La apuesta de Benjamin Netanyahu por una "guerra total" en Oriente Medio está muy cerca de convertirse en una realidad, sin que nadie le pare los pies. La invasión israelí del sur del Líbano en la madrugada del martes, acompañada del bombardeo de Beirut, Damasco y el sur de Siria, tuvieron la luz verde de Estados Unidos, que se ve incapaz de controlar al primer ministro de Israel y, de facto, ha cedido gran parte de su influencia en la región al extremismo que gobierna el Estado judío.