¿Cómo narrar una lucha en tiempo presente? ¿Cómo volver a narrarla una y otra vez, y que siga vigente? En Ilegal, la lucha por la legalización del aborto en la Argentina, la historia se cuenta como un rompecabeza de voces: Cinco mujeres, seis abortos y cuarenta años de activismo. Carla, Anahí, Viviana, Araceli y Julia abortaron. “Algunas, debieron hacerlo en la clandestinidad, otras bajo el protocolo de ILE”, dice la sinopsis de este documental que deslumbra por el tono: cada testimonio profundiza en una experiencia siempre singular. En la película que dirigió Estefanía Andreotti, con producción de Danalí Riquelme y coproducción de Pamela Carlino, se suman las voces de Celeste Loizaga, médica, integrante de la Red de Profesionales de la Salud por el Derecho a Decidir y de Mabel Gabarra, una de las pioneras.

Esta tarde, a las 18, Ilegal se estrena en el Festival Latinoamericano de Cine de Rosario, en El Cairo Cine Público (Santa Fe 1120), con entrada gratuita.

El eje de Ilegal son los testimonios. “Estábamos buscando personas que hubieran atravesado un aborto y empezamos a recibir un montón de gente que se nos acercaba para compartirnos sus experiencias, sus historias. Nos juntamos con las chicas, porque sabíamos que había que crear ese espacio cálido, porque es algo muy sensible. La relación comenzó como un vínculo de trabajo y al día de hoy tenemos hasta un vínculo de amistad”, contó Riquelme.

El clima íntimo traspasa las pantallas. “Ellas nos compartieron sus casas, sus espacios de trabajo y nosotras ahí con dos cámaras, un equipo de sonido, un equipo muy chico, ya te digo, éramos siete u ocho cada vez que íbamos a grabar. Queríamos que cuenten en primera persona, cómo había sido para ellas atravesar sus abortos”, expresó Riquelme.

Cada testimonio tuvo su espesor y hubo algún denominador común. “Viviana abortó por primera vez en el 82, y también estamos hablando de abortos que sucedieron en el 2018, y todas coinciden en que sintieron alivio al poder llevar adelante su deseo, su derecho a abortar”, sigue Riquelme.

Desde México, donde está viviendo, Andreotti cuenta sobre las decisiones estéticas, además del cuidado de las entrevistas. Se esmeraron en el tratamiento del material de archivo,querían “que tuviera ritmo” y sobre todo, contexto, “para que también las personas que no están embebidas en la historia argentina, entiendan de dónde viene esta lucha, porque Argentina constantemente está atravesando un contexto difícil cada 10, 15 años. Entonces, si no es la dictadura, es la hiperinflación, el corralito, o algún gobierno que se pone difícil. El material de archivo nos ayudó mucho a darle dinámica, y también a darle un tratamiento estético diferente”.

El documental nació como una tesis de Andreotti y Riquelme en la licenciatura en producción y realización audiovisual de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), de Rosario. Corría 2019. “Toda nuestra carrera estuvo atravesada por el feminismo”, afirman las dos. Cuando mostraron un trailer en la plataforma Pulsar, de la provincia de Santa Fe, se sumó Carlino. Además de un apoyo económico provincial recibieron fondos del Instituto Nacional de Cine y Artes Audiovisuales.

Andreotti cuenta cómo la tesis se convirtió en una película. “Fue recibida de una manera increíble, todo el mundo se emocionaba, nos dábamos cuenta de que las entrevistas tenían un poder enorme, y también no sólo hablaban mujeres que atravesaron un aborto en la clandestinidad, sino también una médica que va contando todo el proceso de cómo realizarse un aborto, ya sea ambulatorio o quirúrgico, y también tenerla Mabel Gabarra, quien hace una historización de la lucha desde la última dictadura hasta la actualidad. Todo eso le dio un valor muy grande a nivel educativo, y emocional también. Entonces, decidimos buscar la manera de terminar la película de una forma más profesional, digamos para eso tuvimos que recaudar fondos”, relata Andreotti.

Los tiempos fueron vertiginosos, y las obligaron a hacer cambios. “Al dilatar el estreno comercial después de recibirnos, pasó la pandemia, parecía que la ley se volvía a presentar y tal vez se aprobaba, entonces después de que la ley se aprueba volvimos a hacer una entrevista e hicimos un segundo corte, y ahora cuenta el proceso completo hasta que la ley se aprueba”, sigue la directora. No hubo estrenos oficiales, pero sí algunas funciones especiales en espacios como el Museo de la Memoria de Rosario y la declararon de interés desde el Concejo municipal El mismo año ganaron el premio Incaa. “Entonces, pudimos terminarla como queríamos”, plantea.

El equipo de trabajo fue enteramente de mujeres y disidencias, algo que las realizadoras subrayan. “Eso hizo también que se genere la intimidad que no he visto nunca en una película sobre aborto, entre la cámara, el equipo, y la persona entrevistada que está poniendo la cara y el cuerpo para contar algo que, durante muchos años, estuvo oculto en sus vidas, fue un motivo de vergüenza, de dolor, y que en el momento en el que atravesó la pantalla y pudieron contarlo a cámara, para ellas fue una liberación y un empoderamiento con las decisiones que han tomado sobre sus cuerpos. Realmente, fue muy emocionante”, sigue Andreotti.

En tiempos de embates hacia los derechos conquistados, el documental recobra vigencia. “Año a año van pasando diferentes cosas y que hoy se estrene en este contexto impolica resistir y seguir”, dice Riquelme, quien se define como parte de lo que se llamó la marea verde. “Vengo de Concepción del Uruguay, una ciudad muy chica de Entre Ríos y no tenía mucha idea, no crecí sabiendo qué era el aborto. Cuando llegué a estudiar mi cabeza explotó, porque estábamos justo en Rosario”, asegura.

Se sorprende porque “parece que pasó mucho tiempo” y en realidad, es una lucha vigente. “Hace un tiempito pudimos presentar Ilegal en la cátedra de aborto de la Universidad Nacional de Rosario, y decíamos que parece que pasó un montón de tiempo, pero en realidad no. Seguimos en lucha, intentando conseguir conquistar nuestros derechos. Ahora la ley está, se tiene que cumplir”, se explaya Riquelme.

Así llevan Ilegal a todos los festivales y ahora la ponen a consideración de todo el público, a la espera de tener nuevas pantallas. “La película siempre tiene una recepción increíble, la gente se nos acerca muy emocionada, hay muchísimas mujeres que hablan por primera vez de sus abortos después de ver la película, como entendiendo que hay un lugar de oscuridad que ya no están obligadas a habitar”, cuenta Andreotti.