Más de un tercio de las 50 mayores empresas del mundo están controladas por milmillonarios que actúan como directores ejecutivos o accionistas principales. Esta concentración de poder económico está profundizando las desigualdades a nivel global, especialmente en América Latina y otras regiones del Sur Global, según advierte un informe reciente de Oxfam. El documento resalta cómo esta desigualdad extrema está obstaculizando los esfuerzos multilaterales para abordar los desafíos globales más urgentes, como la crisis climática, la pobreza y la injusticia fiscal.

El informe, titulado "Multilateralism in an Era of Global Oligarchy", subraya que el 1 por ciento más rico del mundo controla más riqueza que el 95 por ciento de la humanidad. Además, a pesar de que los países del Sur Global cuentan con el 79 por ciento de la población mundial, solo poseen el 31 por ciento de la riqueza global. Esta brecha en la distribución de los recursos es una de las principales barreras para el desarrollo equitativo y está alimentando un sistema global cada vez más oligárquico. Según Oxfam, este sistema permite que los individuos ultrarricos y las grandes corporaciones ejerzan un control desproporcionado sobre las decisiones políticas internacionales, lo que perpetúa las desigualdades y socava la capacidad de los países menos ricos para influir en la toma de decisiones multilaterales.

En América Latina, una de las regiones más desiguales del mundo, este fenómeno se experimenta de manera particularmente severa. Los países de la región se ven limitados en su capacidad de abordar problemas fundamentales como la pobreza, la deuda y el cambio climático debido al control que las élites económicas ejercen sobre las principales corporaciones. 

Según el informe de Oxfam, “el 1 por ciento más rico no solo concentra una parte desproporcionada de la riqueza, sino que también utiliza su poder económico para influir en las políticas globales que mantienen esta concentración, erosionando las instituciones democráticas y debilitando los esfuerzos para crear un sistema más justo.”

"Los países más ricos y las corporaciones que controlan a menudo tienen interés en mantener el status quo, impidiendo esfuerzos internacionales para encontrar soluciones más equitativas a problemas clave como la justicia fiscal, la salud pública global y el cambio climático", sentencia. Esto crea un círculo vicioso en el que los intereses económicos de los más ricos continúan creciendo, mientras que las mayorías quedan marginadas en los procesos de toma de decisiones internacionales.

Un claro ejemplo de esta dinámica es el caso de la evasión fiscal a nivel global. Oxfam destaca que poderosas corporaciones y los ultrarricos utilizan su influencia para moldear un sistema impositivo que les favorece, minimizando los impuestos que pagan y privando a los gobiernos de los recursos necesarios para invertir en servicios públicos y desarrollo sostenible. “La carrera hacia el fondo en los impuestos corporativos ha sido devastadora para los países del Sur Global, que dependen en gran medida de estos ingresos para financiar salud, educación e infraestructura”, señala el informe.

Además, la concentración de riqueza está estrechamente vinculada a la concentración del poder corporativo. Oxfam revela que las corporaciones globales, en su afán de maximizar los beneficios para sus accionistas, impulsaron políticas que priorizan los intereses privados sobre el bien común. Un ejemplo claro es el papel de las grandes empresas farmacéuticas durante la pandemia de COVID-19, cuando las compañías se resistieron a compartir tecnologías que podrían haber permitido una distribución más equitativa de las vacunas en todo el mundo. "Este tipo de comportamiento corporativo no solo perpetúa la desigualdad, sino que también pone en riesgo la vida de millones de personas en el Sur Global, que carecen de acceso a medicinas y vacunas vitales", advierte el informe.

Oxfam concluye que revertir el movimiento hacia una oligarquía global requiere una mayor solidaridad entre los países del Norte y del Sur. Inspirándose en iniciativas históricas como el Nuevo Orden Económico Internacional (NIEO) de 1974, Oxfam llama a los países del Sur Global a seguir liderando la lucha por la equidad: "Las demandas de soberanía sobre los recursos, la transferencia de tecnología y el alivio de la deuda siguen siendo tan relevantes hoy como lo eran hace cincuenta años".