Al pararse a contemplar la Antártida no se ve un universo monocromático, sino un tenue degradé en matices que van del blanco impoluto al negro de los picos sin nieve de los Antartandes en verano. Es un paisaje en blanco y negro, prácticamente sin vegetación: los pingüinos carecen de una simple ramita para sus nidos y los hacen con un simbólico círculo de piedras. Resultado del calentamiento globalmientras el resto del mundo se desertifica, el sexto continente está cada vez más verde. Y no es una buena noticia