“Más de la mitad de la población bajo la línea de la pobreza, ¿no es razón suficiente para tomarnos en serio la situación?”, se preguntan los organizadores de la 5° Feria del Libro de Flores, que se realizará este sábado de 15 a 22 horas en Morón y Artigas bajo el lema “Tomar la palabra”. En las charlas participarán María Moreno, Gabriela Cabezón Cámara, Pablo Katchadjian, Márgara Averbach, Camila Barón, Susana Villalba, Verónica Gago y Liliana Viola, entre otros, y más de 200 editoriales desplegarán sus catálogos. La Ferni estará a cargo de la apertura musical y el cierre será con Carniceros del Amor. En esta edición habrá una feria de vinilos, patio gastronómico, actividades para las infancias y la proyección del documental de La Renga Totalmente poseídos.

Esta feria en crecimiento --que suma expositores en cada edición-- contará con los libros de Prometeo, Abran cancha, Bosque Energético, La parte maldita, Sudestada, Ampersand, Eterna Cadencia, Milena Caserola, Omnívora, La Cebra, Cactus, Caja negra, Club Hem, Cuenco de Plata, Híbrida, Dobra Robota y Las Cuarenta, entre las más de 200 editoriales. En esta coyuntura pareciera que hay que volver a hablarlo todo y desde cero, una idea que Diego Picotto y Andrés Bracony, integrantes de la editorial autogestiva Tinta Limón, organizadora de la Feria del Libro de Flores, tomaron de Susy Shock, actriz, escritora y cantante. “Ella cuenta con una gracia que no podemos reproducir que llegó a la conclusión de que había que hablarlo todo y desde cero una vez que un tachero de voz aflautada se dirigió a ella una y otra vez en masculino, por su voz ronca, se justificaba. Pero Susy, en lugar de mandarlo al carajo, se tomó el laburo de hablar”, recuerda Bracony y precisa que hablarlo todo y desde cero se vuelve "una necesidad imperante" cuando cuestiones como los derechos humanos y las relaciones de género que parecían socialmente acordadas “no lo están tanto”.

“Como si la aceleración de la crisis pudiera llevarse puesto todo. Una crisis que admite diversas genealogías (2008, 2001, 1989, 1976); que se juega a distintas escalas (crisis de endeudamiento, crisis de la reproducción social, crisis ecológica); que es local y, a la vez global, y de la que obviamente desconocemos el final”, analiza Bracony y agrega un puñado de preguntas encadenadas: “¿Hasta qué punto vamos a hundirnos en el barro? ¿Hasta qué punto vamos a permitir el empobrecimiento de nuestras vidas en ciudades implosionadas? Más de la mitad de la población bajo la línea de la pobreza, ¿no es razón suficiente para tomarnos en serio la situación?”.

En el marco de la quinta edición de la Feria del Libro de Flores, coorganizada por el Centro de Formación Profesional 24, la distribuidora La Periférica, la Feria de Artigas, Distrito Comix y Divagario, desde Tinta Limón subrayan que resulta evidente que la crisis se agrava, y no solo por la recesión y el ajuste. “La guerra, a nivel mundial, se expande: hay cada vez más territorios implicados en el conflicto bélico, con armas y tecnologías cada vez más letales. Estamos en medio de una guerra de destrucción masiva, a la escala que a cada quien le toque. Por eso, una vez más, hay que volver a hablarlo todo y desde cero. Y volver a hacerse las preguntas claves: qué hacer bajo estas condiciones, cómo politizar la crisis, qué tipo de redes y de organizaciones son las adecuadas al momento. Porque si bien la experiencia de la crisis no es una experiencia nueva (2001 no late tan lejos), sí se pueden ir abriendo grietas por las que pueda emerger una nueva imaginación política”, plantea Bracony.

“La idea de tomar la palabra es también una puesta en tensión de la proliferación de las palabras en las redes. Todos dicen todo, todo el tiempo, y nadie escucha nada. Todos escriben, nadie lee y discute nada. Todo pasa a una velocidad que la atención no llega a enfocar, no llega a elaborar, a volverlo pensamiento”, advierte Picotto. “No sabemos si como editoriales tenemos algo específico que decir sobre la crisis, más allá de lo que venimos visibilizando como una situación muy delicada de todo el ecosistema del libro. Como todos, intentamos surfear la crisis endeudándonos lo menos posible. Pero quizá tenga sentido volver a decir que, como espacio de producción de textos, emergimos también de una crisis, la de 2001 -recuerda el integrante de Tinta Limón-. Las crisis pueden ser momentos muy ricos, muy fértiles, situaciones que obligan a dejar de lado un montón de certezas que hacen agua y pensar de nuevo. Hay todo un saber estratégico, una inteligencia que desarrollar para poder vivir en las crisis, para atravesarlas sin sucumbir. En Argentina, y en América Latina en general, hay mucha experiencia de este saber hacer de la crisis”.

La ultraderecha oficialista le ha declarado la guerra a la educación, a la cultura en general y a los libros en particular. “Tal vez el camino más sencillo sería dejar a esa ultraderecha del lado de la barbarie: las finanzas contra los libros; el libre mercado versus la cultura”, sugiere Bracony. “Pero hay que desconfiar de cualquier solución tranquilizadora, sobre todo aquellas que nos sitúan del lado del bien contra un mal que es exterior, y que es tan obvio como indiscutido. No vemos que la cosa funcione así. Y quizá no convenga perderse la oportunidad de preguntarse sobre los motivos de esta crisis de legitimidad del aparato cultural, educativo y científico; y sobre todo cómo se vincula con la extendida sensación de frustración que atraviesa transversalmente la sociedad”.

Otra respuesta, conjetura Picotto, implicaría pensar desde la propia perspectiva de esta ultraderecha. “Agustín Laje y algún otro personaje de su calaña entienden que la victoria militar y económica obtenida en el campo de batalla, desde 1976 en adelante, les fue arrebatada en el campo de la cultura por la izquierda, o por cierto progresismo vinculado a la universidad pública, a los derechos humanos, a los feminismos, a las luchas de los pueblos originarios, que ‘adoctrinan’ y ‘hegemonizan’ la cultura. Quizá haya algo de paranoia en la lectura, pero a la vez es evidente que leen bien el modo en que ese aparato cultural, educativo, científico y sindical de la Argentina es, desde hace varias décadas, la tierra fértil de la que emergen los sujetos que limitan la velocidad de las reformas neoliberales y que portan un proyecto que ellos condenan por ‘colectivista’”.

Los editores de Tinta Limón afirman que “la guerra está desatada” y ya no se puede alegar desconcierto ante la ofensiva reaccionaria. “El desafío de mínima es tratar de entender qué es lo que está pasando, qué tipo de metamorfosis social estamos viviendo y a qué tenemos que enfrentarnos. El campo progresista aparece débil y compungido; hay que encontrar fuerza en otros lugares, abrir interlocuciones y despuntar complicidades”, propone Bracony.

*La programación completa de la 5° Feria del Libro de Flores se puede consultar acá.