No es un disco lo que van a presentar Los Chaza el viernes 11 de octubre a las 21.30 en Niceto (Humboldt 1358). Benjamín Molina Chazarreta, uno de los biznietos del patriarca del folklore argentino que la creó allá por 2008, habla más bien de la intención de mostrar en público el paso a una nueva instancia. Una especie de reperfilamiento que no solo pasa por cerrar filas con el pasado, a través del repaso de piezas de sus cinco discos a la fecha (Baile Nativo, Orquesta Nativa, En vivo, Perspectiva Interior, y Donde mis sueños se encuentran), sino también por mostrar la posible deriva de la agrupación a través de dos instancias: el recambio de integrantes, y el estreno de nuevas piezas. “Es una sensación muy linda la de poder mostrar cambios ante un público nuevo… siempre tiene como plus llegar a otros oídos y compartir con otras personas”, sostiene el “Benja”, único heredero de don Chazarreta que permanece en el grupo. “Estamos en un momento de reestructuración, de planificar y producir cosas nuevas vinculadas a la cosa de borrar ciertas formas de pensar sobre la música folklórica… urge comunicar que hay una nueva generación de artistas gestando un folklore que está en constante movimiento”.
-¿Con todo lo que implica reacomodarse en medio de este desastroso marco cultural que vive la Argentina, en el que más bien las cosas se desacomodan con destino incierto?
-Es un año muy complejo, sí. La situación económica está muy deteriorada. La cantidad de actuaciones bajó considerablemente con respecto a años anteriores, sin dudas. Sin embargo, nosotros intentamos reinventarnos, buscar la forma de seguir trabajando y también de seguir encontrándonos con la gente. Creemos que esta es la manera de salir adelante de manera colectiva. Por eso, desde hace diez años sostenemos de manera autogestiva la “Chaza Peña”, que incluso fue declarada de Interés Cultural por el municipio de La Plata, porque se trata de una forma de aportar a la cultura y de resistir a las adversidades.
Los cambios han sido tan significativos en el devenir de la agrupación que solo Benjamín y su violín permanecen de la primera formación. “Pato” Molina Chazarreta, el otro heredero del legendario investigador, folklorista y músico santiagueño que la fundó, se fue tras la edición de Baile Nativo, el disco debut. Y solo dos integrantes -el vientista Matías Fourcade y el bajista Juan Guardis- permanecen del elenco que grabó Donde mis sueños se encuentran, el último disco a la fecha. “De todas formas, nuestro propósito sigue siendo el de mantener el acervo cultural que nos identifica con las danzas nativas de nuestros pueblos”, destaca el violinista. Con ello tiene que ver pues un carnavalito 0 km compuesto por Benjamín Labriola, el nuevo guitarrista, y la incorporación al repertorio de clásicos como las zambas “Cuando Llegue el Alba” (Abel Figueroa-Walter Belloso) y “Perfume de Carnaval” (Peteco Carabajal), además de la jota cordobesa como una pieza más de la habitual selección de chacareras, gatos, escondidos, zambas, cuecas, bailecitos y arunguitas -entre otras danzas tradicionales- que sirve el grupo desde sus inicios. En copa nueva, claro.