Las renovaciones aparecen inexorablemente en todas las disciplinas, y el tenis argentino en particular es una donde los valores emergen de manera continua. El factor principal radica en los formadores, quienes se enfocan en generar grandes talentos.
Francisco Comesaña es un joven de 23 años -el domingo es su cumpleaños-, que desde su Mar del Plata natal recorrió el camino que lo depositó en las manos de Sebastián Gutiérrez, el entrenador que también tiene a su cargo a Sebastián Báez y Solana Sierra.
La Academia de Gutiérrez tiene su base en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA), y desde allí fue impulsado Comesaña para encontrarse con un presente exitoso. El jugador se instaló en las semifinales del Challenger de Buenos Aires, y este año llegó a la tercera ronda en Wimbledon y en el Abierto de Estados Unidos.
Los logros los disfruta con el resto de su equipo de trabajo: Manuel Abades (asistente técnico), Nicolás Sac (preparador físico), y Andrés Romanuk (kinesiólogo).
-¿Es fuerte el contraste entre jugar un Grand Slam y participar en un Challenger?
-El nivel es durísimo allá y acá también. Te digo más, un Challenger es una guerra peor, porque todos quieren ganar posiciones para llegar a los Grand Slam, los ATP y todo lo que se pueda. Gran parte de la adaptación que tuve en todas las superficies es por confiar que estaba preparado para hacerlo, y no llegar y ponerme mal porque no me sentía jugando bien en césped por ejemplo. Ahí no estaba cómodo porque no me sabía mover, ya que era la primera vez. En cemento tampoco tuve mucha experiencia, pero me apoyo mucho en Sebastián Gutiérrez (el entrenador) para convencerme que estoy preparado para jugar en cualquier lugar.
-Justamente, ¿cuánto tiene que ver él y su equipo en este momento personal tuyo?
-Desde que empecé a trabajar con él, el salto fue muy grande. No sólo desde lo tenístico sino desde lo personal. Me siento mucho más maduro tanto dentro como fuera de la cancha, así que estoy muy contento de poder trabajar con él.
-Un año atrás dijiste que fue el mejor de tu carrera, ¿y éste como lo considerás?
-Creo que las cosas van sucediendo y el año pasado fue muy bueno. Sin duda, este también lo puedo considerar de la misma forma, con otros complementos que fueron ocurriendo, como jugar los Grand Slam. Estoy disfrutando todos los partidos, y lo que me toca vivir lo hago con mucha intensidad. Eso es lo realmente importante.
-Vos aspirabas a estar este año entre los 50 mejores del ranking, ¿por qué no lo pudiste cumplir?
-Lo dije para poder ingresar directamente en los grandes torneos. Luego van ocurriendo cosas que hacen que tengas que postergar esas metas. Las lesiones, algunas derrotas sorpresivas, y eso te va privando de escalar más en el ranking. Tengo claro que necesito dar el máximo en cada partido y en cada torneo para lograr ese ascenso de posición.
-¿Te imaginaste un piso mínimo en el escalafón?
-No me quiero meter presión, pero uno de chico siempre soñaba con estar dentro de los 20 primeros del mundo. Es muchísimo, pero intentaré todo para poder estar ahí.
-¿Te pusiste como aspiración poder jugar la Copa Davis?
-Eso sería un placer. Argentina tiene muchos jugadores con un alto ranking y un alto nivel de juego. Particularmente, esta semana me siento jugando como en una Copa Davis, jaja. No sé si el equipo argentino tuvo el mismo apoyo en Manchester (Inglaterra), que el que tengo yo en estos días. Me encantaría estar en la Copa Davis en el futuro.
El Challenger de Buenos Aires se desarrolla esta semana en el Racket Club de Palermo, y este viernes se jugaron los duelos de cuartos de final. Además del triunfo de Comesaña 6-4, 6-7 (6-8), 7-5 sobre el peruano Juan Pablo Varillas; el argentino Juan Bautista Torres derrotó 6-0, 6-4 a Camilo Ugo Carabelli; Federico Coria le ganó 6-4, 6-4 al brasileño Gustavo Heide; y el boliviano Hugo Dellien superó 6-3, 1-6, 6-2 al neerlandés Jesper de Jong. Las semifinales se realizarán el sábado, y el duelo decisivo el domingo próximo.