El radicalismo bonaerense elegirá este domingo al presdiente que reemplazará a Maximiliano Abad, el marplatense que se mantiene en ese cargo desde año 2021. Con más de 660 mil afiliados distribuidos a lo largo de toda la provincia, el partido centenario deberá optar entre el exintendente de Trenque Lauquen, Miguel Fernández, y el diputado provincial Pablo Domenichini. En el fondo, la elección también discute dos maneras de posicionarse ante el poder de Javier Milei.
Como viene contando Buenos Aires/12, ambos sectores coinciden en la necesidad de pararse desde la oposición, tanto a nivel nacional como a nivel provincial. La diferencia está en la intensidad en que debe asumir esas distancias, sobre todo con respecto al Gobierno nacional, un tema que tiene a todo el radicalismo alerta.
Fernández es el candidato del oficialismo, impulsado por Abad, tiene a su favor el apoyo de la mayoría de los jefes comunales boinablanca, que le reconocen su rol como par pero también como referente. Mientras gestionaba en Trenque Lauquen, Fernández fue presidente del Foro de Intendentes Radicales y desde allí pegó el salto para acompañar a Néstor Grindetti en la fórmula para la gobernación que ganó la interna de Juntos por el Cambio en 2023. Algún vestigio de aquella batalla interna todavía queda en el debate radical bonaerense, aunque del lado del abadismo le restan importancia.
La evidente capacidad de diálogo y “rosca” que Fernández tiene bien desarrollada es una de las cosas que cuestionan del lado de Domenichini, el candidato que cuenta con el apoyo de Facundo Manes y Martín Lousteau, dos de los referentes nacionales para los que el radicalismo debe posicionarse, sin dobleces, en la vereda opositora a la gestión nacional.
Una primera foto del actual estado del radicalismo estará dado por la participación, que en el 2021 apenas si supero los 110 mil votantes. El escenario es distinto y la fragmentación, también. Abad fue uno de los principales impulsores de la candidatura con la que Manes llegó al Congreso de la Nación en la elección de aquel año. El poder interno también podría definir la suerte del neurocirujano de cara al fin de su mandato y el eventual deseo de revalidar el año próximo.
Aquella elección también fue la última al interior del radicalismo que se peleó voto a voto. Abad se impuso al entonces intendente de San Isidro, Gustavo Posse, por tan sólo cuatro puntos y se abrió camino a una disputa por el protagonismo que quedó suspendida para que Abad fuese reelegido al año siguiente, pero tuvo a ambos dirigentes pujando por la candidatura radical a la gobernación en el 2023. Ninguno de los dos llegó, pero compartirán lista en la elección del domingo donde en el plano de las coincidencias también aparece en el horizonte la necesidad de dejar atrás la etapa de las alianzas con el radicalismo a la cola y volver a apostar por referentes de la Lista 3 encabezando las boletas en la provincia de Buenos Aires.