían comidas, charlas. Mi bisabuela besaba el suelo argentino de manera literal y decía que esta era la verdadera tierra santa. Pudieron dejar allá todo lo que los angustiaba y transformarlo en festividad, transformar el dolor en esperanza, en alegría. De eso se trata la fiesta” dice Aldana Iovanovich, Presidenta del HCD de Berisso e integrante de la Colectividad Yugoslava.
La fiesta se desarrolló ininterrumpidamente, incluso en la pandemia, cuando se realizó por streaming. También se fue aggiornando a los tiempos. Iovanovich relata que dejaron de realizar la competencia de la Reina de la Belleza,cuando empezaron a cobrar conciencia de que era una forma de objetivar a las mujeres de las comunidades. “A medida que fuimos evolucionando como sociedad entendimos que no está bien organizar un certamen de belleza, nosotros buscamos premiar la representación cultural. Desde entonces realizamos la elección de la embajadora y el embajador cultural, dónde se tiene en cuenta cómo representan a su cultura, el conocimiento que tienen sobre la misma, cómo la difunden, su oratoria, entre otras cosas. Antes las chicas se exponían en vestido de noche, hoy por suerte, ya no” dice.
La fiesta es una forma de motorizar la economía regional de la ciudad y las ciudades aledañas, además de fomentar el turismo y el intercambio cultural. Se puede participar de actividades deportivas, como regatas, maratones, de concursos de sabores. Se puede degustar comidas típicas de todas las comunidades en el Paseo Gastronomico, en dónde se elige el plato del año. Además hay actividades artísticas y shows.
La fiesta se desarrolla en el Parque Cívico, en tres grandes carpas. Las actividades siguen hasta el 13 de octubre y se pueden consultar en la página web de la Municipalidad de Berisso.