“En el contexto de crisis de un país se pone más en evidencia todavía la importancia del arte. El teatro cuenta y hace memoria sobre nuestra historia, sin solemnidad, muestra lo que nos pasa a nosotros, a nuestros compañeros y familias. El teatro cuenta nuestros sueños y deseos. El arte nos hace mejores personas. Es fundamental en la vida. La expresión artística debería ser una asignatura obligatoria, porque te devuelve dignidad y la identidad” dice Guadalupe Pita Monzón, autora e intérprete de “Nación Alambre”, una comedia negra basada en hechos reales vividos por ella como secretaria dentro de la Casa Rosada en diciembre de 2001.

El jilguero y el ficus

Nación Alambre pone en escena el último día de Fernando de la Rúa y el primero de Ramón Puerta como presidente, desde el punto de vista de una secretaria muy joven que debe ocuparse de ayudar en la transición. La historia es parte de la vida de Pita Monzón. Pero fue veinte años después que la actriz y abogada de Villa Martelli que decidió llevar a escena su vivencia. 

“Empecé a reconstruir mi memoria. El edecán que me había recibido, el secretario privado del presidente saliente, me había dado su oficina. El secretario me había pedido que le abriera, por favor, la ventana a un jilguero que todas las mañanas se posaba en su árbol. Tenía una especie de ficus que me pidió que le regara. Estábamos en pleno 2001, y había 39 muertos, el país estaba prendido fuego, era todo un disparate, un desastre, una tragedia. Y en ese contexto este señor me dice lo del pájaro, y yo en ese momento no entendía si me estaba cargando. Él se va y la escena era terrible, gente picando y picando papeles” relata Monzón.

Ya en ese momento Monzón veía cierta teatralidad en la escena, de tintes cómicos y oscuros. Los tiene asimismo Nación Alambre, que recibe a su público con los cantos del 2001 y una muestra de fotos de la época. En este contexto a más de uno se le ponen los pelos de punta, y la obra genera en el público risas secas.

El título referencia una anécdota de ese día, de un aire acondicionado que en pleno diciembre tiraba calor en vez de frío. El técnico que llaman para repararlo lo arregla con un alambre. En la obra, el aire acondicionado es una estufa que pierde gas. El título hace sentidocon la frase hecha: “acá atamos todo con alambre. Por un lado, eso no está bueno para nada, pero por otro habla de cierta resiliencia, nos adaptamos a los problemas y seguimos para adelante. Año tras año, crisis tras crisis. Nosotros emparchamos y seguimos, pase lo que pase” dice Monzón.

El estado y el teatro

En tiempos donde los trabajadores estatales son cuestionados y denostados, la obra viene a reivindicar esa figura. “Los trabajadores del estado cuidamos el espacio como si fuera nuestra casa. Lo sentimos nuestra casa”, afirma. Los personajes relucen en sus contradicciones y se alejan de los estereotipos. Incomodan: un mozo menemista que trata de hacer sentir a todos cómodos en el medio del caos, un edecán simpaticón, un jefe de prensa acosador, un secretario poeta y una jefa como “Silvita”, mujer de las entrañas del peronismo que parece una paqueta pero que se arremanga a limpiar a la par de su asistente y la defiende de los acosadores, que se levanta a un trabajador, que critica a la amante del presidente, que defiende a Evita, todo junto y a la vez, mostrando una mujer combativa, pero que no cae en lugares comunes. 

El elenco se conoció en la Biblioteca Popular de Martínez.

En esta época de corrección política, sopla un viento fresco. “Silvita era mi jefa y era la que me defendía cuando yo le llevaba alguna situación de las que atravesaba como veinteañera, de acoso de asesores u otros hombres. Ella era una mina que se plantaba. Siempre se enojaba mucho con las injusticias. Yo un poco emulé ese carácter de Silvita. Ella llegaba siempre y no tenía problema en hacer lo que tenía que hacer. Había que hacerlo porque había que laburar, había que seguir adelante y el país tenía que salir adelante. En esa época era mucho más difícil ser una mujer en este ámbito, ser profesional y que te tomen como tal y no como esa mirada peyorativa que había todavía sobre la mujer, que aún la sigue habiendo. No teníamos ninguna educación de género en ese momento. Ninguna. Ella lamentablemente no pudo ver la obra porque falleció, hace unos años, de un cáncer” relata Pita Monzón.

Siempre la actuación y el derecho formaron parte de su vida. Participaba tanto de los actos escolares como de las asambleas. Fue delegada en su secundaria. Recuerda que cuando era adolescente se incendió kheyvis, un boliche de zona norte. El local había excedido ampliamente su capacidad esa noche y además no tenía habilitadas las salidas de emergencia. La muerte de todos esos jóvenes la marcó mucho y la hizo acercarse a la militancia.

El caos escala

El elenco de Nación Alambre está compuesto por actores y actrices que estudiaban en la Biblioteca Popular de Martínez. Son, además de Pita Monzón, quién interpreta el personaje de Silvita, Yan Androszczuk, Diego Enrique, José Luis Ferrer, Brenda Pisanu, Matias Pugliese, Gabriela Sanchez, Gabriel Scanga. La dirección está a cargo de Sergio Falcón.

“Sergio fue proponiendo otra forma de actuar que al principio nos costó. Nos resistimos como actores y actrices porque no entendíamos hacia dónde él quería llevar la obra, con cierto tipo de repeticiones, con cierto tipo de ritmo frenético, con distintos dispositivos actorales desde la dirección. De a poco nos fuimos dando cuenta que esta era la mejor forma de mostrar nuestra obra porque ya en sí era un absurdo de lo que habíamos vivido. La obra está corrida del realismo, pero cuanto más uno la ve, más se puede ver la realidad de hoy en día. Tiene como algo de los hermanos Marx, la forma. Esta cosa dónde el caos escala y escala. Entonces al principio puede costar el ingreso, pero una vez que uno entra en ese código y acepta el código, ya entró en ese mundo y la gente sale contenta, agradecida e interpelada por lo que dice la obra” agrega Pita Monzón.

Nación Alambre se presenta hace tres años en el Teatro del Astrolabio, casi siempre a sala llena. Se puede ver los viernes a las 21.30 en Terrero 1456. Las entradas se adquieren por Alternativa Teatral