En septiembre de 2022 Patricia Ferreyra, integrante de la Comisión de Mujeres de la comunidad wichí Misión Carboncito (en jurisdicción del municipio de Embarcación, en el departamento San Martín), estuvo detenida cinco días. Desde entonces siguió encausada, acusada por el delito de "entorpecimiento de transporte". Finalmente, el 30 de septiembre pasado el Juzgado de Garantías N° 2 de Tartagal la sobreseyó por “extinción de la acción penal por su prescripción”.
Su crimen fue dar comida a sus vecinos que una vez más protestaban en la ruta nacional 53 por las necesidades insatisfechas que en la zona abundan y están instaladas. “Yo ese día pasé y les pregunté. No habían comido nada. Entonces fui y puse la olla eléctrica y cociné un arroz y unas milanesas de carne molida”, contó su experiencia Ferreyra.
Por el corte de ruta ya había policías en el lugar. En un momento los manifestantes comenzaron a despejar la ruta. Fue entonces que ella y su hermano Mauro, que ya estaban en la comunidad y fuera de la protesta, fueron aprehendidos por la Policía.
Tras su detención la llevaron a la Alcaidía de Tartagal, donde estuvo detenida cinco días. Ferreyra relató a Salta/12 que en la detención sufrió maltratos, ni bien la ingresaron a la celda. “Cuando me bajaron la calza le pegué una piña a la que lo hizo”, contó antes de narrar que fue golpeada en la celda en la que había además otras 17 mujeres.
Ferreyra ya venía acumulando miedos que la llevaron a morigerar e incluso suspender distintas acciones para exigir derechos para su comunidad.
Madre de siete hijos, de los cuales dos son niñas con discapacidad por retraso madurativo, Patricia es una de las integrantes del grupo “Guerreras del Arcoiris” que llevaron adelante reclamos de la comunidad Misión Carboncito.
Una de los frentes de lucha es la prevención de adicciones en niños, niñas y adolescentes de la comunidad. Antes de la pandemia, habían denunciado dos suicidios de varones de la población y los habían enmarcado en la adicción al alcohol. A ello sumaban la problemática de venta de drogas. Ambos hombres dejaron hijos pequeños a cargo de sus madres.
“Un estorbo”
Las denuncias por la venta de alcohol y drogas se reiteran en comunidades del norte salteño, que vienen reclamando medidas para frenar este comercio. Incluso en más de una ocasión llegaron a quemar los lugares donde se expenden las sustancias, medida que toman ante la falta de control y de escucha a sus denuncias.
Estas denuncias generan a su vez confrontaciones. En el caso de Patricia Ferreyra, un día fue atacada por dos encapuchados mientras viajaba en su moto entre Embarcación y Misión Carboncito. Le llegaron a sacar la blusa “pero un caballo negro salió desde bajo de un puente que hay en la zona relinchando”, afirmó. Esto evitó la continuidad de la agresión y que sus atacantes se retiraran. Ferreyra recordó que en ese incidente uno de los encapuchados le dijo “sos como una mosca, un estorbo”.
Luego atravesó la experiencia de la cárcel. Y tras ello “volví a mi pueblo y ya es diferente”, dijo, dando a entender que empezó a sentir temor ante lo vivenciado. Sin embargo, “las mujeres de mi comunidad me buscan” para seguir exigiendo derechos. Sucede que Ferreyra continúa organizando el comedor comunitario, y muchas veces “soy la única que hablo” de los problemas de la comunidad, sostuvo.
En la renovación de autoridades en 2023, Ferreyra volvió a ser nombrada presidenta de la Comisión de “Guerreras del Arcoiris” o “Lawú Kha’ Nifuntas” en idioma wichí. En las actas de esta Comisión se sostiene que su objetivo es “velar por la tranquilidad y el bienestar de su sociedad”. En cuanto al comedor, contó que durante los fines de semana solo puede sostenerse sobre la base de arroz blanco.
Por otro lado, afirmó que el problema de las adicciones empeoró desde que una mujer que vive en la comunidad pero no pertenece a ella vende alcohol etílico con ofertas de bidones con dos o tres litros de gaseosas. El preparado es consumido por niños y niñas de la comunidad desde los 9 años de edad.
A este frente de lucha se suma el del agua, que siempre falta. La comunidad solo puede acceder a este servicio a través de un sistema de red que se conecta al pozo de la escuela. Pero desde un tiempo a esta parte el recurso hídrico es insuficiente y la época de calor extremo se avecina.