En La Libertad Avanza están nerviosos y la oposición lo percibe: el gobierno no tiene los 86 votos para blindar el veto a la ley de Financiamiento Universitario. No todavía, al menos. El impacto de la masiva marcha universitaria cumplió con la expectativas y, a pocas horas de que Javier Milei publique el veto en el Boletín Oficial, los opositores ironizan: "Están complicados los héroes". La frase la pronuncia un dirigente radical y la reafirma un ex macrista que, por estas horas, trabajan en juntar los dos tercios para defender la ley. Los cañones apuntan a las fuerzas provinciales y los radicales M, que se mueven incómodos ante la perspectiva de colaborar con un veto que, esta vez, los perseguirá hasta sus ciudades. El partido, sin embargo, lo definirá el PRO: a la espera de que Mauricio Macri baje línea, los diputados amarillos se retoban y amenazan con faltar si no hay una línea política clara.
Caminando por Callao, casi llegando al Congreso, se los ve pasar a todos: Martín Tetaz y Martín Lousteau a la cabeza de la columna de la Juventud Radical, Maxi Ferraro con un grupo de dirigentes de la Coalición Cívica, Nicolás Massot y Emilio Monzó, el cordobés Oscar Agost Carreño con el socialista Esteban Paulón y, a unos metros, las radicales Danya Tavela y Carla Carrizo. Más temprano, hace solo unos minutos, Germán Martínez, Cecilia Moreau, Paula Penacca y el resto de la bancada peronista había enfilado hacia el centro de la plaza. A unos metros están Myriam Bregman y el "Chipi" Castillo. Todas las fuerzas que impulsaron la Ley de Financiamiento Universitario habían marchado al Congreso y habían confluido, por primera vez, en un mismo acto. "No vaya a ser que logremos rechazar el veto, no es joda la universidad", deslizó, exaltado, un dirigente que participaba por primera vez en su vida en una misma marcha con el kirchnerismo.
La presión de las universidades
La marcha había mostrado una radiografía de los votos existentes para rechazar el veto, pero la clave estaba en las ausencias. La ley se había aprobado en Diputados con 144 votos a favor y 77 en contra, un escenario mucho más complicado que el del aumento a las jubilaciones. Pero los diputados que habían participado de la movilización - peronistas, radicales, lilitos, pichettistas, izquierda e, incluso, algún que otro PRO - le enviaban un mensaje a los indecisos: la sociedad trazaba un límite con las universidades. El escenario había cambiado y el veto a los jubilados no era el mismo que el veto a las universidades.
El argumento funcionaba fundamentalmente con dos sectores: las fuerzas provinciales de Innovación Federal e, incluso, los cinco radicales M que ya se habían dado vuelta para acompañar el veto presidencial a la reforma de la ley de movilidad. "Acá muchos son profesores, no van a poder volver a pisar la universidad. Les van a empapelar las paredes con sus caras", explicaba una diputada radical. En efecto, los salteños y misioneros de Innovación estaban incómodos: todos y todas habían votado a favor de la ley en agosto y mascullaban contra la decisión del gobierno nacional de haber recortado fondos que, en muchos casos, la provincia había tenido que salir a suplir. Y varias, como la salteña Pamela Caletti, era docentes en la universidad nacional de su provincia.
La oposición necesita que Innovación, que había ayudado a blindar el veto al aumento a las jubilaciones, insista en la ley o que, de mínima, se ausente. Y la mayoría lo está analizando. Motivados, por un lado, por la caída de la imagen pública de Milei en las encuestas. Y, por el otro, porque el gobierno no termina de garantizar en el Presupuesto 2025 las obras que necesitan en la provincia. "Nos llamará el gobernador el día de la sesión y nos enteraremos", confesó un dirigente misionero.
Los 87 héroes
El mayor problema del gobierno, sin embargo, es que no termina de poder contar con los 87 "héroes" que lo ayudaron a blindar el veto a los jubilados. De los cinco radicales oficialistas, solo Mariano Campero y Luis Picat se muestran firmes en el rechazo a la ley (ambos se ausentaron en la votación de agosto y adelantan que acompañarán al gobierno). El caso de Martín Arjol, Pablo Cervi y Federico Tournier es más dudoso: los tres están siendo presionados por el resto de la UCR y se muestran acobardados ante el impacto de las movilizaciones en defensa de la educación pública en todo el país.
El verdadero origen de la incertidumbre oficialista, sin embargo, es la ambigüedad del PRO. El gobierno, en teoría, solo necesita nueve votos más que la elección de agosto para consolidar el veto: un número mucho más accesible que la votación por las jubilaciones. Sin embargo, el PRO, que había votado en contra de la Ley de Financiamiento Educativo, no termina de confirmar si acompañará al gobierno. El bloque está a la espera de que Mauricio Macri siente postura y, hasta entonces, ninguno - excepto los más bullrichistas que resisten al liderazgo de Macri - tiene interés en jugársela por el gobierno en una guerra impopular que, la mayoría, cree que podría haberse evitado.
"¿Tanto quilombo por un costo del 0,14 por ciento del PBI?", se quejaba una diputada macrista que, como muchas en el bloque, empezaron a amenazar con no ir el día de la sesión (que se especula que será convocada la semana que viene). Las críticas se acumulan y, mientras más dura Macri en salir a bajar línea, más ruidosas se hacen. Los macristas no quieren salir a inmolarse por el veto sin tener confirmado, antes, que Milei tiene garantizados los 86 votos para sostenerlo en el recinto. "Si no están los votos para esto, los radicales y los peronistas se van a llevar la ley y la victoria política y nosotros vamos a quedar como los forros que perdieron sin siquiera ser gobierno", mascullaba un importante dirigente del PRO a cargo de aglutinar al bloque detrás del veto, y agregó: "Que hagan el número finito y si están los 86 seguros ok".
En el PRO saben que tendrán algunas pérdidas - como Álvaro González y Héctor Baldassi, que ya anunciaron que votarán a favor de la ley -, pero quieren evitar que cada uno termine haciendo lo que quiera. Y sin un mensaje de Macri será imposible. "Macri se va a hacer el loco hasta último momento para que Milei le de bola y lo pague para ayudarlo. Pero si lo siguen cagando va a hacer lo mismo que con los fondos de la SIDE", anticipó un dirigente que conoce a Macri hace muchos años.