A solo 10 meses de iniciado el Gobierno de Javier Milei, la situación del consumo masivo ya es insalvable. Con las ventas en un derrumbe persistente de dos dígitos, las empresas del sector entraron en un proceso de desesperación para intentar contener la crisis y corregir, de alguna manera, el rojo de los números anuales. Tan pronunciada es la caída que quedaron fijos en hipermercados los descuentos diarios del 25 por ciento sin tope de reintegro; mientras que el sector de comercios mayoristas acaban de lanzar un evento especial de remate de mercadería a precio bajo para ver la posibilidad de recortar pérdidas.
Según supo Página I12, el consumo masivo tendrá, en septiembre, una caída interanual de entre 17 y 18 por ciento, la más alta del año. Y no sólo eso: por primera vez en la historia, habrá 12 meses consecutivos de baja en el consumo en supermercados, comercios chicos, pymes y chinos. Eso se verá tanto en las mediciones de la consultora Scentia como en las de Nielsen, las dos que mejor miden el asunto. El escenario es inquietante, pero fácil de entender. Lo explican de esta manera los empresarios del sector: aún con una inflación tres veces menor a la que dejó Sergio Massa, el consumo no reacciona y hasta se ve en la caída de recaudación del IVA en septiembre.
¿Por qué pasa eso? Los ceos indican cuatro puntos, que tienen que ver con la política de ajuste del Gobierno: 1. Los precios regulados (tarifas, sobre todo) no paran de subir y las familias pagan eso y recortan en los super. 2. Esa desregulación total de precios hace que los hogares no sepan cuál será su prepuesto de gastos fijos el mes siguiente. 3. Como el Gobierno no dice cuándo frenará la recuperación de rentabilidad de las empresas vía remarcación de tarifas, la gente se reprime y no gasta. 4. Si bien los Alimentos y Bebidas suben menos que la media del IPC, la devaluación de diciembre los puso en valores muy elevados, y eso hace que aún en este contexto, no sean accesibles.
Lo peor del contexto es que ya, a esta altura del año, el sector del consumo se juega más de la mitad de la facturación anual y descartan que no habrá buenas ventas en la temporada alta de las Fiestas.
Los mayoristas, en serios problemas
En este escenario, los que peor la están pasando son los comercios mayoristas, que tienen un doble problema: no sólo no colocan mercadería en el consumidor final, sino que la caída en las ventas en los supermercados (sobre todo barriales, que representa el 75 por ciento del consumo) hace que esos comercios les compren menos volúmen. "Son los que están más presionados con los posibles vencimientos de la mercadería, no están vendiendo nada", contó a este diario un importante dirigente del sector.
Esto generó una acción desesperada en el rubro. Los mayoristas lanzaron su semana de promoción para apuntalar las ventas, un "Black Week" con ofertas masivas para consolidar las ventas del sector ante la caída del consumo masivo. La iniciativa se desarrollará en la tercera semana de noviembre para abastecer a comercios y minoristas con la mira puesta en las Fiestas de Fin de Año.
"Queremos que las familias puedan acceder a los alimentos y bebidas con precios promocionales y que los números rojos (con pérdidas) se vuelvan negros (con ganancias) para cerrar el año de nuestros balances", señalaron los directivos de la Cámara Argentina de Distribuidores y Autoservicios Mayoristas (CADAM). Y agregaron que "esperamos que los bancos y billeteras virtuales nos acompañen en esta acción Black".
Lo curioso es que este evento se dio a conocer en el marco del Congreso Nacional de distribuidores mayoristas de productos de consumo masivo (CONAL), del que fue parte el Subsecretario de Defensa del Consumidor y lealtad Comercial, Fernando Muiño, uno de los funcionarios encargados del tema consumo.
"El tarifazo nos demolió"
La incapacidad de compra de los consumidores tiene que ver, según los supermercados, con los aumentos de los servicios públicos. "El tarifazo nos demolió", contó un ceo de un híper de capitales extranjeros a este diario. Es que los costos fijos de las familias subieron entre 200 y 500 por ciento desde que Milei es Gobierno, y eso es consumo masivo reprimido.
Para intentar apalancar ventas, los hipermercados ya dejaron fijo lo que eran ofertas ocasionales: entre viernes y domingo, la mayoría de los grande súper tienen jornadas completas con descuentos de hasta 25 por ciento, sin tope de reintegro, para aquellos que paguen con billeteras virtuales.
El problema con eso, admiten, es que la gente se dio cuenta y "ya consume sólo esos días". Ergo, el resto de los días del mes la venta está planchada. Vale recordar que antes de que llegara Milei al poder, ese tipo de ofertas se usaban para lograr un efecto incremental en las ventas, es decir, una ganancia extra. Hoy, para frenar la caída.
Hace unos días, un grupo de empresarios charlaron con funcionarios del Gobierno y les confesaron que hay preocupación por los números del consumo y que, algunos, están proponiendo "reactivar algo de obra pública". Es que el consumo, sobre todo en el interior del país, depende mucho de ese efecto dinamizador, del movimiento de obreros, que hoy no está porque Milei eliminó todo tipo de trabajos de infraestructura y rutas. Todas reacciones que no sólo no tienen eco en el ministro de Economía, Luis Caputo, sino que tampoco parecen suficientes para administrar semejante escenario de crisis.