"Me fui para otro lado", dice Pedro Blumenfeld. La última vez que apareció en el NO fue en 2022, como integrante de la banda Limón. Pero durante el confinamiento este egresado de la UBA en Ciencias Sociales había retomado su faceta comunicadora, y comenzó a formarse y probarse en el videoarte. La metamorfosis le salió tan bien que hoy, a través de su alias Melon Manga, se tornó en referente argentino del arte glitch y es uno de los realizadores de video analógico más convocados por la escena musical local. No sólo en lo que a videoclip se refiere, sino también en los shows. Es por eso que el festival Mutek Argentina le encargó las visuales del set que ofrecerá el DJ Carlos Alfonsín este viernes a partir de las 20 en Artlab. "De la nada pegó a nivel cultural esta textura VHS", afirma.
- ¿Qué pasó con Limón?
- Nos tomamos un tiempo.
- ¿Cómo se desató esta pasión tuya por el video analógico?
- En la pandemia armé un Instagram con el álter ego de Melon Manga y comencé a subir mis exploraciones visuales. Me di cuenta de que los procesos digitales que hacía desde el celu o la compu emulaban este finish de video analógico. Entonces decidí subir nada más que video analógico, y a partir de ahí me convertí en un artista de glitch analógico.
- ¿Ya te habías metido con el rollo audiovisual?
- Dirigí videos y curé la estética de los discos de Limón. Arranqué con el video de forma autodidacta, a los 16 o 17 años, trabajando en Fiestas de 15 y esas cosas.
- ¿Cuál fue el clic para dedicarte al glitch?
- El encierro lo pasé en Tigre. Con este Instagram que armé, generé video a partir de un software de IPhone llamado Cliché. En paralelo, una amiga me pasó un flyer sobre un curso de video analógico que daba Javier Plano, profesor de artes electrónicas de la UNTREF. Con Limón me tomé este camino de forma solemne, y ahora tenía ganas de conectar más rápidamente. Subía un video por día y, mientras mi Instagram crecía, me llamó un amigo para trabajar en un video de Taichu. Eso decantó en la convocatoria para hacer el proceso analógico para un videoclip de Wos. Mi nombre apareció en el ambiente, y Simón Poxyran me propuso que le hiciera las visuales de su Metamorfosis Tour. Eso me llevó hasta Marilina Bertoldi y Neo Pistea...
- ¿Cómo fuiste definiendo tu propio lenguaje?
- Lo que propongo con esto es ver la materialidad del video. Para hacer este proceso analógico uso hardware de video: cámara de VHS, tele de tubo, mixer y sintetizadores de video. La utilización de este hardware, a través de la señal analógica descompuesta, me permite manipular el video en tiempo real, a partir de la síntesis, del glitch y del voltaje. Por ejemplo, filmo un video en VHS, ese video lo filmo luego en la cinta, y más tarde lo vuelvo a reproducir. Todo este proceso genera una imagen abstracta, muy cercana al videoarte.
- Esa textura vintage no sólo es próxima a los '80, sino que también resulta psicodélica y hasta lo fi.
- Mis primeras referencias fueron argentinas, como Elefante Diamante. Era el acercamiento a lo visual mediante la textura y la estética. Cuando entré de lleno en esto, encontré al artista holandés Yovozol, que me permitió expandir mi horizonte. También fue influyente Tachyons+, que hizo videos para Tame Impala y trabajó en la nueva película de Alien. LZX Insdistrie, Mezcalin, FreedomEnterprise, Bpmc y AndreiJay son otros nombres a tomar en cuenta. Me metí en un grupo de Twitter y vi que hay un mundo ahí. Es de nicho, y todos se conocen.
- ¿A quiénes destacás de la escena glitch argentina?
- Milagro de Catamarca, Mutti, que trabaja con Bohemian Groove. Están además Jotta, que es un pibe de La Plata, y Nyzuz. Juntos empezamos a armar la camada de glitch analógico en Buenos Aires.
A raíz de la revolución interna que experimentó, el artista visual de 26 años abrió "la pestaña del videoarte a nivel intelectual", tal como él mismo ilustra. "Descubrí a Bill Viola y Nam June Paik, con la movida (neo dadaísta) Fluxus. Modificando mensajes de Nixon, haciendo una crítica al dispositivo técnico de la televisión o innovando sobre dónde está el espacio del artista y el espacio de la obra", describe. "El año pasado empecé a exponer obra. Hago instalaciones de tele, más tirando a un lado de galería. Al principio arranqué con una cámara de VHS de mi papá, una tele de tubo de un amigo y un módulo que soldé, pero fui investigando sobre los equipos que necesitaba. El primero que me ayudó fue un amigo, porque en los '90 su padre tenía un estudio de televisión, que ahora era un depósito de tecnología obsoleta. Así comencé."
- ¿No es una paradoja que el futuro apunte al pasado para presentar vanguardia?
- Me interesa la modernidad como sistema de pensamiento. Si hay algo loco en la vuelta a lo material en el video, y en esta movida a nivel cultural y social del physical media, es que la gente conecta con eso. Hay algo que mantiene la esencia de la obra, más allá de que sea retro o no. Existe una crítica al consumo de información a través de los dispositivos técnicos. Ante el surgimiento de video generativo mediante IA, es interesante cómo hay un corrimiento de las otras tecnologías. Lo que vengo a reivindicar es el espacio del artista frente al dispositivo técnico.
- ¿Usás IA?
- Sí, la uso para hacer video y texto. Tengo una mirada de antideterminismo tecnológico en ese aspecto. No creo que la tecnología sea buena o mala. Me parece que la fascinación por la inteligencia artificial y todas estas lógicas puede generar un corrimiento del ser humano en estas cuestiones. Intento narrar eso en mi obra.
- ¿Entonces lo obsoleto sigue siendo funcional?
- Hay una fascinación por lo nuevo, y hay que discutir eso. Me decidí por el video analógico porque me parece más vanguardista y estético que otras cosas.
- ¿Tus herramientas de trabajo son una consecuencia del reciclaje?
- Cien por cien. Hay una reivindicación, desde el dispositivo técnico hasta la teoría artística. Lo que hago tiene que ver con el arte glitch, que es el arte de lo roto. Es muy amplio. No sólo es analógico, también se puede hacer de muchas maneras. Es el arte del error, lo que permite darle nuevo significado a las cosas y poner en duda a otras. Lo mío va un poco por ahí.