La historia de Luigi Lo Rosso, un simple chatarrero de la isla de Capri, se transformó en un sorprendente relato. En 1962, mientras buscaba objetos de valor en los sótanos de casas abandonadas, Lo Rosso encontró un lienzo enrollado que cambiaría su vida y la de su familia para siempre. Este cuadro, que en su momento no despertó gran interés, resultó ser una obra original de Pablo Picasso, valuada en más de 6 millones de dólares.
En sus años mozos, Luigi Lo Rosso recorría los rincones olvidados de Capri, en busca de tesoros ocultos que pudieran tener algún valor en la casa de empeño de su familia en Pompeya. Fue así que, a sus 24 años, encontró el cuadro: una pintura al óleo que mostraba a una mujer vestida de azul con labial rojo. Sin saberlo, se llevó a casa una joya del arte contemporáneo. Su esposa lo limpió y lo colgó en la pared, renombrándolo cariñosamente como "el garabato".
"Mi madre no sabía lo que tenía", compartió Andrea Lo Rosso, el hijo mayor de Luigi. Con una mezcla de nostalgia y asombro, relató que en su infancia nunca imaginó que aquel lienzo tuviera un valor incalculable. Fue durante su etapa escolar que se dio cuenta de su importancia, al reconocer la obra en un libro de historia del arte. El cuadro, titulado "Buste de femme Dora Maar", es un retrato distorsionado de la fotógrafa y poetisa Dora Maar, musa de Picasso.
Durante años, la familia investigó cómo podría autenticar la pieza. Para esto contactaron a varios historiadores del arte, quienes inicialmente negaron su autenticidad e incluso insinuaron que podría haber sido robado. Sin embargo, la historia dio un giro en agosto de este año, cuando el experto en arte Luca Gentile Canal Marcante, junto a la grafóloga Cinzia Altieri, confirmó que la firma del cuadro es, efectivamente, de Picasso. "No hay duda de que la firma es suya", afirmó Canal Marcante en una declaración.
La valoración actual del cuadro ronda los 6 millones de dólares, pero podría aumentar aún más si se obtiene el certificado de autenticidad de la Fundación Picasso en París. Ante este contexto, la familia Lo Rosso se encuentra expectante y emocionada, esperando que su hallazgo sea finalmente reconocido a nivel internacional.
"Estoy feliz, pero aún queda un paso por dar", reflexiona Andrea. La historia de su padre, que comenzó con un simple hallazgo en un sótano, ahora es un relato de perseverancia, arte y redescubrimiento. La historia de este tesoro escondido en Capri recuerda que los más grandes secretos del arte también se pueden encontrar en los lugares más inesperados.