Blanca y Patzi migraron de Bolivia a Argentina, dejaron a sus familias y su tierra pero trajeron con ellas la memoria de sus ancestros aymaras y quechuas y en sus cuerpos, la construcción de lo colectivo. De esas historias reales trata A través de la tierra, la nueva película documental de las directoras Malena Bystrowicz y Loreley Unamuno, que se estrenó este 3 de octubre y sobre la que charlamos en esta entrevista.

¿Cómo nació la idea de hacer la peli?

MB y LU: --A través de la tierra es un poco la hermana de nuestra película anterior, Mujeres de la Mina, (que está disponible en cine.ar). Hay muchos puntos en común, la hicimos juntas, durante un montón de años, también mostrando la vida de mujeres trabajadoras, indígenas, bolivianas, y haciendo foco en la fortaleza que les daba la organización sindical, y sobre todo las redes entre mujeres, generando una salida posible desde lo colectivo. A raíz de ir proyectando y mostrando, Mujeres de la mina, nos fuimos conociendo con personas de la comunidad boliviana en Buenos Aires. La comunidad migrante más grande de Argentina. Conocimos a muchas mujeres, referentes de organizaciones y luchadoras de diferentes espacios, liderezas. Ellas nos inspiraron a contar sus historias. En un comienzo nos enfocamos en el trabajo textil, había muchas historias de talleres clandestinos, explotación e injusticias de larga data. Luego fuimos abriendo nuestra indagación hacia cuestiones estructurales como el racismo y la discriminación. 

¿Cuánto tiempo les llevó hacerla?

--Fueron 7 años que acompañamos a Blanca y a Patzi en el devenir de sus vidas, construimos una relación de mucha confianza y cariño. Por supuesto con el tiempo, la idea inicial se iba transformando a medida que nos sumergíamos y nos entregábamos a lo que ellas nos invitaban a ver. Pasaron un montón de cosas: empezó en medio del macrismo que perseguía migrantes, atravesamos la pandemia, el golpe de Estado en Bolivia, la ola feminista a pleno, viajes, muertes, nacimientos, construcciones y deconstrucciones. La clave para nosotras es dejarnos atravesar y que esa idea inicial necesariamente se transforme con lo real y con lo subjetivo, con lo que ellas proponen y lo que nosotras sentimos. Ese ida y vuelta permanente, ese fluir, nos ayudó a construir un espejo de todas, más allá de la coyuntura. Buscamos componer, entre todo esto, una mirada cinematográfica, política y sobre todo amorosa de sus historias.

¿Cómo fue recibida en los festivales donde ya se proyectó?

--El documental se proyectó muy poquitas veces, está recién terminado y solo circuló en algunos festivales, de los cuales no pudimos estar presentes en todos. A las pocas proyecciones que pudimos acompañar las directoras también vinieron algunas veces Blanca y algunas veces Patzi. Y cuando están ellas es mucho más conmovedor y potente lo que sucede.

Hay una anécdota que puede servir como ejemplo de lo que hasta ahora viene generando el documental. La peli participó en FICPBA en el Festival Internacional de Cine de la Provincia de Buenos Aires y tuvo 3 proyecciones en ese contexto de las cuales pudimos estar en 2 junto con Patzi. Una de las proyecciones fue en la UNLA (Universidad Nacional de Lanús) y una estudiante de la Universidad que estaba sentada entre el público pidió la palabra y comentó, muy emocionada, que su padre era paraguayo y su madre boliviana, que ella y sus hermanxs nacieron en Buenos Aires y que ella era la primera de la familia en ir a la universidad. Habló de ser consciente de la diferencia de clase, de su color de piel, y que estaba orgullosa de su origen, recuperando los saberes ancestrales de sus abuelas. Finalmente nos felicitó porque le parecía muy emocionante ver una película en la que se cuenten esas historias como la de ella y la de Patzi.

Por otro lado, nosotras pensamos que estas historias también son posibles porque vivimos en un país donde la educación es pública y gratuita y justamente hoy, en este contexto, hay que defenderla. No sólo la educación, sino también la salud, las jubilaciones, las infancias, las diversidades, la cultura, los derechos.

¿Y van a ir al Encuentro en Jujuy con la película?

--Sí, después del estreno en Buenos Aires y en varias ciudades del país, entre ellas San Salvador del Jujuy en el marco del 37 Encuentro Plurinacional de Mujeres y Diversidades queremos pasarla en todos los barrios, en las cooperativas, en las fábricas, en las universidades y en cada lugar donde resuene. Está todo por delante y en la realidad actual de Argentina y el mundo, es necesario apelar al amor, a la empatía, al pueblo.

En palabras de una de la una de las protagonistas, Pazti: “esta tierra es mía, de mi pueblo aymara quechua que son pueblos milenarios, es tierra de orígenes milenarios, pluricultural, pluridiversa. Nuestras raíces se van enriqueciendo con otras identidades, vamos creciendo con otros y otras, con otras culturas. Desde mi lugar, entendí mi identidad cuando me encontré con otros y otras, ahí pude entenderme indígena en la urbanidad y comencé a nombrarme como quechua aymara (mi madre es quechua y mi padre es aymara) y reconocer mi identidad me fortaleció muchísimo y me dio orgullo. Dejé de lado la vergüenza que me hacía sentir la sociedad blanca, racista, que maneja estereotipos de belleza cuando mis rasgos son diferentes, pero cuando entendí mi identidad y la lucha que dieron mis pueblos contra la colonialidad me llené de orgullo. Creo que de eso trata el documental de reconocernos como hijes de las comunidades preexistentes”.  

Todos los días a las 20:30 hotas en el Cine Gaumont.