"Baitearé, baitearás, baiteará otra vez, que los astros te van a ver", escribió alguien en X (la ex Twitter), reversionando el estribillo de Astros, uno de los hits de Ciro en formato Los Persas. Fue mientras Los Piojos, la vieja-nueva banda del cantante, amontonaba señuelos sobre un posible regreso que tardó en anunciarse y, cuando finalmente lo hizo, trajo de arrastre un escándalo inédito en la cultura rock doméstica.

Con el retorno confirmado y el hecho consumado, la versión 2024 de Los Piojos parece mostrar su actualización a los tiempos que corren no tanto en la música como en sus modos: ¿hubo una estrategia deliberada para ir largando señales a cuentagotas y, de ese modo, aprovechar el empuje que las redes sociales tienen ahora y no cuando la banda estaba en activo?

Entre el primer indicio que detonó la pólvora de la manija y la noticia que oficializó el regreso pasó casi un año: el 9 de septiembre de 2023, Ciro Martínez recibió en el escenario de Vélez a Piti Fernández, descongelando de ese modo el vínculo más descompuesto de los ex-Piojos, mientras que el 4 de septiembre de este año los perfiles virtuales de la banda publicaron formalmente los dos primeros shows en el Estadio Único de La Plata para diciembre. Ahora ya escalan a siete, y nadie se anima a asegurar que no vaya a haber más, además de la confirmación del grupo para Cosquín Rock 2025.

En el medio de ese año se sucedieron indicios que, a la luz del tiempo, bien podrían leerse como una cadena deliberada de pistas dosificadas para inducir un interés creciente, de a poco. El primero que hizo tronar la atención ocurrió por mayo, cuando se estrenaron las cuentas oficiales de Los Piojos en varias redes sociales. Cosa que la banda no había tenido pues en sus tiempos de actividad Twitter era un experimento en ascuas, Facebook se usaba para hablar entre amigos e Instagram no estaba en el radar de nadie. La excusa fue la publicación del show despedida, el 20 de mayo de 2009 en River. Aunque su título no fue "Último Concierto" ni nada así, sino Ritual Piojoso.

En simultáneo apareció un pasacalle en Ciudad Jardín, el hábitat fundacional del grupo, con una frase sugerente: "No te sorprenda volverme a ver". Era una estrofa de la canción Morella. Y a las pocas semanas, Ciro Martínez dio una entrevista al ciclo Líbero Vs de TyC Sports con el pretexto de promocionar la gira que Los Persas iban a dar por Estados Unidos en simultáneo a la Copa América.

Consultado sobre el rumor, el cantante mantuvo el tono futbolero de la charla y tiró la pelota a la tribuna: "No te puedo decir si es imposible o no ¿Indicios? Pueden ser cosas que el que quiere pensarlas, lo hará como quiera. Lo que hay, de momento, es un disco del último show", fue su respuesta. Y agregó: "Son cosas que inventa gente que está muy al pedo".

Durante todas esas maniobras, Los Piojos fue tendencia en redes, generándose un operativo clamor entre sus fans. ¿Por qué tanta demora en confirmar el anuncio? Cualquiera podría pensar que todo era parte de una estrategia digital en tiempos del bait, término que la socialmedia acuñó para el contenido "carnada" (tal su traducción al español), que atrae interés y genera viralidad independientemente de su veracidad.

Curiosamente, cuando la banda hizo finalmente el anuncio del regreso y se comprobó lo que hasta entonces parecía algo posible, estalló por detrás algo inesperado: una cadena de cruces y acusaciones entre sus propios integrantes, especialmente cuando Micky Rodríguez explicó en su cuenta de Instagram que no sería parte de la vuelta. El bajista y co-fundador -que, en los hechos, fue el que más vínculo mantuvo con Ciro tras la disolución de la banda- sacudió el ánimo un día antes de la puesta a la venta de las entradas para la saga de recitales en La Plata.

En la misma jornada que Micky lanzó duras acusaciones sobre la gestión del regreso ("Me sentí hostigado, maltratado, subestimado, ninguneado"), algunos de sus ex compañeros le devolvieron dardos envenenados: el baterista Dani Buira lo ninguneó diciendo que "cada uno es responsable de sus actos", mientras que Piti fue más explícito al asegurar que "Miguel miente". Ciro, en tanto, sigue todo a distancia, océano de por medio, mientras lleva adelante una extensa gira europea con presentaciones en España, Dinamarca, Irlanda e Italia.

Si todo esto último también formó parte de una campaña promocional, funcionó muy bien: los shows, que en principio iban a ser dos, ahora escalaron a siete: 14, 15, 18, 21 y 22 de diciembre, además del 25 y el 26 de enero. Seis ya tienen el cartel de sold-out, especialmente por la paranoia de los fanáticos que protestaron por las colas virtuales y las demoras para la compra que generaba la plataforma Ticketek, única vía para munirse de los tickets. Finalmente, a la multitud no pareció importarle demasiado esta salida al sol de trapitos sucios.

La memecracia, en tanto, hizo lo suyo ofreciendo la ironía como antídoto para encontrarle explicación a un retorno que fue tan estruendoso y demandado como desprolijo. Una actualización del capítulo de Los Simpson sobre Los Médulas, ficción sobre la ficción de los Spinal Tap: "Con ustedes, Los Piojos", dice el presentador, desatando un conflicto de consorcio entre los músicos, ya que uno sostiene: "No somos Los Piojos, sino Ritual 87", en mención al grupo autotributo de Micky y Buira. Otro se pregunta si en realidad no son Ritual Piojoso. Y el baterista muestra su parche de bombo con la leyenda Ciro y Los Persas.

Un usuario random de X, en tanto, fue al hueso y puso en evidencia ciertas contradicciones del público promedio de recitales de estadios: "Se quejan porque no está el bajista de Los Piojos y pagan para ver al Indio en holograma". A baitear, mi amor, vamos a baitear.


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