Tan presente en la literatura como en el cine, el mito de la creación artificial siempre propone una reflexión acerca de la ciencia y la naturaleza humana. Y en cada caso es a través del contraste entre el ente creado y su modelo natural que suele llegarse a la misma conclusión: los seres artificiales demuestran una entereza y una sensibilidad que los seres naturales no tienen. En su obra Cuentos y leyendas, el dramaturgo francés Joël Pommerat expone este tema y lo desarrolla a manera de friso general sobre el cual aborda otras temáticas.

Cuentos… es una ficción documental de anticipación que explora la construcción del yo en la adolescencia y el mito de la criatura artificial”, afirma Cristian Drut en la entrevista con Página/12. El director de la puesta que puede verse los domingos en Planta Inclán (Inclán 2661) describe el ámbito en el cual se desarrollan una serie de escenas independientes entre sí: “Es un mundo futurista donde conviven humanos y robots, en el que se da una constelación de momentos que revelan las ambigüedades de estos diferentes modos de existencia”, explica Drut. El vestuario y la escenografía son de Juana Aguer y Alex Tudisco, respectivamente, el diseño sonoro es de Bautista Sardi y la iluminación pertenece a Alejandro Le Roux.

Compuesto por 9 intérpretes, el Grupo Vapor merece un párrafo aparte: son estudiantes de los primeros años de la UNA, el promedio de edad es de 21 años y la calidad de su interpretación habla de la excelencia de la educación pública y de una institución nacional que les dio su apoyo cuando decidieron llevar el espectáculo adelante, aun cuando no se trataba de una tesis de egreso. Actúan Joaquín Alvarez de Toledo, Violeta Braguinsky, Rita Castro, Ema Cristiani, Alejo Echeverria Bo, Yago Quinto, Carmela Rivero, Bautista Sardi y Juan Tucat. “Con ellos recupero el deseo de hacer más allá de si contamos o no con un subsidio”, asegura el director y agrega, “recupero el deseo de trabajar con gente joven en un espectáculo que va creciendo con el boca en boca”.

“Además de hablar de seres artificiales, la obra pone en juego personajes que están deshumanizados frente a otros que sí creen en los vínculos”, explica el director poniendo de relieve la diferencia generacional, ya que son los jóvenes los que cuestionan las opiniones de sus mayores. Lo hacen, por ejemplo, en referencia a las criaturas biomecánicas, supuestamente concebidas con fines educativos y pedagógicos que los adultos no dudan en imaginar como potenciales esclavos, útiles para llevar a cabo las tareas que ellos no quieren realizar.

En Cuentos…los padres menoscaban la inteligencia de sus hijos, los ignoran o les imponen unos valores cuestionables: “La obra propone una mirada ácida, muy tremenda sobre el mundo de los adultos”, afirma Drut. La falta de escucha y las demandas familiares en la adolescencia es uno de los asuntos recurrentes: “La obra habla de unos padres resignados que rechazan aprender algo nuevo en un mundo que cambió, y esto permite una relectura que dialoga con una situación global que es la nuestra”, analiza el director.

“La estructura episódica de Cuentos…se parece a Terror y miseria del Tercer Reich, de Bertolt Brecht”, compara el director, “una obra que no tiene un carácter lineal en lo que sucede pero que muestra unidad en las ideas que desarrolla”. Acerca de unas discusiones que parecerían cerradas, el director observa: “Parece increíble, pero hay que volver a hablar sobre los derechos entre hombres y mujeres, un tema sobre el cual ya se ha discutido tanto”. Otro aspecto que al director le despierta curiosidad es la razón por la cual la violencia en escena –la forma brutal con que en la obra se constata si una mujer es natural o artificial, por caso- puede tornarse insoportable para el espectador: “Lo que produce la ficción en vivo es muy fuerte, es difícil de pensar por qué sucede esto cuando en la realidad la violencia está presente todo el tiempo en la vida de todos”.

Mundo contemporáneo

Autor de La reunificación de las dos Coreas, estrenada en el Teatro San Martín en 2018 bajo la dirección de Helena Tritek, Joël Pommerat habla en todas sus piezas del mundo contemporáneo. Sus personajes representan un resumen de la sociedad: los círculos de poder económico y político, las órdenes religiosas, los ejecutivos y los trabajadores independientes o precarios. A través de la representación de diversos microcosmos, Pommerat aborda las grandes cuestiones del trabajo, la familia, el poder y los lazos amorosos, cuestionando qué es lo que da a los individuos el “sentimiento de existir”.

*Cuentos y leyendas, en Planta Inclán (Inclán 2661) los domingos a las 20hs.