La coalición de izquierda Nuevo Frente Popular (NFP) presentó este viernes una moción de censura contra el gobierno francés del nuevo primer ministro conservador, Michel Barnier, que no tiene posibilidades de prosperar por el rechazo de la ultraderecha de Marine Le Pen a apoyarla. "La existencia de este gobierno, por su composición y sus orientaciones, es una negación del resultado de las últimas elecciones legislativas", reza la moción, que defenderá el martes en la Asamblea Nacional el líder socialista Olivier Faure, según fuentes parlamentarias. La moción también rechaza unos presupuestos que se anuncian como "de mayor austeridad en los últimos 25 años".
Las alianzas toman partido
El NFP ganó las últimas elecciones legislativas que el presidente francés, Emmanuel Macron, adelantó por sorpresa en junio a raíz de la victoria de la extrema derecha en las elecciones al Parlamento Europeo. Con 193 diputados, el NFP quedó lejos de la mayoría absoluta de 289 y Macron decidió designar como primer ministro a Barnier, al frente de un gobierno apoyado por la alianza de centro de Macron y el partido conservador Los Republicanos (LR).
El NFP justifica su moción de censura en la decisión del jefe de Estado de no nombrar a su candidata a primera ministra, la economista Lucie Castets, y en las orientaciones políticas del gobierno de Barnier, que busca recrudecer la política migratoria. El presidente tomó la decisión supuestamente en nombre de la estabilidad, pero el nuevo gobierno también carece de mayoría en la Asamblea Nacional, por lo que puede caer si el tercer bloque en número de diputados, la extrema derecha, apoya la moción de censura.
La diputada ultraderechista Laure Lavalette reafirmó el jueves que no apoyarán esta primera moción de censura, al asegurar que la situación en Francia es suficientemente grave y que no quieren agregar más caos. Le Pen había dicho en otras ocasiones que apoyaría al nuevo premier francés si este responderá a algunos de sus reclamos: garantizar la seguridad, controlar la inmigración, controlar las finanzas públicas y mejorar la vida de los franceses, entre otras cuestiones.
Cae la imagen de Macron
El nivel de confianza de los franceses en Macron cayó en los dos últimos meses con el controvertido adelanto de las elecciones legislativas que dejaron un panorama político sin mayorías y con gran incertidumbre, y se sitúa ahora en el mínimo desde que llegó al Elíseo en 2017. Únicamente un 22 por ciento de los franceses confían en el presidente francés en el barómetro mensual que elabora el instituto demoscópico Elabe y que publicó el diario económico Les Echos este viernes.
Las últimas cifras significan un punto menos que lo que fue el mínimo de sus dos mandatos con la crisis de los "chalecos amarillos" a finales de 2018. Ese movimiento de protesta estuvo inicialmente motivado por el aumento de los impuestos al combustible, pero luego se extendió hacia un rechazo general a las políticas económicas del gobierno, principalmente por considerar que perjudicaban a las clases medias y trabajadoras.
Para los franceses la reciente baja de la imagen de Macron es el fin de la secuencia que empezó con la disolución de la Asamblea Nacional tras las elecciones europeas del 9 de junio, explicó el presidente de Elabe, Bernard Sananès. Lo castigan, según él, por ese adelanto electoral, por la deuda pública y por el sentimiento de deterioro del país.
La popularidad del presidente Macron alcanzó su techo cuando fue elegido por primera vez en mayo de 2017, cuando un 45 por ciento de los ciudadanos franceses decían confiar en él, y tras el bache de la crisis de los "chalecos amarillos" volvió a remontar en 2019 y, sobre todo, en su segunda elección en mayo de 2022. Desde entonces su cuota de confianza fue deteriorándose, sobre todo este año, y en los dos últimos meses la caída fue de 13 puntos porcentuales.
Una de las expresiones más recientes de rechazo a Macron se produjo el 21 de septiembre, cuando presentó la composición de su nuevo gabinete, integrado por varios conservadores de LR, como Bruno Retailleau, al frente del ministerio del Interior, conocido por su postura dura en temas migratorios, y la senadora Laurence Garnier, quien se opone al matrimonio igualitario y a blindar el aborto en la Constitución, como secretaria de Estado de Consumo.
Alrededor de tres mil personas, muchas pertenecientes a asociaciones estudiantiles y feministas, protestaron en París durante el anuncio del mandatario. "Macron, destitución" fue el lema más visible en los carteles y en los cánticos de los manifestantes, que marcharon desde la plaza de la Bastilla hasta la plaza de la Nación.