La jueza Sandra Mabel Sánchez, vocal de la Sala II del Tribunal de Juicio de Tartagal, absolvió a los policías Gabriel Alejandro Pereira y Ariel Miranda, por el delito de homicidio culposo por el que estaban acusados en relación a la muerte de Estéfano Barrios. El padre del joven, Jorge Barrios, dijo que hubo irregularidades en el proceso penal. 

El jueves se recibieron los últimos testimonios previstos y se escucharon los alegatos de las partes. El fiscal Gonzalo Vega solicitó que los policías fueran condenados a tres años de prisión de ejecución condicional y cinco años de inhabilitación especial. 

Ese mismo día la jueza Sánchez dictó su sentencia pero no tuvo en cuenta el pedido de la fiscalía y decidió absolver a Pereira y a Miranda. 

Recién después del veredicto, el padre de Estéfano, que se había esmerado en contratar peritos de parte, entre ellos, médicos y una psicóloga, y en pagar abogados, reveló que comenzado el juicio se enteró que ni él ni la madre de la víctima estaban constituidos como querellantes, porque los representantes legales no realizaron las presentaciones a tiempo. 

Jorge explicó que primero contaba con un abogado que se tuvo que ir a otra provincia, por este motivo contrató a otro letrado y lo responsabilizó de haber dejado vencer los plazos procesales para que pudiera ser querellante en el debate oral y público. Finalmente, el padre indicó que nombró otro abogado pero que no habría podido formular acusación.

Jorge Barrios contestó a la consulta de este diariio desde el cementerio donde se encuentra el cuerpo de su hijo. Dijo que siente bronca por el resultado del juicio y que sigue convencido de que los policías lo "mataron". 

"Ayer lo la jueza no hizo valer mis presentaciones. Los liberó sin nada de nada", cuestionó. "No me dieron (lugar a) que mis abogados sean querellantes, no permitió nada de lo presentado, no hizo valer nada de mis peritos". "La voy a denunciar por mal funcionamiento en el juicio y a otro abogado que encubierto con ellos dejó pasar los tiempos, también lo denunciaré en los colegios de abogados", manifestó Barrios.

"Aquí estoy en la tumba de mi hijo y le estoy diciendo, qué injusticia. Le pedí que su alma me dé fuerza y el Espíritu Santo, sabiduría para vencer al sistema", sostuvo.

Los imputados trabajaban en la dependencia policial de Salvador Mazza cuando el lunes 26 de abril de 2021, en la madrugada, interceptaron a Estéfano Barrios y este terminó muerto con una herida cortante en el cuello, en circunstancias que sólo los policías involucrados conocen realmente. Los dos imputados esgrimieron que el joven se suicidó.

Según estableció la fiscalía, Estéfano Barrios caminaba por la avenida 9 de Julio, a la altura de la plaza de barrio Pueblo Nuevo, cuando fue divisado por Pereira, a cargo de un control preventivo, y Miranda, a cargo del móvil policial 2063 como chofer, quienes se acercaron a Barrios, de quien no surgió que hubiera cometido ningún ilícito.

La fiscalía indicó que el oficial subayudante Pereira descendió del móvil y se dirigió hacia Barrios, éste se asustó y corrió por la avenida 9 de Julio, seguido por Pereira. La versión oficial de la policía es que debido al temor que la persecución le provocaba el propio Barrios se produjo una herida cortante en el cuello con una botella rota.  

Entonces, siguiendo la reconstrucción fiscal, Pereira le colocó las esposas al joven herido, aun cuando ya no representaba peligro alguno, mientras que Miranda se dirigió al móvil policial a buscar una franela para taparle la herida y pedir una ambulancia, sin dar correctamente la dirección donde estaban. Al constatar que Barrios todavía estaba con vida, lo trasladaron y murió camino al hospital.

Vega sostuvo que los policías incumplieron los reglamentos y deberes propios de su cargo, al realizar el procedimiento policial que derivó en la muerte Estéfano Barrios.